El Partido Popular trató de defender a su líder. "El discurso de investidura, por ley, es la presentación del programa de Gobierno", expusieron desde el entorno de Mariano Rajoy. Si bien, algunos cargos reconocieron que, principalmente en los primeros compases, fue un "poco rollo". "Pero los que saben de qué va recuerdan que siempre es así", se llegaron a justificar desde el equipo del presidente en funciones.
En privado, nadie llegó a suscribir el calificativo de "brillante" que utilizó Rafael Hernando en el Escritorio del Congreso sobre la intervención de Rajoy. Si bien, barones y altos cargos sí hablaron de un discurso "templado" y "moderado", del que destacaron principalmente su apelaciones al diálogo o su firmeza sobre la unidad de España. "No ha habido agresividad ni leches a diestro y siniestro", sacaron pecho en la Moncloa, que ya avisó el lunes por la tarde que su tono no iba a ser bronco.
Cosa distinta es lo que ocurrirá este miércoles, en el momento de los rifirrafes parlamentarios. En especial, en el caso del cara a cara con Pedro Sánchez. "El rock&roll llegará, si procede, mañana", avisaron los cargos más próximos al líder del PP. "Estamos preparados para todos los escenarios. Si hay que ser duros, se será duro. Pero esto era un discurso de investidura, y había que estar a la altura", se reafirmaron.
Sea como fuere, todo el PP mostró su respaldo a Rajoy. No faltó prácticamente nadie en la Cámara Baja. Desde María Dolores de Cospedal, la secretaria general de la formación, a barones como Cristina Cifuentes. "A mí me ha gustado mucho, me ha parecido un buen discurso", se despidió la presidenta de la Comunidad de Madrid.