Antipatriota. Por primera vez, Mariano Rajoy utilizó ese término para calificar la "actitud" de Pedro Sánchez, elevando todavía más el tono contra el líder socialista, con el que cada vez está más distanciado. "Esta situación de bloqueo en la que se ha instalado cada vez hace más daño a España", denunció, después de que en la cumbre de Bratislava sus homólogos europeos le transmitieran su inquietud ante la posibilidad de unas terceras elecciones. "Están sorprendidos" de que "no se pueda plantear una alternativa razonable", desveló tras despachar con ellos.
De vuelta a España, en su primera incursión en la campaña electoral vasca, el presidente en funciones volvió a poner a Sánchez, con cada vez más enemigos en su propia casa, en la diana. A su juicio, su negativa a negociar es el único motivo por el que el país no tiene hoy un Gobierno en plenas facultades, denunció su "obstruccionismo" y alertó de que la recuperación económica y la creación de empleo pueden darse al traste. Fue entonces cuando se refirió a su "actitud antipatriota" y "poco democrática". "Queremos sentido común. Yo ya solo soy extremista en una cosa, soy extremista del sentido común, que es lo que está faltando en nuestro país", añadió, recibiendo el aplauso de los suyos.
Fue una de las pocas referencias en clave nacional de su mitin en Bilbao. La otra, ya al final de su discurso, se convirtió en un aviso a navegantes tras dos semanas de infarto en el PP por la batería de escándalos que le afectan. "Mal que les pese a algunos, aquí continuamos", proclamó solo horas después de avisar de que Rita Barberá ha dejado de ser su problema una vez se dio de baja como militante. Por supuesto, nada dijo sobre su otrora amiga y aliada, aunque se encargó de afirmar que el PP "siempre se sobrepone" y "podemos estar orgullosos".
Defensa de la unidad nacional
Por lo demás, Rajoy entró en la campaña vasca -aún regresará dos veces más, a San Sebastián y Vitoria- haciendo suyos los mensajes de su candidato, que previamente denominó al PP vasco como el único "dique de contención" ante el PNV. "Quieren borrar cualquier vestigio de España en el País Vasco", destacó Alfonso Alonso, al tiempo que advirtió de la posibilidad de una fractura en las familias como ocurrió con el plan Ibarretxe. Según recalcó, los socialistas vascos no son de fiar. "Pueden entenderse con unos y con otros, normalmente con los malos", en palabras del propio Rajoy.
"Tenemos que sumar, no dividir; aislarse no trae nada bueno. Ocupémonos de los problemas reales y fortalezcamos la recuperación", afirmó el presidente en funciones, que elogió a su candidato. Antes, se mostró un vídeo de campaña en el que Soraya Sáenz de Santamaría, muy próxima a Alonso, fue la principal protagonista. "Quien crea que siendo pequeño va a alguna parte perderá el tren de la historia, y eso es lo que va a evitar el PP aquí y en otras partes de España", continuó Rajoy, que también mencionó la posible quiebra en las familias, algo que –según dijo- ya ocurre en Cataluña.
Fueron alrededor de 700 los simpatizantes que se reunieron en el teatro Campos Elíseos de Bilbao, el mayor acto de fuerza hasta el momento del PP en esta comunidad. Rajoy subirá al País Vasco dos veces más. En esta, hizo una mención a las víctimas del terrorismo y se comprometió a defender un relato real de lo ocurrido con ETA. También hizo suya la promesa de evitar que el euskera sea un requisito imprescindible para los puestos de empleo públicos. "Un médico de lo que tiene que saber es de medicina. No puede haber prejuicios ideológicos", aseveró.