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Rajoy: "Podemos pasar de un bloqueo histórico a una colaboración histórica"

El presidente exhibe fortaleza política y propone grandes pactos de Estado a PSOE y Ciudadanos. Mantiene la incógnita sobre Cospedal. 

El presidente exhibe fortaleza política y propone grandes pactos de Estado a PSOE y Ciudadanos. Mantiene la incógnita sobre Cospedal. 
Mariano Rajoy | EFE

Mariano Rajoy quiso ser prudente tras un año "incierto" lleno de sobresaltos y momentos inesperados y sin precedentes. Si bien, tras la grave crisis política, el presidente observa un 2017 de "metas ambiciosas" que, a su juicio, será un éxito en caso de que continúe la etapa de diálogo, especialmente con el PSOE. "Mi voluntad es que la legislatura dure cuatro años", reiteró, alejando el fantasma de un adelanto electoral. "Lo mejor es la estabilidad, no podemos celebrar elecciones cada media hora". En Moncloa, tras los primeros contactos mantenidos con las fuerzas políticas, son optimistas sobre la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.

En la tradicional comparecencia para hacer balance del año, Rajoy se presentó como adalid de la moderación -recordando nada más empezar el contexto internacional, como la victoria de Donald Trump en Estados Unidos- y repitió una y otra vez su deseo de hablar con todos, aunque evitando entrar en muchos detalles, toda vez se inclina por las negociaciones discretas. Sólo mostró bastante claridad a la hora de referirse al pulso separatista, para enfatizar que no permitirá ningún referéndum y que no cree que reformar la Constitución sea la solución al problema. "Ofrezco hablar " pero "el Gobierno no va a autorizar ningún referéndum en Cataluña para liquidar la soberanía nacional", zanjó, ante las insistentes preguntas de los periodistas.

Tras un año enormemente complejo, con momentos muy delicados en el que su liderazgo fue puesto en entredicho, Rajoy transmitió esa tranquilidad de quién tiene a su partido en calma, sin que nadie ponga en duda su toma de decisiones. No quiso aclarar sí María Dolores de Cospedal -presente en ese momento, como todo su gabinete- seguirá siendo la secretaria general del PP, compatibilizando así ese cargo con el de ministra de Defensa, y su equipo esbozó una sonrisa cuando le preguntaron por la posibilidad de que José María Aznar ponga en marcha un nuevo partido. "De Aznar lo único que le voy a decir es nada", contestó en un reciente copa de Navidad. "No parece probable ese movimiento", añadieron desde su entorno.

Sin cuestiones incómodas sobre las que dar respuesta, a Rajoy se le vio relajado, incluso haciendo bromas cuando se estropeó uno de los focos de la sala tapices de la Moncloa. Y una y otra vez, lanzó mensajes positivos y de esperanza de cara al futuro, pese a su minoría parlamentaria. "Voy a trabajar con intensidad para conseguir que la legislatura sea fructífera", destacó. "Si todos somos capaces de mantener una actitud responsable, podemos garantizar a los españoles un futuro de prosperidad", dijo en otro momento de su intervención. "Podemos pasar de un bloqueo histórico a una colaboración histórica".

Para Rajoy, ha quedado demostrado que la sociedad española es "moderada", huye de la "radicalidad" y está satisfecha de que su clase política se entienda. Y, en este sentido, tuvo palabras de reconocimiento tanto para el PSOE como para Ciudadanos. "No queremos que a Albert Rivera le dé un ataque de celos", soltó recientemente un alto cargo del PP, esbozando una sonrisa. Impasible, el presidente escuchó como un informador sugirió el posible regreso político de Pedro Sánchez, pero no quiso entrar en la vida interna del PSOE. "No tiene ningún sentido que haga elucubraciones ni que muestre mis deseos", afirmó, aunque es conocida su animadversión con el anterior secretario general de los socialistas. Con Javier Fernández, en cambio, despacha discretamente de forma habitual, como ya informó este diario.

"Los últimos tiempos de acuerdos y pactos están permitiendo enmendar buena parte del deterioro y la desconfianza de 10 meses de parálisis política", proclamó un Rajoy satisfecho pero "realista". "Dialogar y ceder para llegar a acuerdos es posible", trasladó una vez más a sus interlocutores. Y se puso objetivos, más allá de sacar adelante las cuentas públicas. Mentó recuperar "la riqueza perdida" durante la crisis, crear medio millón de puestos de trabajo al año, un gran pacto por la Educación, consenso en materia de pensiones o abrir de una vez de una vez por todas el melón de la financiación autonómica. Pero, eso sí, mostró su rechazo a la derogación de sus reformas, como la laboral: "Se cambia lo que no funciona. Hay cosas que sería un enorme error jugar con ellas o cambiarlas por qué sí", advirtió a los socialistas.

Antes de dar paso a las preguntas de los periodistas, dedicó la mayor parte de su intervención a sacar pecho de su política económica. Según subrayó, una de las cosas que más ha sorprendido dentro y fuera de España es que la incertidumbre política no haya afectado a la recuperación económica, y lo atribuyó a la "fortaleza" de la recuperación y también a las reformas realizadas por su Gobierno. Este viernes, el Consejo de Ministros aprobó subir un 8 por ciento el salario mínimo e incrementar un 0,25 por ciento las pensiones. De inmediato, todas las fuerzas políticas salvo la suya censuraron su triunfalismo.

Sea como fuere, Rajoy despide 2016 en una posición mucho mejor que hace justo un año, cuando se le programaban actos del PP para afianzar su liderazgo. "Tienes piel de elefante", le dijo Angela Merkel en una reciente reunión en Berlín, habiendo superado ya el debate de investidura. No habrá sorpresas en el congreso nacional de su formación, donde será reelegido presidente por aclamación. "En estos momentos, no nos situamos en ningún escenario en el que Rajoy no sea el líder y, en caso de elecciones antes de tiempo, será nuestro candidato", en palabras de un miembro de la dirección nacional.

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