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El golpista Puigdemont le dice "así no" al Rey y pide una mediación trampa

El todavía presidente de la Generalidad ataca a Felipe VI y llama a la "serenidad" tras denunciar la "represión" contra la población catalana.

El todavía presidente de la Generalidad ataca a Felipe VI y llama a la "serenidad" tras denunciar la "represión" contra la población catalana.

"Un sol poble". El presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, ha lanzado un aviso a la población y ha arremetido contra el Rey, a quien ha reprochado que no se refiriera a los "cientos de heridos" en las cargas policiales del referéndum del 1-O. Según el líder de la asonada, el Rey ha decepcionado a "millones de catalanes". "El Rey no ha tenido el papel moderador que la Constitución le otorga", ha declarado Puigdemont. La invocación a las leyes "españolas" es un "must" en los discursos de los líderes separatistas para denunciar la "brutalidad" del Estado y las "cívicas" expresiones de los profesores que señalan a los hijos de guardias civiles y policías nacionales.

Puigdemont habló como el presidente de la república inminente, a la misma hora que el Rey y en la falsa galería gótica de la Generalidad, construida a principios del siglo XX. No precisó la fecha de la proclamación oficial de la independencia de Cataluña. Tocaba reclamar el "diálogo" ausente en el discurso del Rey

La huelga del martes fue otro gran éxito, dijo Puigdemont. Otra muestra "cívica y pacífica", según el president. Los policías regionales hermanados con el "pueblo" catalán cerraron supermercados y cortaron carreteras. Todas las escuelas, privadas, concertadas, religiosas y laicas, cerraron. Un aviso de la Generalidad a las asociaciones de padres advertía a última hora del lunes de la cancelación de los servicios mínimos.

Puigdemont advirtió incluso en español a la población. Habló de las adolescentes disfrazadas de "españolistas" con banderas nacionales que fueron colocadas por las organizaciones independentistas en el tiro de los periodistas extranjeros. Se manifestaban contra la brutalidad policial y eran bienvenidas, aplaudidas y homenajeadas ante las cámaras. La apariencia de normalidad es clave para el éxito del golpe. Las niñas de las banderas españolas, las pandillas de amigas "indepes" y "unionistas", según la jerga implantada por TV3 y La Vanguardia, se pasean entre la multitud organizada por la ANC y Òmnium sin problemas. Incluso entrevistan a las niñas "españolas" en la televisión regional. No son separatistas, pero están "indignadas" por la "violencia" policial. Que quede claro que han votado "no" a la independencia, aunque no tengan edad para votar.

Puigdemont, a diferencia del Rey según los medios separatistas, apeló a toda la población y prometió cobijo en la nación catalana incluso a los descreídos. Puigdemont habló de los millones de catalanes torturados por la "violencia policial indiscriminada".

Piquetes separatistas acompañados de mossos d'esquadra cerraban tiendas y negocios a su paso. La traducción de Puigdemont es la siguiente: "Una vez más, el pueblo de Cataluña demostró ayer que está unido, que es un solo pueblo, que 'fa pinya' en la defensa de los valores de la democracia, y lo hizo de la manera como lo hacemos siempre y queremos hacer las cosas: con civismo y en paz".

Puigdemont se dirigió al mundo entero, pero quiso hacer especial énfasis en el pacifismo. Las niñas con banderas españolas en medio de manifestaciones separatistas son su parapeto. Al tiempo llama a sus escuadras a no caer en las "provocaciones" y añade que hay "gentes" que quieren representar la "reivindicación catalana" como "una cosa ilegítima, ilegal y criminal". El rollo de las papeletas y las urnas de una población cuyos maestros apuntan a los hijos de los guardias civiles en la "cívica" y "pacífica" "escola" catalana.

Según Puigdemont, "somos una sociedad enormemente cohesionada en la diversidad". El discurso del "molt honorable", a la misma hora del Rey de España, es una provocación disfrazada de democracia. Los Mossos, los Bomberos de las Generalidad, la ANC y Òmniun y los tractoristas por el referéndum son sus fuerzas de choque. Oriol Junqueras todavía mantiene un perfil bajo. Espera que unas elecciones catalanas en estas circunstancias le conviertan en presidente de la Generalidad autonómica. Entre tanto "vecinos" con símbolos independentistas amedrentan a la población que todavía resiste la propaganda nacionalista.

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