María Dolores de Cospedal se trasladó personalmente a la Puerta del Sol para reunirse con Cristina Cifuentes. Llevaba el encargo de Mariano Rajoy de trasladarle que no había vuelta atrás, que tenía que dimitir sin demora. Mientras, fuentes de la dirección nacional del PP dejaron claro públicamente que la situación "era insostenible".
La secretaria general del PP fue el gran apoyo de Cifuentes durante la crisis. Y de ahí la importancia de que fuera a Sol para hablar cara a cara con ella. "A algunos les gustaría conseguir lo que no consiguió un accidente de tráfico mortal (…) A seguir todavía con más fuerza", escribió Cospedal sobre el caso. En la convención nacional, pidió a los suyos que cerraran filas con la líder regional. "La sigo apoyando", dijo la pasada semana, cuando ya prácticamente todo el partido la había abandonado. Pero, "ya no era posible resistir más", corroboraron las fuentes consultadas.
Mientras, el PP respiró aliviado. Aunque los cargos consultados dieron por hecho que costará "levantar la cabeza" en la Comunidad de Madrid. Génova espera ahora que Cifuentes deje también la presidencia de la estructura regional. "No podemos permitirnos más líos", subrayaron.
"Ha sido una caída terrible, agónica, y con indudable fuego amigo", resumió un veterano parlamentario del PP. La sospecha de que "tenía los enemigos dentro" recorrió los pasillos de la Cámara Baja, más allá de que la inmensa mayoría consideraba que se tenía que ir. "Cacería, seguro, pero el problema es que ella no hizo el máster y le han pillado robado unas cremas", en palabras de otro diputado.