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Santamaría y Cospedal libran la batalla final por el control del PP tras años de 'guerra fría'

Las candidatas intentan transmitir distensión en el Congreso. "Llevaos bien", les reclama Posada. Cospedal pidió a Casado que se uniera a su lista.

En el PP contienen la respiración. Tras años de guerra fría, de desplantes y contubernios, llegó la hora de la batalla final. Este martes, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría confirmaron su intención de hacerse con el poder. Se verán en las urnas el día 5 junto al resto de candidatos, salvo que alguno de ellos se sume antes a sus filas. "Menudo lío", resumió gráficamente un diputado popular. En un intento de rebajar la tensión, ambas se besaron a la vista de todos en el Congreso. La sangre no llegará al río, aseguraron sus equipos. Mariano Rajoy optó por irse a Santa Pola, donde tomó posesión de su plaza como registrador de la propiedad.

Hechos los anuncios, prácticamente todo giró en torno a ellas. La fricción entre las dos es tal, su influencia llega tan lejos, que barones y altos cargos empezaron a posicionarse en privado al tiempo que intentaron atraer a Pablo Casado, convertido para muchos en la tercera vía. Un cargo muy próximo a Santamaría aseguró que ambos son "el tándem ganador" y que deberían sentarse a negociar y llegar a un acuerdo "antes o después". Ella liderando la lista y él como su número dos.

Cargos afines a Cospedal se revolvieron ante esa posibilidad."Son como el agua y el aceite", expusieron. De hecho, la todavía secretaria general –dejará dicho cargo una vez formalizada su candidatura– le tanteó para que formara parte de su equipo, pero este no aceptó. Según su equipo, no descarta intentarlo de nuevo, así como con otros aspirantes que concuerden con su ideario.

Ya a primera hora en esRadio, el diputado por Ávila quiso dejar claro que su intención es liderar el PP y no ser el segundo de nadie. Y lo reiteró por la tarde en la Cámara Baja, donde confirmó que había dejado la vicesecretaría de comunicación de Génova. "Vamos a seguir hasta el final, nos presentamos para ganar el congreso", avisó a navegantes.

"Ya ha llegado el tiempo de la mujer"

En una nueva jornada de infarto para el PP, la primera en tomar la palabra fue Cospedal. Tras la renuncia de Alberto Núñez Feijóo, en el PP dieron por descontado que daría el paso. En Toledo, arropada por los suyos, anunció su intención de convertirse en la primera mujer que presida el partido y que gobierne España. "Ya ha llegado el tiempo de la mujer", dijo. "Ofrezco victoria, victoria y victoria", sentenció.

Santamaría estuvo muy presente en su intervención, aunque no la mentó expresamente. Marcó dos diferencias claras con ella. "Siempre he dado la cara por el PP, y me la han partido muchas veces, como sabéis", recordó, mientras otros –se encargaron de recordar los suyos–se resguardaban en Moncloa. Ella fue la primera en plantar cara a Luis Bárcenas, según su relato. "Me he enfrentado a individuos que nos han engañado a todos", destacó , y prometió "mano dura" contra la corrupción.

El PP atisbó otro dardo a Santamaría. Recordó que ella ganó las elecciones en Castilla-La Mancha, primero por mayoría absoluta y después casi rozándola, cuando su rival nunca se ha enfrentado a las urnas como cabeza de cartel. Si bien, afirmó: "Quiero aclarar de forma rotunda que una decisión así no se toma a la contra, contra nadie, sería muy mezquino. Presento un proyecto integrador, en el que cabemos todos".

Apenas una hora después, Santamaría apareció en la escalinata del Congreso de los Diputados, allí donde se hizo imprescindible para el PP como portavoz del grupo, bajo un sol de justicia. Lo hizo completamente sola, más allá de sus leales asesoras, y sin eslogan del partido. "Represento lo que muchos militantes, la unidad, la responsabilidad y la integridad", dijo quien fuera vicepresidenta. Ofreció "un proyecto abierto y en positivo para la sociedad, escuchando, cooperando e integrando" y se declaró "con energía, entrega y determinación".

Muy sonriente, respondió preguntas de los periodistas, mantuvo después una charla informal con ellos y se acercó a un grupo de estudiantes mientras un ciudadano portaba muy cerca un cartel muy crítico con Cospedal. "Voluntad de buenas prácticas y de acuerdo", se comprometió su equipo, no descartando futuras alianzas. "Espero que nos tratemos como compañeros", llegó a afirmar. "No hay una guerra civil en el PP y espero que no la haya", remató en declaraciones a La Sexta.

Posible debate entre los candidatos

A excepción de José Luis Bayo, afiliado de base, todos los aspirantes son diputados y se encontraron en la Cámara Baja. Ninguno descartó la posibilidad de celebrar un debate, que podría celebrarse en Génova13, e intentaron ofrecer una imagen de normalidad, de distensión. Santamaría se acercó al escaño de Cospedal y le dio dos besos. "Ya podéis llevaros bien", les espetó Jesús Posada. En el pasillo y en el patio, más encuentros. José Manuel García-Margallo se dejó ver con José Ramón García Hernández, ambos aspirantes a suceder a Rajoy. El exministro incluso bromeó con Santamaría, su gran enemiga. Mientras, Casado fue de aquí para allá y saludó a todos.

En este contexto, el PP de Madrid, una de las estructuras más importantes de la formación, se apresuró a proclamar su "absoluta neutralidad" en un comunicado. "Todas las candidaturas corresponden a personas de valía y merecen nuestro total y absoluto respeto", según Ángel Garrido, en teoría más próximo a Cospedal. Si bien, en privado, barones consultados por este diario temieron tener que retratarse en mayor o menor medida. Alfonso Alonso y Juan Manuel Moreno, por ejemplo, son afines a Santamaría. "Es una situación compleja, esperemos que sean responsables por el bien del partido", adujeron desde Valencia. "Todo se acabará ordenando", apuntaron los más optimistas.

Hasta el miércoles a las 14:00h todavía hay margen para la sorpresa, e Íñigo de la Serna ha convocado a los periodistas a una rueda de prensa a las 11:00h en Santander. El viernes se formalizarán las candidaturas –actualmente hay seis– y será el día 5 cuando los afiliados podrán votar tanto a los candidatos como a los compromisarios. En caso de que ninguno logre más del 50% de los votos además de otros requisitos, serán esos compromisarios los que elegirán entre los dos más votados en el cónclave de los días 20 y 21 de julio.

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