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Aznar llama a volver a votar al PP, una "gran casa común asentada sobre España y la libertad"

El expresidente se aparta de Cs y Vox y proclama: "Sin tutelas ni tutías. Casado es un líder como un castillo". Botella no logra evitar las lágrimas.

El expresidente se aparta de Cs y Vox y proclama: "Sin tutelas ni tutías. Casado es un líder como un castillo". Botella no logra evitar las lágrimas.
Aznar interviene ante un auditorio abarrotado en la convención | David Mudarra.

José María Aznar regresó al partido por la puerta grande. Acompañado por Pablo Casado, ovacionado por muchos de los que hace apenas medio año le criticaban, todo se paró en cuanto hizo su entrada. La última vez que intervino en una convención nacional, en 2015, se preguntó dónde estaba el PP para irritación de Mariano Rajoy, sentado entonces en primera fila. Todo acabó saltando por los aires entre ellos. Aznar dejó la presidencia de honor de la formación y la Fundación FAES se desvinculó de Génova. Hasta que, en julio, Casado se hizo con las riendas y se acabó la contienda.

Ahora, Aznar vuelve a ser el PP y viceversa. "Nacimos para integrar. Abramos aún más las puertas de esta casa común" asentada "sobre España y la libertad", proclamó el expresidente, acercándose a aquellos que están tentados de votar a Vox o a Ciudadanos. "El PP tiene la responsabilidad de liderar y convocar el cambio político", sentenció, y no dudó en encumbrar a su pupilo, hoy presidente del partido. "Tenemos un gran líder, un líder 'sin tutelas ni tutías', un líder como un castillo" que "puede quiere y sabe unir y sumar", afirmó, recordando las palabras que le dedicó Manuel Fraga en 1990. Ana Botella, también presente, no pudo contener la emoción.

El PP se reconcilió con él, y asumió el reto de reunificar el centroderecha. Según el entorno de Casado, la formación ha perdido en los últimos años "un 40% de los votos", y de ahí que tenga ser "atractivo" en las formas y "profundo" en el fondo para lograr ese objetivo de recuperar a los votantes que hoy optan por otras siglas. Si bien, en paralelo, la dirección nacional dejó claro una vez más que buscará el acuerdo con Vox y con Ciudadanos para echar a la izquierda de las instituciones. "No insultaré a los votantes que se fueron", prometió el líder de la oposición.

En su intervención, Aznar relacionó el futuro de España con el de Casado. "Que nadie se engañe. España tiene planteado un desafío existencial y tenemos que responder con los votos", aseguró. Y fue meridiano: "Los votos que necesita España para responder a este desafío contra nuestra continuidad histórica son los que deben ir al PP y que desde ahora pido para el PP", sentenció. "No quiero dejar nada a la interpretación", añadió, apartándose por completo de Santiago Abascal y de Albert Rivera, a quienes elogió en época del marianismo. Casado se puso en pie para aplaudirle, y fue seguido por todo el auditorio.

Para Aznar, que no se olvidó de Gregorio Ordóñez en el aniversario de su asesinato, la convención es "un paso determinante para el futuro" del PP y del país. "Sabemos lo que es gobernar. Estamos lejos de las modas políticas estridentes, del griterío de los alborotadores y de la arrogancia de los simplistas", llegó a afirmar, situando a Casado en la centralidad frente a Abascal y a Rivera. "No renunciemos a la pluralidad, al contrario", se reafirmó, en su intento de que los que se han ido vuelvan a casa.

Diferencias con el discurso de Rajoy

Su intervención nada tuvo que ver con la de Rajoy. Aznar se dirigió al partido de pie, con atril, y articuló un discurso 100% ideológico. Su sucesor lo hizo sentado, en una especie de coloquio con Ana Pastor, y coló su aviso sobre "el sectarismo" y "los doctrinarios" entre datos económicos y bromas sobre lo bien que está ahora. "El formato de las intervenciones lo eligieron ellos", se encargaron de aclarar desde Génova. Y los cargos consultados por este diario lo tuvieron claro tras escuchar a ambos: "Hoy, el referente es Aznar", que pareció deleitarse con el momento, rodeado de cargos que esperaban para hacerse una foto con él.

"Os han puesto a dieta: solo un expresidente al día", bromeó, aunque no citó a Rajoy en ningún momento. Simplemente, hizo como si no hubiera existido. Y las preguntas que lanzó al auditorio fueron muy distintas a las de 2015, cuando regañó a los populares. "¿Cuánto tiempo tenemos que soportar que el separatismo amenace con el desacato? ¿Cuánto tiempo y en nombre de quién tenemos que soportar que utilicen las instituciones de todos en contra de quienes se oponen a la secesión? ¿Cuánto tiempo tenemos que esperar para que se desarticule el golpe de Estado?", exclamó, cargando con dureza contra Pedro Sánchez.

Si a alguien no le gustó el discurso, guardó silencio o simplemente no asistió a la cita, como Soraya Sáenz de Santamaría. Únicamente Fernando Martínez-Maillo, antes de escucharle, avisó: "Puedes tener muchos principios y valores y luego no te los compra nadie. Es importante que nos vean como una alternativa. Lo tenemos a huevo, lo tenemos muy fácil". Aunque, precisamente, Aznar se envolvió en esos principios, y dejó claro que de fácil nada. "No pidamos el voto del miedo. El voto que ha de pedir el PP es el voto de la esperanza y del patriotismo", sentenció el expresidente.

"Queda claro que el partido está unido, está fuerte y, sobre todo, que somos la mejor vacuna ante lo que está pasando en España", sacó pecho Casado, que este domingo clausurará la convención. A diferencia de Rajoy, Aznar estará de nuevo arropándole. También asistirá y tomará la palabra Juan Manuel Moreno, protagonista del cambio en Andalucía. "Casado presentará un proyecto para España", según sus asesores, mezclando "el aniversario de la Constitución con el del partido".

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