El votante de centro-derecha asiste atónito a la desunión de unas fuerzas que, no se insistirá lo suficiente, deben dejar de encizañarse de manera suicida y volcarse en la lucha contra una izquierda letal para la sociedad.
La imagen de moderación que quiere transmitir el socialista pasa por blanquear al imblanqueable partido del chavista Iglesias y por criminalizar a la formación de Abascal.