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El 'voxeo', nuevo deporte político en Andalucía

Vox ha esperado hasta el último momento para retirar la enmienda a la totalidad a los Presupuestos del "cambio".

Vox ha esperado hasta el último momento para retirar la enmienda a la totalidad a los Presupuestos del "cambio".
unta y Vox firman acuerdo aprobación Presupuestos Andalucía 2019 y 2020 | EFE

Era sencillo que alguien uniera sufijos para componer la nueva palabra "voxeo" o "voxear". Al primero al que se le ocurrió, o tal vez no, porque el rastreo nunca es infinito, fue a Juan Manuel de Prada, que la puso en gerundio, "voxeando". Pues bien, lo que se ha percibido en Andalucía aunque quizá su epicentro haya estado en Madrid y otros puntos neurálgicos de los pactos poselectorales, es un ejercicio de voxeo.

Tras unos resultados poco agradables en las pasadas elecciones, donde el partido de Santiago Abascal pagó el pato de su bisoñez organizativa y su escasa implantación en demasiados municipios españoles, ha conseguido con eje en las negociaciones andaluzas saltarse el cordón sanitario impuesto por la izquierda y Ciudadanos y ejercer el poder del que dispone con bastante habilidad en el manejo de su potencia.

El voxeo consiste, desde ayer, en retirarse del combate y sacar la toalla después de haber puesto de manifiesto que quien ha ganado lo ha sido precisamente por eso, por su retirada, pero no por méritos. Y, además, de paso, se arruina algunas casas de apuestas desde la que otros contrincantes presentes y futuros esperaban su parte del pastel.

En nuestro caso, Vox ha cedido al final, como era de esperar, en una derecha civilizada que de extrema no tiene más que la imagen hábilmente proyectada por las izquierdas (algunas de ellas mucho más extremas). Pero lo ha hecho de un modo que ha dejado ver con claridad cuál es la dependencia que tienen de él los dos partidos del gobierno, Partido Popular y Ciudadanos, a los que ha descolocado completamente.

El martes por la noche, PP y Vox aún no habían conseguido acuerdos y el miércoles hasta mediodía tampoco. Se dirá, y es cierto, que el tema de la presidencia de la Comunidad y la Alcaldía de Madrid estaban en el alero y es cierto. Pero es la técnica del voxeo: el frente de la pelea es toda España, sin concesiones a la división autonómica. El problema es nacional no de cada una de sus ínsulas administrativas y eso fue dejado claro por el propio Abascal en los días previos al meollo de la cuestión.

La segunda técnica esencial del voxeo es el estilo "Aznar", esto es, considerar el tiempo como lo que es, una dimensión real de la negociación y comprender que el cansancio personal y organizativo conduce a la pérdida de posiciones. De ahí que se haya apurado hasta el último minuto para la retirada final de la enmienda a la totalidad de los presupuestos andaluces y sólo cuando se habían certificado los resultados en otros frentes.

La tercera técnica del "voxeo" es la continuidad de la persuasión de sus aficionados e incluso de los adversarios, antes, durante y después del desafío. Primero se trata de hacer entender las razones de su combate a cara de perro y su legitimidad. Luego se justifica el baile en el cuadrilátero político y los asaltos sucesivos, pero finalmente se airea el resultado de la pelea y la historia de su retirada anunciada, como una verdadera victoria. Todo muy viejo, pero continuamente renovado en el panorama político.

La cuarta y última es que no hay noqueo nicaos técnicos, sino que todo se reduce al conteo de los puntos y a la justa valoración de la envergadura de los contrincantes, que ajustan decisivamente sus puntuaciones a su potencia real.

Todas sus habilidades fueron puestas a prueba esta semana y el resultado, admitámoslo, ha sido brillante para el partido de Abascal, aunque sabido es que el PP había firmado ya 37 puntos anteriores de los que Vox había denunciado que no se habían cumplido. El papel lo aguanta todo, pero luego vienen los tíos Juanmas, que son los que tienen el gobierno de la Junta por el mango, con las rebajas. Y Ciudadanos, aunque no ha firmado nada, esta vez ha salido en la foto con mayor claridad. Ya no podrá decir que no han tenido nada que ver con lo ocurrido porque ha sido evidente.

Asalto tras asalto

Como siempre, el acuerdo final se ha logrado teniendo en cuenta "el interés general", que es mismo interés que estaba antes, durante y después del mismo. Se confirma así que el presupuesto en su conjunto no era tan horroroso como se parecía y que el órdago a la grande de la enmienda a la totalidad podría haberse sustituido por una jugada más provechosa en las enmiendas parciales. Pero el envite era en la lona nacional, no en la andaluza.

Lo primero a destacar del acuerdo es su duración. Aunque se creía que el período considerado era 2019, en realidad se trata de dos años completos, esto es, se trata de medidas con incidencia presupuestaria en los ejercicios de 2019 y 2020, con lo que se ha garantizado al gobierno de Juanma Moreno una estabilidad decisiva, al menos, hasta finales del año que viene alejando así la esperanza de Susana Díaz de zancadillear de manera inmediata al nuevo Ejecutivo antes de que se afianzara en el poder.

Lo segundo es la autoría. Aunque se dice que son los tres partidos, PP, Ciudadanos y Vox los que hicieron posible el nuevo gobierno -Juan Marín ya está en la foto -, luego la redacción vuelve a las andadas: "Con la finalidad de dotar al nuevo Gobierno de la estabilidad política necesaria para avanzar en la consecución de los objetivos que se suscribieron en los acuerdos de Gobierno entre PP y Ciudadanos, y de Investidura entre PP y VOX, se establecen los siguientes compromisos a desarrollar en el marco de la política presupuestaria". Pero, ¿quiénes lo establecen y a quiénes obliga?

Sin embargo y a pesar de todo, Vox ha logrado que se dé relieve a algunos elementos de cierto calado. Uno, en materia de "ideología de género" donde sustituye la expresión "transversalidad de género" por "principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres",algo que a muchos les puede parecer baladí, pero que no lo es en absoluto y que se mete de lleno en la lucha conceptual y por las ideas tanto tiempo despreciada.

Igualmente, consigue que se ponga en marcha en 2020 un teléfono especial para las víctimas, todas ellas, de violencia intrafamiliar (sean mujeres, hombres, niños o mayores y de las formas familiares) y se potencia que las mujeres embarazadas con dificultades tengan la información suficiente para que su última y única decisión pueda no sea abortar.

También consigue atender a las víctimas andaluzas de la inmersión lingüística en otras comunidades de España y consigue limitar los objetivos de la "memoria histórica" a la recuperación en fosas, investigación y localización de fosas, y banco de ADN. Y, desde luego, se limitan las subvenciones en todos los campos de la acción política exigiendo que el 80 por cientos de los importes concedidos vaya efectivamente a los destinatarios de la acción o no a la administración de los entes beneficiados.

Se hacen guiños más que sustanciosos a los jueces y a la justicia, a los profesores de enseñanza secundaria y todos los afectados por la dependencia y la discapacidad. Naturalmente, se incide en la inmigración irregular y se insiste en que se cumpla la legalidad, propiciándose un convenio con las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado.

Pero si tenemos que hacer mención especial de algún propósito estratégico esencial del cambio político en Andalucía, el acuerdo lo contempla en el ámbito de la Administración con el primer intento serio de devolver a la Administración Pública su papel de garante de ley y derechos y erradicar la arbitrariedad introducida bajo la forma de "entes" y tinglados "paralelos" cuando no divergentes del Derecho Administrativo.

Ni que decir tiene que, si finalmente se lograse que en Andalucía fuese la Administración pública la que ejerciese su papel desde la neutralidad, la eficiencia y el respeto de la legalidad contra toda tentación de los gobiernos, Andalucía sería otra. Ningún partido podría ocuparla y usufructuarla, como ha ocurrido desde 1982.

En el acuerdo, se trata de la reestructuración del sector público andaluz para reducir su tamaño e incidencia, con métodos como las auditorías a cada uno de los entes y su posterior reordenación, y se limita la contratación temporal en la Administración, uno de los métodos usados por el PSOE para penetrar sus estructuras dejando luego en el aire a los contratados.

Junto al gran protagonista de esta sesión de voxeo, que ha sido el partido de Abascal en su conjunto y en toda España, hay que subrayar que el consejero de Hacienda de la Junta de Andalucía, Juan Bravo, apoyado naturalmente por el PP andaluz, es el otro gran vencedor de esta refriega. No solo ha logrado sacar los primeros presupuestos "del cambio", sino que los ha asegurado por dos años diluyendo en el tiempo las exigencias iniciales de Vox. En el claroscuro, y como siempre, quedan Juan Marín y Ciudadanos. Y fuera de juego, donde hace tela de frío, queda Susana Díaz sin mucha tela de cortar y asediada por Pedro Sánchez.

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