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Irene Montero despidió a una escolta porque no quería hacerle recados fuera de su horario

La trabajadora demanda a Podemos por un despido que se produjo cuando se negó a seguir siendo la recadera de Irene Monterio fuera de su horario.

La trabajadora demanda a Podemos por un despido que se produjo cuando se negó a seguir siendo la recadera de Irene Monterio fuera de su horario.
Irene Montero, levanta el puño en un acto público. | EFE

Según desvela este miércoles OKDiario, Irene Montero despidió a una escolta cuando esta protestó porque era obligada "de manera recurrente" y fuera de su horario laboral a realizar recados para ella o sus hijos y tareas de mantenimiento del chalet de Galapagar o de los vehículos de la pareja.

Así se refleja en la demanda por despido nulo que la trabajadora –que estaba contratada por Podemos– ha presentado y que obra en poder de OKDiario. En ella exige su readmisión y asegura que se prescindió de sus servicios tras quejarse del trato que recibía de la parlamentaria de Unidas Podemos.

Trabajando con Montero desde septiembre de 2017

La trabajadora fue contratada en febrero de 2016 para trabajar como escolta de Pablo Iglesias, pero en septiembre de 2017 fue asignada a Irene Montero. Fue entonces cuando, según la demanda presentada por la trabajadora, los encargos que recibía empezaron a "exceder con mucho" de lo normal.

Para empezar, Irene Montero le exigía realizar trabajos fuera "de la jornada legal, horario y turno asignados" e incluso en horarios intempestivos con los que se impedía el "descanso obligatorio entre jornada y jornada".

La trabajadora denuncia también un "constante exceso de jornada" laboral por el que nunca fue retribuida, en muchas ocasiones con muchas "horas realizadas en horario nocturno" que, por supuesto, tampoco le fueron abonadas.

Llevarle la cena, llevar familiares e invitados…

Siempre según la demanda de la trabajadora, entre las tareas que le ordenaba hacer Irene Montero estaba hacerle compras personales, con productos "de determinadas marcas y en determinados establecimientos"; comprarle la cena en Madrid y llevársela hasta Galapagar; comprar comida para los perros; hacer de chófer de la empleada doméstica y de la niñera, así como de familiares o invitados que visitaban el chalé; mantenimiento en "varias propiedades…".

La trabajadora asegura que realizó "gestiones y quejas" para "solventar esa situación" y para que se respetasen "sus derechos laborales básicos y su dignidad" no sólo no tuvieron ningún fruto, sino que finalmente Irene Montero la apartó.

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