La división de Cataluña en la regiones sanitarias de la Generalidad impide a los ciudadanos de Barcelona y su área metropolitana moverse con libertad dentro de su provincia a pesar de que la capital de Cataluña ya está en fase 1. Así, vecinos de Barcelona no pueden cruzar la calle porque la acera de enfrente pertenece al municipio de Hospitalet, que forma un continuo urbano con la capital catalana. Tampoco se pueden desplazar a Santa Coloma, Badalona, Mataró, Cornellá o Esplugas, a pesar de la escasa distancia. De Barcelona, por tanto, sólo se puede salir o entrar por motivos laborales, de salud o de fuerza mayor.
Semejante peculiaridad tiene que ver con la división por regiones sanitarias que la Generalidad separatista se sacó de la manga para no aceptar el plan de desescalada por provincias planteado por el Gobierno. De este modo, Barcelona ciudad es considerada una región sanitaria única, mientras que los municipios que la rodean están integrados en las que se denominan región metropolitana sur y región metropolitana norte.
El presidente de la Generalidad, Quim Torra, fue muy crítico con el plan de desescalada porque utilizaba como referencia territorial la división provincial que la Generalidad se niega a reconocer. Según el dirigente separatista con la división por provincias se retrocedía hasta la España de 1833 y se despreciaba la autonomía de Cataluña.
Protesta de los alcaldes
En cambio, con la división por regiones sanitarias, Torra, con la colaboración de la consejera de Salud, la republicana Alba Vergés, ha logrado convertir Barcelona en una excepción, la única ciudad cerrada de la geografía española. Ante tal situación, una treintena de alcaldes socialistas del área metropolitana ha solicitado a la Generalidad una rectificación y que permita los desplazamientos y los encuentros familiares de personas que en algunos casos viven separadas por unos pocos cientos de metros o ni siquiera eso.
Ante las críticas y lo absurdo de la situación, la Generalidad pondera unificar la "regiones" de Barcelona y su área metropolitana para que se puedan realizar viajes entre sus poblaciones. Pero eso sólo resolvería parte del problema, puesto que tampoco se podría viajar a Vich, Manresa o Igualada, ciudades de la provincia de Barcelona pero no de sus regiones sanitarias. También arguyen desde la Generalidad que es el Gobierno quien debe dar el visto bueno ahora a que Barcelona y las ciudades pegadas a ella sea consideradas un espacio común.
La división territorial de la Generalidad ha devenido en una chapuza que lesiona los intereses y los derechos de los ciudadanos de Barcelona y su área de influencia por el único motivo de distinguir Cataluña del resto de España.