Cifra redonda. Mil días de cárcel. Una excusa para asomar la cabeza en un debate político catalán que pasa por las chapuzas de la Generalidad en la gestión de la pandemia. Los golpistas presos no tienen opinión sobre el maltrato a los autónomos, las subvenciones limosna, las colas del hambre o el desastre de los sectores de la hostelería, los espectáculos y el ocio. Ellos están a otra cosa, encallados en el 1 de octubre de 2017, cuando perpetraron el golpe de Estado que les llevaría a la cárcel.
Cuatro de los presos, Dolors Bassa, Raül Romeva, Josep Rull y Jordi Turull han querido conmemorar los mil días de cárcel con mensajes de ánimo al separatismo. Dicen que la cárcel les ha reforzado y reafirmado en sus "convicciones y compromisos", que "persistirán", que "ni un paso atrás" y que lo volverán a hacer. Asegura Rull en Twitter que se mantienen "tozudamente alzados" y que ganarán "porque la esperanza es más fuerte que el miedo".
Romeva va más allá de Twitter y publica un artículo en el diario independentista El Punt Avui. Escribe sobre las mil y una noches en prisión. "Nada ha cambiado. Las ideas, insobornables, persisten", asegura. Y hace votos para trabajar los próximos mil días en pos del republicanismo: "No hay camino para la república; la república es el camino", dice.
Turull dice estar más fuerte y Dolors Bassa agradece el apoyo y un vídeo recibido de sus adeptos con palabras de ánimo. Para un día como este cuentan con los elogios de Carles Puigdemont, que les agradece los servicios prestados y les dedica un tuit con este texto: "Mil días robados a sus familias, separados de los amigos y de sus actividades. Pero mil días de firmeza y compromiso". La portavoz del gobierno regional, Meritxell Budó, también se acuerda de ellos en la red social, dice que estará siempre con ellos, de manera figurada, se entiende, y habla de "mil días de injusticia, de lucha y de compromiso".
Junqueras pasa de la efeméride, al igual que Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, los Jordis, que ya llevan más de mil días porque entraron en prisión a mediados de octubre del 17, unas dos semanas antes que sus compañeros de asonada. Carme Forcadell, por su parte, aún disfruta del tercer grado, como Bassa, y no se pronuncia.