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La APM blanquea la censura en el Congreso y pide "respeto mutuo" a periodistas y políticos

La APM y la APP responden a la petición para censurar a algunos medios pidiendo a periodistas y políticos que intenten llevarse bien.

La APM y la APP responden a la petición para censurar a algunos medios pidiendo a periodistas y políticos que intenten llevarse bien.
Gabriel Rufián, en el Congreso. | EFE

La apisonadora totalitaria que la izquierda en el Gobierno y sus apoyos parlamentarios quieren imponer sobre cualquier voz discrepante, ha protagonizado un nuevo capítulo al registrar un escrito firmado por los responsables de comunicación de PSOE, Unidas Podemos y los partidos socios del Gobierno (ERC, PNV, Junts, EH Bildu, BNG, CUP, Más País-Equo, Compromis, Nueva Canarias, PdeCAT) para solicitar a la presidencia de la Cámara que "tome las medidas necesarias" contra los medios de comunicación que hacen preguntas incómodas precisamente a estos grupos.

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Que los totalitarios quieran imponer su credo y eliminar al discrepante no debería sorprender. Sí lo hace, en cambio que quien se supone que debe proteger la libertad de expresión y la labor de la prensa agache la cabeza y evacúe un comunicado en el que mantiene la equidistancia y se limita a pedir a unos y otros que se lleven bien.

Así ha sido. La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP) han emitido un comunicado respondiendo a ese escrito que, recordemos, ha sido firmado por los partidos en el Gobierno y sus socios parlamentarios, solicitando al Congreso que tome medidas contra los medios de comunicación incómodos. ¿Y cuál ha sido la respuesta de los supuestos defensores de la prensa libre? Una tímida llamada de atención para que unos y otros se lleven bien.

Avisa la APM, con un tacto exquisito, que "los políticos también deberían abstenerse de descalificar a los informadores en sus apariciones públicas". Tanto la APP, como la APM, establecen la equidistancia con los liberticidas y piden en su comunicado que "tanto periodistas como políticos desarrollen sus relaciones en un clima de respeto mutuo, que favorezca el ejercicio de la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a recibir información".

Además, se permite el lujo de darle un tirón de orejas a los comunicadores señalados por los liberticidas parlamentarios: "Los informadores tienen derecho a hacer, de manera respetuosa, las preguntas que atañen a la actividad de los políticos", insinuando que los medios señalados no hacen sus preguntas de manera respetuosa.

De igual modo, añade, los políticos tienen el derecho de no hacer comentarios, si así lo consideran oportuno, a las preguntas que les sean formuladas pero "en ningún caso, ese derecho les faculta para hacer descalificaciones dirigidas a los periodistas o a los medios a los que representan".

Pero no queda ahí la cosa. Los responsables de la APM y la APP se atreven a pontificar sobre lo que quieren o no los ciudadanos y lectores de los medios de comunicación: "La Asociación de la Prensa de Madrid considera que los ciudadanos no desean que las comparecencias de los políticos ante los periodistas se conviertan en noticias por sí mismas, sino que sirvan para disponer de una mayor información sobre lo que sucede en el país", concluye.

¿Qué han hecho en otras ocasiones?

Esta tibia y equidistante reacción de las principales asociaciones que se arrogan la representación de los periodistas en Madrid y, más concretamente, en el Congreso, choca con la que han rubricado en anteriores ocasiones.

El último ejemplo no es lejano en el tiempo. El pasado mes de septiembre, la APM y la APP evacuaban un feroz comunicado contra la reacción que tuvo en los pasillos del Congreso la secretaria general del grupo parlamentario de Vox, Macarena Olona, cuando una periodista le preguntó si le parecía bien que uno de sus compañeros de bancada (José María Sánchez García) hubiera llamado "bruja" a una diputada socialista.

En aquella ocasión, Olona pasó de largo haciendo oídos sordos a la pregunta y enfiló un pasillo de la cámara, pero a los pocos pasos se detuvo y regresó para contestar la pregunta. La actitud de Olona, que resultó intolerable para la APM y la APP, es que al regresar contestó con una pregunta a la periodista: "¿Has hecho esta misma pregunta cuando a mí me han agredido en este Congreso de los Diputados y en este pleno llamándome 'fascista' a esta distancia y con riesgo de agresión? Es una pregunta que quiero hacerte", espetó Olona.

Pues bien, esta repregunta de Olona, que refleja el hartazgo por la equidistancia en el Congreso de diputados y periodistas con Vox, resultó absolutamente indignante a la APM. Emitió un comunicado firmado, además de por la APM y la APP, por al Federación de Asociaciones de Periodistas Españoles (FAPE), donde se censuraba con dureza la actitud de Olona:

  • "Rechazamos rotundamente las pretensiones de algunos políticos de decidir qué preguntas puede hacerles un periodista"
  • "Es un claro e intolerable atropello al libre ejercicio del periodismo"
  • "Las fuentes pueden negarse a responder, pero nunca decidir quién puede preguntarles y qué preguntas pueden hacerles"
  • "Todo obstáculo a esta función de los periodistas supone una vulneración de la libertad de información"
  • "Los políticos tampoco deciden quién es periodista y quién no lo es, sobre todo cuando el periodista está debidamente acreditado para hacer su trabajo"
  • "Alertamos de que esta conducta sólo beneficia a quienes persiguen debilitar el periodismo con fines espurios, por lo que exhortamos a que cese este tipo de comportamientos y, por el contrario, se imponga el respeto mutuo".

Ambos comunicados se comentan por sí solos.

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