Laura Borràs, la presidenta del Parlament, persiste en la deriva de convertir la cámara en un circo separatista para uso y disfrute de los diputados de Junts per Catalunya, ERC y la CUP. Esta tarde y nada más arrancar la sesión plenaria, ha decidido expulsar al parlamentario de Ciudadanos Nacho Martín Blanco porque este le ha afeado la arenga inicial en favor de Pau Juvillà, diputado de la CUP y secretario cuarto de la mesa, condenado por desobediencia a una pena de seis meses de inhabilitación.
Borràs ha principiado el pleno asegurando que protegerá los derechos como parlamentario de Juvillàa, cuya sentencia aún no es firme. En su alegato, Borràs ha calificado la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) de "nuevo abuso del Poder Judicial". El TSJC ha condenado a Juvillà por haber mantenido unos lazos amarillos en apoyo a los golpistas en su despacho del ayuntamiento de Lérida en periodo electoral.
Nada más acabar Borràs y tras los aplausos separatistas, Martín Blanco ha pedido la palabra para advertir a la presidenta de que no había observado su deber de imparcialidad. Borràs le ha negado la palabra y ante la insistencia del diputado, ha decidido expulsarlo del pleno. Una nueva muestra de autoritarismo despótico por parte de una dirigente política que ha perdido los papeles una vez más.