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Sánchez reduce al mínimo su presencia en Castilla y León ante una previsible derrota

El presidente no participará por segundo fin de semana consecutivo y reduce su presencia al inicio y cierre de campaña.

El presidente no participará por segundo fin de semana consecutivo y reduce su presencia al inicio y cierre de campaña.
Pedro Sánchez en la presentación de Tudanca como candidato | EFE

"Cuando se sale a empatar, se pierde", dicen con frecuencia los entrenadores de fútbol. En el PSOE se han tomado esta campaña de Castilla y León con la filosofía de un equipo que aspira a mantenerse en la primera división pero sin muchas complicaciones. En el partido ya asumen que sus resultados serán muy similares a los de los últimos comicios con una salvedad: no serán primera fuerza.

Los socialistas creen que repetirán resultados, unos 35 escaños, y fían un ligero éxito a rebañar un 10% de los votantes de Ciudadanos en las últimas elecciones. No son muchos porque saben que la mayoría irán para el popular Alfonso Fernández Mañueco. Los votantes de Francisco Igea en 2019 serán claves, asumen en el PSOE. Es probable que el partido naranja saque un procurador por Valladolid y otro quizás por Salamanca, eso significará que habrá un porcentaje de votos de centro-derecha que se perderán en las otras siete provincias.

Los primeros guiños a los votantes naranja ya se están produciendo. Luis Tudanca, el candidato socialista, hablaba este miércoles de "regeneración" y "decencia". El PSOE hará bandera de la lucha contra la corrupción tras décadas del PP en el Gobierno de Castilla y León.

La incógnita es cómo es cómo se distribuirá el voto más a la derecha, las interconexiones entre Ciudadanos, PP y un VOX al que ven fuerte en una comunidad donde, pese a ser propicia, le ha costado penetrar. Los socialistas castellano y leoneses no dudan de que, si suman, Alfonso Fernández Mañueco se apoyará en VOX y que los de Santiago Abascal exigirán entrar en el Gobierno.

Sánchez se desvincula

Lo que está claro es que el PSOE no va a ser primera fuerza. Lo que más temen en Ferraz es que una derrota en Castilla y León, junto con otra en Andalucía, que se sumaría al varapalo de Madrid, acabe por crear un clima de hundimiento.

"A Sánchez le quedan dos años", repiten por todos los lados mientras cacarean las bondades de la gestión de los fondos europeos. Por si acaso, el presidente ha puesto pies en polvorosa y, por segundo fin de semana, evitará estar en la pre-campaña castellano y leonesa. Su implicación, a diferencia de la campaña de Madrid, será mínima. Prefieren que la campaña sea más regional. Una forma también de eludir responsabilidades el día 14 de febrero.

Hasta el momento, su única participación fue en un mitin en Palencia, que acabó con un sonoro abucheo por parte de los ganaderos que estaban concentrados en el exterior. La semana pasada prefirió estar en Granada, junto a Juan Espadas. Sánchez tampoco estará en el último fin de semana de pre-campaña. La representación gubernamental correrá a cargo de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez.

Sánchez limitará su presencia al mínimo y será sólo durante la campaña. Estará en el inicio, lo que antes se conocía como la jornada de pegada de carteles, en León y también estará cerrando la campaña en Valladolid. Por el medio, quizás, una presencia en un mitin en Zamora. Como mucho, habrá tres actos en un mes. Una campaña atípica para un presidente que se desvincula de respaldar a su candidato. Pedro Sánchez ya ha puesto la venda antes de la herida. A diferencia de Madrid, el día 14 de febrero nadie le pedirá explicaciones sobre los resultados de Castilla y León. Un San Valentín tranquilo aunque con el corazón rojo triste. Al fin y al cabo, ellos sólo salían a empatar.

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