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85.000 votos en juego en los pequeños pueblos de Castilla y León: "Aquí importan poco las siglas"

Sobre la cita del domingo planea una abstención del 50% difícil de enderezar. La clave es una campaña disuelta en pugnas de liderazgo.

Sobre la cita del domingo planea una abstención del 50% difícil de enderezar. La clave es una campaña disuelta en pugnas de liderazgo.
Iglesia de Chatún, localidad menor de la provincia de Segovia | Wikimedia

85.000 castellanoleoneses no saben si van a votar el domingo. Y no hay mocasín sobre el heno, ni fondos europeos que lo puedan movilizar. El origen está en la propia naturaleza de la región: estamos hablando de una Comunidad que presenta más dificultades logísticas que cualquier otra por la gran cantidad de población rural que aglutina. Y este mismo factor implica que la movilización electoral sea mayor cuando coinciden municipales y autonómicas.

Como dice Andrea, vecina de uno de esos minúsculos municipios, "aquí importan poco las siglas, se vota por cercanía". Eso, en su pueblo, Sedano, una localidad burgalesa de 144 habitantes, lo saben bien. "Se están centrando en un discurso de ciudad y no se han acercado a hablar con nuestros alcaldes, que son los que conocen el día a día del pueblo". Coincide su vecino, Javier: "Aquí nos conocemos todos y en nuestro día a día, las políticas de ciudad no nos afectan". A él, además, le da "cargo de conciencia participar en las elecciones del sistema autonómico"

Si a esto le sumamos que estos comicios son anticipados y que la campaña está quedando opacada por cuestiones de ámbito nacional y de liderazgo de partido, se entiende el "hartazgo con los políticos" del que habla Félix Álvarez, alcalde de Moraleja de Matacabras, en Ávila.

Él es de los que hacen "política a pie", de los que "van puerta a puerta a pedir el voto a los vecinos". De hecho, ha recorrido "248 pueblos para hablar con vecinos, alcaldes y concejales y explicarles cómo van las votaciones".

La desafección también llega hasta el bar de Chatún, donde el alcalde de sus 155 habitantes, Salvador Muñoz, reconoce que los vecinos ni siquiera hablan de las elecciones: "No es que no les interese pero yo creo que la participación no va a ser como en unas municipales donde en los pueblos pequeños interesa más porque se elige a alguien que se va a implicar en el día a día de los vecinos".

300 mesas menos y logística complicada

En la mayoría de los pueblos de Castilla y León, los programas electorales de los grandes partidos no calan porque sus políticas no las notan sus ciudadanos. Y ahí están los datos:

Si nos fijamos en 2015, que es el año en el que tienen lugar las primeras autonómicas que no coinciden con unas municipales, la participación cae por debajo del 64%. Sin embargo, en 2019, cuando ambas se celebran a la vez, la movilización sube hasta 5 puntos.

A esto hay que sumar que en estas elecciones, 300 pueblos se quedan sin mesa electoral. Chatún era uno de ellos hasta que "presionaron un poco a la Junta" y consiguieron tener una. Su alcalde explica que al ser "una entidad local menor que depende de Cuéllar" les tocaba votar allí con lo que eso implica, porque "hay mucha persona mayor y hay que depender de coche o de un autobús que se puede solicitar a la Junta"

Ese autobús con una única ruta es el único recurso del que dispondrán los 32 habitantes de Santurde, en Burgos. En casos como estos, los vecinos han optado por el voto por correo y aún así, aquí también se nota que la cita es sólo autonómica. Correos confirma que las solicitudes han caído un 40% respecto a 2019 y que sólo 22.000 personas han enviado sus papeletas.

"¿El año que viene volvemos a votar?"

"¿El año que viene volvemos a votar?" Esta es la pregunta que más han escuchado los alcaldes en los últimos días. Pero al contrario que en Madrid, en Castilla y León no se tendrán que volver a celebrar elecciones gracias a un cambio que se hizo en 2007 en el Estatuto de autonomía castellanoleonés. Así, el mandato que salga el domingo de las urnas será para 4 años.

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