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Un exconsejero de Puigdemont reconoce que muchos eran separatistas para hacer negocios

Santi Vila: "Mucha gente era 'procesista' porque se ganaba bien la vida e hicieron negocio como periodistas, proveedores o lo que fuera".

Santi Vila: "Mucha gente era 'procesista' porque se ganaba bien la vida e hicieron negocio como periodistas, proveedores o lo que fuera".
El exconsejero Santi Vila. | Europa Press

El proceso separatista ha entrado en una fase de revisión. La consejería de Interior acaba de prohibir los cortes de tráfico en la Meridiana organizados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), la presidenta del Parlament, Laura Borràs, no se atreve a desobedecer a la Junta Electoral Central (JEC) y cada vez son más los actores del proceso que reconocen en público su fracaso y el engaño.

Si hace dos días el periodista Jordi Barbeta, que ejerció de redactor jefe de política de La Vanguardia cuando el diario del conde de Godó se decantó a favor del separatismo, reconocía en una tertulia de Catalunya Ràdio que "todo era mentira" y que el proceso fue un "farol" para renegociar el autogobierno, este viernes ha sido Santi Vila, exconsejero de Puigdemont que evitó la cárcel al abandonar el Govern en el último momento, ha explicado en el circuito catalán de RTVE que "mucha gente era 'procesista' porque se ganaba bien la vida e hicieron negocio como periodistas, proveedores o lo que fuera".

De hecho, él mismo asegura que no es independentista y que nunca lo fue y que si participó en la organización del referéndum ilegal y votó a favor de la independencia fue para "tensar una cuerda que mucha gente pensaba que no se rompería".

A pesar de la contundente confesión, Vila cree que los principales líderes golpistas no engañaron a la gente. Lo que sucedió con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, ha añadido, es que "se equivocaron no haciendo caso de las opiniones más tranquilas".

Santi Vila logró eludir la pena de prisión al haber abandonado el gobierno catalán horas antes de la proclamación de la independencia. Sin embargo, unas semanas antes del golpe del 1-O aseguraba en un mitin lo siguiente:

¡Cómo nos tenemos que ver! Especialmente quien os habla. ¿No habíais oído durante años y años el soniquete de que Santi Vila es un blando, un moderado? No un moderado en el sentido elogioso de la palabra, sino en el sentido despectivo. Este, decían, cuando llegue la hora grave nos fallará; cuando llegue la hora difícil en que ya no se trate sólo de ir haciendo discursos, cuando ya no se trate sólo de ir quedando bien con unos y con otros, este nos fallará. Y a Santi Vila, a vuestro exalcalde, a vuestro exdiputado, a vuestro consejero, aquí lo tenéis y aquí lo tendréis. Y si la semana que viene tenemos que ir unos días a la prisión, iremos. Y si nos tenemos que jugar el patrimonio, nos lo jugaremos. Y si tenemos que acabar en la prisión, acabaremos. Porque nos jugamos la dignidad personal y colectiva, la dignidad personal de todos y todas y la dignidad de esta nación...

Vila solo pasó una noche en la cárcel.

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