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El Gobierno ante la tormenta perfecta: la semana 'horribilis' de Sánchez

El presidente del Gobierno quiere retomar la iniciativa tras abrir en una semana varios frentes y caminar sobre el alambre.

El presidente del Gobierno quiere retomar la iniciativa tras abrir en una semana varios frentes y caminar sobre el alambre.
Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Nadia Calvió entran en el Congreso. | EFE

En el mundo musulmán hay una palabra para describir a aquellos que parecen tener una especie de "suerte divina", un toque que les protege hasta en las peores circunstancias: "baraka". Pedro Sánchez-Castejón es una de esas personas que parecían tener "baraka". Hasta cuando se le torcía algo, como el voto en contra de los diputados de UPN a la reforma laboral, había algo que le acababa salvando, como el voto por error de Alberto Casero.

Nada parecía tumbar a Sánchez. Su "baraka" era infalible hasta que llegó mediados de marzo de 2022. Desde hace unos días, todo parece torcerse. Hasta lo que sale bien, un acuerdo con varias patronales del transporte, acaba saliendo mal, una asociación minoritaria no acepta el acuerdo e incendia las calles cuestionando no sólo al Gobierno sino la representatividad del Comité Nacional de Transporte por Carretera.

"Un sentimiento"

En el Gobierno hay ministros que toman nota de la protestas y alertan que el paquete de medidas que se presentará el martes será insuficiente para frenar la indignación. Aseguran que lo que hay en la calle es "un sentimiento" y contra eso no se puede luchar. Los españoles llevan varios años asistiendo a una pérdida de poder adquisitivo.

La crisis de deuda entre 2008 y 2014 fue un lustro perdido. En 2020 llegó la mayor caída de la economía desde la Guerra Civil por la pandemia y, cuando empezábamos a recuperarnos, llega la inflación y una situación que, algunos ministros ya advierten, será de "empobrecimiento".

Los ganaderos, los pesqueros, los transportistas, los hosteleros, pequeñas y medianas empresas. O dicho de otra manera: la clase media, la que constituye la masa electoral más importante está en pie de guerra. La que quita y pone gobiernos.

"La paz social" ya no sirve. La gente busca canalizar sus protestas con nuevas asociaciones difíciles de controlar que encumbran a líderes desconocidos ¿El mayor temor? Que surjan una especie de "chalecos amarillos" que incendien las calles. De momento, la huelga de transportistas va a seguir. ¿Será el comienzo?

Medidas "inconcretas"

Sánchez acordó con los presidentes autonómicos del PP, reunidos en la conferencia de presidentes de La Palma, bajar los impuestos pero, como casi todo lo que firma La Moncloa, puede ser papel mojado. El Ejecutivo ultima, durante este fin de semana, el paquete de ayudas que será para los sectores más afectados y que incorporará cuantiosas subvenciones.

Durante los últimos días, los ministros han ido alejando la idea de la prometida bajada de impuestos. Los socios parlamentarios del Gobierno, tras reunirse con Bolaños, coinciden con PP y Ciudadanos: "inconcreción" y "han dejado los deberes para última hora". Ni siquiera el PSOE y Podemos han llegado a un acuerdo sobre cuál es el programa básico del Ejecutivo.

La Moncloa esperaba soluciones milagrosas del Consejo Europeo y se ha encontrado con una solución intermedia a su plan C. Hay unanimidad entre los socios en que no se debería haber esperado al 29. Ahora, ya es tarde para atajar un malestar creciente.

Consejo "interruptus"

El Gobierno trató de vender que el Consejo europeo del 24 y 25 era decisivo y que por eso no tomaba medidas. Mientras el tiempo pasaba, Francia, Alemania, Italia o Portugal presentaban sus medidas en materia de hidrocarburos conscientes que lo que se jugaba en Bruselas sólo era una cuestión energética.

Pedro Sánchez, que hace unos meses llegó a asegurar que Scholz iba a aplicar en Alemania sus políticas, se ha encontrado a un canciller mucho más duro que Merkel. "La nueva etapa" que auguraban ambos tras un encuentro en las escalinatas de La Moncloa, no llega. Así lo pudo constatar Sánchez cuando la semana pasada fue a Berlín, buscando el apoyo alemán para desacoplar el gas de la factura y se encontró un portazo.

El canciller alemán le avisó de que rechazarían la idea porque podrían espantar a los inversores en Europa, justo en este momento en el que se necesita más dinero privado para crear fuentes de energía alternativas al gas ruso. Scholz le anticipó a Sánchez que se encontraría también la oposición de Países Bajos y Austria. El líder del PSOE descubrió de golpe que las alianzas nacionales y de norte-sur son más fuerte que las ideológicas.

Desde ese momento, Sánchez dejó de hablar de desacoplar el gas de la factura. Su última parada en su roadtrip, la de Irlanda por videoconferencia, tampoco fue especialmente fructífera. Desde comienzos de esta semana, La Moncloa empezó a idear un nuevo plan y propuso la "isla energética". Una idea que se ha aceptado pero con la supervisión de Bruselas.

Tendrá que ser la Comisión quien dé el visto bueno a las medidas de España y Portugal para topar los precios. El primer ministro portugués, mucho más modesto en su valoración, solo hablaba de controlar "el precio máximo del gas" para reducir el precio del mix energético.

De acoger a Ghali a "traicionar" la causa saharaui

Aunque lo que más desgaste le ha producido con sus socios es la decisión de aceptar la propuesta marroquí de la autonomía para el Sáhara. El desconcierto durante las primeras horas era total en el seno del Ejecutivo con una decisión que muy pocos conocían y para la que no había una estrategia de comunicación definida. El comunicado marroquí, filtrando parcialmente una carta de Sánchez, obligó a reaccionar a La Moncloa con comunicado apresurado.

El viernes, el ministro de Exteriores, que se encontraba en Barcelona, tuvo que improvisar una rueda de prensa para dar explicaciones. José Manuel Albares dejó entrever que Argelia estaba informada del comunicado, algo que era desmentido por Argel al día siguiente al llamar a consultas a su embajador.

La decisión indignó a Yolanda Díaz, que había respaldado hasta el envío de armas a Ucrania distanciándose así de Podemos. La brecha con su vicepresidenta segunda es evidente. Pedro Sánchez sigue sin hablar con Díaz del Sáhara pese a que ya ha pasado una semana desde que se conoció la decisión. Ambos tienen una conversación pendiente sobre un tema en el que el PSOE ha ido cambiado de posición.

Del "tiempo nuevo" a "nada cambia". La errática comunicación del Gobierno y partido ha ido dejando mensajes contradictorios que Pedro Sánchez trató de cerrar en Ceuta donde compareció junto a Vivas. El presidente ceutí le agasajó hasta la extenuación con varios "queridos presidentes" que provocaron el sonrojo de su partido, el PP.

Alianzas más complicadas

No son buenos tiempos para el PSOE y tampoco para Podemos. El segundo partido de la coalición gubernamental perdió otro diputado esta semana. De los 35 que consiguió en las elecciones, sólo tiene 33. Además de Alberto Rodríguez, que se niega a ser relevado, esta semana se ha pasado al grupo mixto la también canaria, Meri Pita.

En Podemos, tienen la sospecha de que Rodríguez y Pita quieren crear un partido nacionalista canario de izquierdas, siguiendo la estela de Teresa Rodríguez. Ahora, la diputada canariona hará valer su voto en el Congreso. El Gobierno, que ya se ha enfrentado a votaciones delicadas, tiene que negociar con otro diputado en un Parlamento fragmentado donde cada voto cuenta. Muchos asumen que "milagros" con el de la Reforma Laboral pueden no volver a darse.

La fractura en Podemos es evidente y su "esperanza blanca" no se decide. Yolanda Díaz ha anunciado que paraliza su proceso de "escucha" que iba a concluir con una nueva formación que relevaría a Podemos. La izquierda a la izquierda del PSOE sigue hundida en las encuestas y los socialistas saben que "reagrupar" ese espacio es vital para poder volver a formar Gobierno.

¿Volver a tener iniciativa?

Tras una semana delicada, Pedro Sánchez tratará de volver a tener la iniciativa. Se empleará a fondo en acaparar el foco. El lunes, a las 9 de la mañana, intervendrá en un desayuno informativo de Europa Press en el Auditorio Beatriz de Madrid. En ese momento, está previsto que, para calmar los ánimos, adelante alguna de las medidas que se presentarán el martes 29 en el Consejo de Ministros.

El Plan Nacional de Consecuencias de la Guerra será el eje central de la próxima semana. El miércoles 31, Sánchez lo presentará ante el Congreso en un discurso largo, se prevé que dure una hora, en el que hablará del Consejo Europeo, de las medidas económicas y en las que diluirá sus explicaciones sobre el Sáhara. ¿Conseguirá retomar su "baraka" o estamos ante la tormenta perfecta?

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