Después de más de una década esperando la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley del aborto de José Luis Rodríguez Zapatero, el Gobierno de Pedro Sánchez -con Irene Montero como principal valedora- ha aprobado esta semana una reforma que permite abortar a las menores de 16 años sin permiso paterno y que consolida el derecho de toda mujer a hacerlo antes de las 14 semanas.
Más allá del debate moral y científico que habitualmente gira en torno a este asunto, son muchas las mujeres que, sin embargo, lo que echan en falta son más ayudas para seguir adelante con un embarazo que, aunque inesperado, muchas veces sí es deseado. "Esa expresión de ‘embarazo no deseado’ fue inventada por el lobby abortista en los años 70 y ha conseguido el objetivo para el que se inventó, que es que la mujer asuma que un embarazo inesperado es un hijo no querido, y eso no es cierto, porque, por esa regla de tres, media humanidad no existiría -argumenta Esperanza Puente-. Lo que no deseamos es la situación en la que se ha producido ese embarazo, pero a nuestros hijos sí los queremos".
La Fundación REDMADRE
Quien pronuncia estas palabras es una de las voluntarias más antiguas de la Fundación REDMADRE, una entidad creada en el año 2007 con el objetivo de tejer una red asistencial en toda España para aquellas mujeres embarazadas que, por unas u otras razones, necesitan ayuda. "Cada día nos llaman o nos escriben cientos de mujeres que tienen una situación difícil con su embarazo. Nosotras les ofrecemos apoyo emocional, apoyo psicológico si es necesario e incluso mediación familiar -explica su directora general, Amaya Azcona-. Les informamos de todos los recursos que hay en este momento en España para una mujer embarazada y, si así lo requieren, las derivamos a una casa de acogida, les damos formación para el empleo y por supuesto, les ofrecemos recursos materiales como carritos, pañales o cualquier otra cosa que pudiera necesitar".
Gracias a las más de 40 asociaciones locales que conforman esta red, la fundación ha atendido a más de 100.000 mujeres desde su creación y, según sus estadísticas, ocho de cada diez deciden seguir adelante con su embarazo. "La realidad es que todas llegan a nosotras con una necesidad muy importante de explicar cómo se se encuentran, los miedos que tienen…. Y cuando se sienten escuchadas y acogidas, la inmensa mayoría decide salir adelante sin que nosotras les digamos nada más", explica Esperanza.
Los casos más complejos
Según la directora de la Fundación REDMADRE, "lo más difícil siempre son las presiones que recibe una mujer para que no continúe con su embarazo y esas presiones suelen venir, en primer lugar, del padre del hijo que espera". Algunos amenazan a sus parejas con dejarlas si no abortan, otros directamente piden hora en las clínicas y algunos incluso ejercen violencia física y psicológica sobre ellas para que acaben con su embarazo. Otras veces, las presiones vienen de los médicos: "En cuanto detectan una posible malformación, ya te empujan al aborto", lamenta Azcona.
En muchos otros casos, las presiones vienen del entorno familiar: "Los padres consideran que no es el momento para tener un hijo, porque no tienen pareja ni trabajo estable, y muchas mujeres creen que no van a poder seguir viviendo en su casa si deciden seguir adelante y que van a perder su forma de vida". En estos casos, si la mujer quiere, las voluntarias de red madre hacen de mediadoras o incluso las acompañan a dar la noticia a su familia si todavía no lo han hecho.
Si, en su época, Esperanza hubiera tenido esta oportunidad, tal vez no hubiera vivido el infierno que vivió tras decidir abortar. De hecho, eso es precisamente lo que la animó a colaborar tanto con la Fundación REDMADRE como con un sinfín de asociaciones provida. "En mi caso, aborté por pánico a enfrentarme a mi familia y a un segundo embarazo inesperado sin pareja estable, porque con mi primer hijo había pasado un auténtico infierno hasta que decidí trasladarme del pequeño pueblo de Castilla La Mancha en el que vivía a Madrid -arranca su relato-. Ojalá hubiera habido alguien en la puerta de la clínica que me hubiera preguntado qué me pasaba, porque lo que a mí me llevó a abortar no era tan complicado. Mi problema era cómo contárselo a mi familia y si alguien me hubiera dicho ‘no te preocupes, no estás sola, te vamos a acompañar y te vamos a ayudar’, que es lo que ahora hacemos nosotras desde REDMADRE, yo hubiera seguido adelante y me hubiera ahorrado todo lo que vino después".
El "infierno" de un post-aborto
Lo que vino después fue una montaña rusa de emociones: "Al principio me quedé hecha polvo, porque hay una certeza absoluta y es que entramos dos y salimos uno. Me dijeron que no me preocupara, que era un trozo de tejido, pero cuando abortas con más de tres meses tienen que recomponer al bebé para ver que no han dejado nada dentro, y tuve la mala suerte de que lo dejaran a mi lado en una bandeja. A partir de ahí, desbarré completamente, porque, además, cuando abortas, nadie entiende que tienes que pasar un duelo".
Era la época de la movida madrileña y Esperanza se refugió en la fiesta de aquellos años para tratar de superar algo que ni siquiera ella misma era consciente de la factura que le estaba pasando: "Empecé a llevar una vida de locos y a tener relaciones sin control. Hasta entonces era una mujer alegre y simpática, y llegó un momento en el que discutía con la gente del trabajo, con mi hijo… Con todo el mundo. En dos o tres años, estaba completamente desbordada y tuve que pedir ayuda psiquiátrica".
Hoy, Esperanza trata de evitar que otras mujeres pasen por el mismo infierno que pasó ella. "Hay mujeres que se sienten liberadas y siguen con su vida hacia adelante como si no hubiera pasado nada, pero son una minoría, porque incluso muchas de esas mujeres acaban dando tumbos", lamenta. Según explica, el duelo es muy complejo y, muchas veces, acaba generando autolesión o relaciones tóxicas: "Creemos que si hay gente que nos humilla y nos maltrata es porque nos lo merecemos. No es una cosa que se piense de manera consciente, pero el subconsciente es mucho más potente que el consciente".
La maternidad, un bien social
Tras su experiencia, Esperanza está convencida de lo importante que es que las mujeres -incluso aunque finalmente decidan abortar- sepan a lo que se enfrentan. "Hoy en día, la sociedad sólo transmite hostilidad hacia la maternidad y parece que el aborto es la mejor opción. Precisamente por eso, es importante que las mujeres conozcan también la otra cara, tanto del infierno que puede ser un post-aborto, como del bien social que representa la maternidad".
De hecho, la Fundación REDMADRE también se funda con este propósito: el de concienciar a ciudadanos, políticos y empresarios de que la natalidad no sólo es un bien particular. "En España mueren más personas de las que nacen y saben perfectamente que eso es un problema -advierte Amaya Azcona-. Cada mujer tendrá los hijos que considere. Pero, por lo menos, a las que se quedan embarazadas, facilítenles el camino".
En este sentido, la directora de la Fundación REDMADRE valora muy positivamente el plan de apoyo a la natalidad aprobado recientemente por la Comunidad de Madrid, que invertirá más de 4.500 millones de euros en los próximos cinco años: "Nunca se había hecho una inversión tan grande para ayudar a las mujeres que quieren ser madres. Es un paso de gigante y ojalá todas las comunidades autónomas implantaran medidas con el alcance de las aprobadas por Isabel Díaz Ayuso".