Fue un acto solemne. En el Teatro Real, con orquesta sinfónica, los Reyes, siete ministros, el líder de la oposición, varios expresidentes del Gobierno (Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero), el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y varios de sus antecesores, como el español, Javier Solana o George Robertson, Willy Claes y Anders Fogh Rasmussen. Todos los que dirigieron la organización desde que ingresó España salvo el holandés Jaap de Hoop Scheffer.
Todo para celebrar el 40 aniversario del ingreso de España en la OTAN. "Pertenecer a la OTAN es fundamental", afirmaba Pedro Sánchez, mientras pedía rearmarse y elogiaba a Calvo Sotelo por integrar a España en la Organización, pese a la oposición del PSOE en 1982: "De entrada, no".
Una reinvención como atlantista que choca con sus socios de Gobierno que no sólo le plantaron sino que, en el caso de Podemos, hasta sembró dudas sobre los contratos a dedo para la OTAN. "Es raro que se celebren los 40 años con toda la pompa y boato", afirman algunos aliados de Sánchez. "Lo normal es celebrar los 25 y 50 años", añaden.
¿Qué buscaba Sánchez? ¿Calentar la cumbre de OTAN que se celebrará en junio en Madrid? El presidente del Gobierno no sólo paseaba a Stoltenberg por el Teatro Real, también celebró dos reuniones con él. El domingo, en Quinto de Mora. El lunes, en La Moncloa. Su obsesión por agasajar al secretario general de la OTAN le llevó hasta acompañar a Stoltenberg a un almuerzo en el Palacio Real, presidido por los Reyes.
Tanta fue su atención que el presidente del Gobierno llegó tarde en Bruselas al Consejo Europeo Extraordinario y delegó en el primer ministro portugués, Antonio Costa, la representación de España durante unas cuantas horas, mientras él llegaba a la cumbre. "Es raro", afirman algunos aliados, recordando la importancia que tienen los encuentros de los presidentes de Gobierno en Bruselas. Su obsesión en agasajar al actual secretario general de la OTAN, y a los pasados, levanta suspicacias.
Stoltenberg se va
A muchos no se les escapa que el actual secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha comunicado que dejará su cargo en septiembre ya que a finales de año será efectivo su nombramiento como nuevo gobernador del Banco de Noruega, que se acordó este pasado mes de febrero. El político laborista noruego lleva en el cargo de la Organización Atlántica desde 2014 y este año tocaba su relevo.
Muchos asumen que, tras varios años de políticos de norte de Europa al frente de la OTAN (Noruega, Dinamarca y Países Bajos) llega el turno de un europeo del sur. En las quinielas también está el primer ministro italiano y exgobernador del BCE, Mario Draghi, que tendría que dejar su puesto en Italia, donde preside un gobierno de gran coalición que abarca desde la izquierda del Partido Democrática a la derecha de la Liga de Matteo Salvini.
Sin elecciones
En el PSOE descartan que se vayan a convocar elecciones anticipadas. La intención es la de agotar la legislatura. Están convencidos que, a partir del segundo semestre del año, el dato de la inflación comenzará a bajar y que los once PERTEs que se han aprobado empezarán a visibilizarse, con la lluvia de millones prometida desde Bruselas.
Los socialistas también quieren que Yolanda Díaz arme su proyecto político, para conseguir que la izquierda a la izquierda del PSOE tenga una opción más atractiva y poder relevar a Unidas Podemos. La vicepresidenta segunda, de momento, pide tiempo y ya advierte que hasta 2023 no tendrá listo su proyecto: Sumar. La pregunta que ronda a muchos es: ¿Será Pedro Sánchez el candidato? En Ferraz, de momento, no tienen dudas. Algunos de sus aliados tienen más.