Menú

El PSOE se conjura para evitar una debacle ante un candidato que no cae mal a sus simpatizantes

Después de 40 años de Gobierno, un PSOE envejecido y sin carisma se enfrenta ante un candidato del PP que concita el aprobado del votante socialista

Después de 40 años de Gobierno, un PSOE envejecido y sin carisma se enfrenta ante un candidato del PP que concita el aprobado del votante socialista
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el candidato socialista a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas, saludan a los asistentes al término del acto de la precampaña de las elecciones autonómicas del 19 de junio que el PSOE de Andalucía celebra hoy en el Recinto Ferial de Dos Hermanas (Sevilla). EFE/Julio Muñoz | EFE

Pero si es poco más que el auditorio de ayer!", exclamaba un joven socialista, aunque por su indumentaria no desentonaría en Nuevas Generaciones, cuando entraba en el mitin de cierre de campaña de Juan Espadas y contemplaba el auditorio, formado por tres graderías y un foso con sillas de plástico. En total, no más de 800 personas, lejos de las 3.000 que reunió Susana Díaz en 2019 en el auditorio Pino Montano, lugar escogido para despedir la campaña.

Casi cuatro años después de perder el poder ,que ejercieron de manera hegemónica en Andalucía durante cuatro décadas, los socialistas han afrontado su primera campaña electoral y han asumido de golpe que la perdida de San Telmo lleva aparejada la merma en la relevancia. Algún viejo socialista afirma que las elecciones andaluzas no las gana un partido sino la Junta y ésta ya no está en manos del PSOE sino del PP.

Un PP que ha huido del sambenito que durante décadas le ha colgado la izquierda. Juanma Moreno no es un señorito, es nieto de labradores. Tampoco es un radical de derechas y su llegada no ha supuesto el fin de la sanidad pública, aunque los socialistas han tratado de convertirla en uno de los ejes de campaña durante la última semana. Después de una legislatura, hasta los simpatizantes socialistas reconocen que su rival electoral no les cae mal.

Un rival que no cae mal

"Es ambidiestro", "tiene buenas formas", "suave", "educado", dicen algunos asistentes cuando se les pregunta por Juanma Moreno. A vuelapluma, no parece que el primer presidente de centro-derecha de la historia de Andalucía genere animadversión entre sus adversarios. Los datos más concretos lo confirman. Según el CIS, los votantes del PSOE dan un 5,25 a Moreno. Una excepción en toda regla, que los votantes socialistas, aprueben la gestión de un presidente popular.

Tampoco el mitin del PSOE se caracteriza por descalificar a su rival. Lo más grave que le dicen es "indolente". Un tono que dista del que utilizan sus homólogos madrileños cuando tienen que hablar de la gestión de Isabel Díaz Ayuso. No en vano, el centro de las críticas socialistas durante esta campaña ha sido Macarena Olona, de Vox, algo que, muchos reconocen, que ha servido para que Moreno se haya distanciado.

Su candidato, Juan Espadas, tampoco genera un movimiento de ilusión. Los socialistas afirman de él que es mejor gestor que candidato. De hecho, sobrevuela un amplio reconocimiento sobre su gestión como alcalde de Sevilla. Cuando se charla con varios asistes y se les pregunta quién les ha gustado más en los debates, la mayoría cita a Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) o incluso Juan Marín (de Ciudadanos), que cosecha simpatías por su gestión y por cómo confrontó con la candidata de Vox "El objetivo de los debates era que los andaluces viesen cómo era realmente Olona", afirman un veterano que arguye que, desde ese momento, el partido Abascal empezó a bajar en los sondeos.

Sánchez, un lastre

Entre los militantes, Pedro Sánchez es recibido y despedido como un rock-star. A la locura colectiva contribuye un crucero, lleno de guiris, que sale del puerto de Sevilla a la vez que el presidente del Gobierno abandona el Muelle de las Delicias. El himno del PSOE se entremezcla con la bocina del barco, mientras los turistas saludan desde la cubierta. "Más votos", grita un enfervorecido militante que se afana en agitar su mano. "Yo creo que son más bien de Trudeu", afirma con ironía un ministro en referencia al mandatario canadiense.

Una vez que se acaba el mitin, muchos militantes reconocen que ,fuera de su entorno, el presidente del Gobierno no cosecha una especial simpatía. "Sus rectificaciones dan una imagen de debilidad", añaden algunos cuando se les pregunta en la barra que han puesto para pedir Cruzcampo o agua. "En Andalucía a muchos les cuesta entender sus pactos con Bildu o ERC, incluso a gente socialista", tercian otros militantes, algo que rechazan los altos cargos. "Eso ya está amortizado, pesa más la inflación", dicen fuentes de la dirección socialistas para explicar la falta de pegada de esta campaña en una comunidad que era el granero de votos del centro-izquierda.

"Sánchez no es Felipe y Espadas no es Susana", advierten algunos militantes más mayores. El público envejecido del mitin es otra de las características de la tarde. La megafonía pide que los menores de 35 vayan a la grada joven, la que está situado detrás del candidato, para dar una imagen informal del partido. Al final, se opta por rellenar los huecos con gente que tiene 30 años pero en cada pata. "Tengo amigos que han ido al cierre de Teresa (Rodríguez), tiene concierto y creo que mejor ambiente", reconoce un chico que, pese a su juventud, ha rechazado ir a la grada del fondo.

Las encuestas a la papelera

Los sondeos en contra han acabado por crear un ambiente de derrota que los cargos públicos se han conjurado para tratar de borrar. No en vano, durante la última semana, han sido constantes las apelaciones para mandar "a la basura" las encuestas. Casi como un mantra al que se han aferrado tanto Adriana Lastra, como María Jesús Montero, Juan Espadas o Pedro Sánchez. El objetivo: evitar una desmovilización aún mayor. Los altos cargos socialistas es a lo que se aferran: "fallaron cuando dieron a Javier Arenas presidente y nos fallaron hace cuatro años, cuando creíamos que íbamos a sacar más de 40 con Susana Díaz". ¿Pueden fallar tanto las encuestas? En el PSOE se aferran a las zonas rurales y a una movilización de última hora para dar la vuelta a los pronósticos.

El Plan Casado

¿Un terremoto andaluz tendría una réplica en Ferraz? Desde hace semanas, la dirección del PSOE ha tratado de delimitar el terreno ante una previsible onda expansiva. "Andalucía es parte del Plan Casado", repiten sin cesar. Esto es: que Andalucía es, junto con Madrid y Castilla y León, parte de un supuesto proyecto, como si fuesen fichas del dominó, para hacer caer a Pedro Sánchez.

"¿Pasó algo cuando ganó Ayuso?", preguntan de manera retórica. Lo que a nadie se les escapa es que Andalucía, a diferencia de la capital o de Castilla y León, era, hasta hace cuatro años, un feudo socialista donde su peor resultado histórico, en 2018, siempre ha estado, pese a todo, por encima del millón de votos. Hoy, en la semana del Corpus Christi, se verá si el PSOE vivirá una inesperada Resurrección o continúa su Calvario y Penitencia, tras cuarenta años de Pasión en el poder andaluz.

Temas

En España

    0
    comentarios