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Alberto Núñez Feijóo garantiza a sus barones libertad plena para hacer las listas autonómicas y locales

Atrás quedan las viejas peleas en las que Génova aprovechaba para reforzar su poder con paracaidistas desconocidos.

Atrás quedan las viejas peleas en las que Génova aprovechaba para reforzar su poder con paracaidistas desconocidos.
Reunión Junta Directiva Nacional del PP el 22 de junio, tras la mayoría absoluta de Juanma Moreno en Andalucía | Europa Press

Le elaboración de las listas autonómicas y locales fue todo un motivo de guerra interna en el pasado muy reciente del PP. Pero eso se ha acabado en el nuevo partido de Alberto Núñez Feijóo. El presidente aprovechó la comida de este pasado martes con sus barones para garantizarles libertad y operatividad plenas en sus feudos. A cambio, eso sí, el mismo pacto se respeta hacia arriba y las listas nacionales serán responsabilidad del candidato a la presidencia nacional.

No están lejos los tiempos en los que la elaboración de las listas electorales era el motivo perfecto para mostrar colmillo y músculo desde Génova. Los barones autonómicos conocían a sus equipos. Conocían sus municipios y su gente en las plazas locales. Pero era Génova la que decidía los tiempos en los que se comunicaban los integrantes de las listas electorales autonómicas y hasta las locales. Y, sobre todo, decidía quiénes eran los integrantes de las ansiadas listas.

Aquello era defendido por Génova como un mecanismo teóricamente más ordenado, pero lo cierto es que provocaba toda una alteración de las necesidades y capacidades conocidas por quienes sí sabían cómo evolucionaban los perfiles locales del partido. Traducido: lejos de aupar a las listas electorales a quienes trabajaban a pie de obra, la designación centralizada se convertía en todo un mecanismo de refuerzo del poder de Génova, aunque ello supusiera todo un desfile de paracaidistas desconocidos en sus propias localidades.

La paz ha llegado al PP tras grandes batallas. Y el acuerdo es sencillo. En las listas autonómicas mandan los barones autonómicos. En las listas locales, los presidentes provinciales y los barones autonómicos de mutuo acuerdo. Y en las nacionales, manda el presidente del partido y aspirante a la Presidencia nacional. O, lo que es lo mismo, zapatero a tus zapatos.

Lejos quedan, por lo tanto, viejas peleas que afectaron al PP de Madrid y al de Andalucía. Pero de las que no se libraron ni en Extremadura, ni en Castilla y León, ni en Castilla La Mancha, ni en Cataluña, ni en la Comunidad Valenciana…

Las dos batallas más sonadas se libraron, efectivamente, en Madrid y Andalucía. En Madrid, Génova no permitía no sólo la decisión por parte de Isabel Díaz Ayuso de los aspirantes en las listas, sino que la presidencia de Pablo Casado no dejó de obstaculizar incluso el ascenso a la presidencia autonómica del partido de quien ya contaba con el respaldo de los votantes en ese mismo territorio, la propia Isabel Díaz Ayuso.

Y en Andalucía, la batalla legó al punto de que ocho presidentes provinciales del PP en esa comunidad fueron reclutados por Génova para controlar el partido de Juanma Moreno. Del mismo que acaba de ganar a la izquierda con una mayoría absoluta.

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