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Celso Arango: "Está habiendo un incremento bestial de adolescentes que asumen ser trans sin serlo"

El prestigioso psiquiatra carga contra la ley Trans y advierte del riesgo de empujar a jóvenes confusos hacia una hormonación "irreversible".

El prestigioso psiquiatra carga contra la ley Trans y advierte del riesgo de empujar a jóvenes confusos hacia una hormonación "irreversible".
El psiquiatra Celso Arango | EFE

En plena polémica por el proyecto de ley Trans, el catedrático Celso Arango (Palma de Mallorca, 1968) es uno de los pocos profesionales que se atreve a hablar alto y claro de los peligros de la libre autodeterminación de género. Director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental, y jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Gregorio Marañón, Arango advierte de una inquietante realidad: la eclosión de adolescentes que resuelven sus crisis asumiendo que son trans, cuando realmente no lo son. La proporción respecto a los que sí es "de 100 a 1", insiste el doctor.

Con la nueva ley, el peligro para todos estos jóvenes que se dejan llevar por lo que califica como "una moda" es más que evidente, ya que cambiar de género en el Registro Civil tan sólo es el paso previo para iniciar una hormonación que, tal y como él mismo advierte, es "irreversible", por mucho que se piense lo contrario. Así, el psiquiatra defiende que, si bien la transexualidad no es una enfermedad, es probable que el problema de estos adolescentes sea realmente otro tipo de trastorno que, sin acompañamiento médico, como pretende el Gobierno, puede quedar sin diagnosticar.

Precisamente por eso, Arango -que, además, es vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), de la que fue presidente- no es capaz de entender que se excluya a los sanitarios de un proceso en el que, según defiende, son los que más tienen que decir: "A lo que quieren acceder es a tratamientos médicos financiados por el Sistema Nacional de Salud: hormonas y cambio de sexo quirúrgico. Y eso, que yo sepa, lo hacen los médicos".

Pregunta: ¿Es verdad que hay un gran grupo de adolescentes que se aferran a lo trans no porque realmente lo sean, sino porque creen que esa es la solución a sus problemas?

Respuesta: Sí, y además es un fenómeno que está creciendo. A mí, como psiquiatra, me preocupan cero las personas trans, porque hace tiempo que la Organización Mundial de la Salud decidió desmedicalizar la transexualidad y, como no es un trastorno mental, no me preocupa. Ahora, los que sí me preocupan muchísimo, porque los veo todos los días, son los que no son trans y dicen serlo, porque a los trans que llevan toda la vida diciendo que están en un cuerpo equivocado hay que darles una solución, y es evidente que, en su caso, el cambio de sexo hormonal y quirúrgico en muchos casos sí funciona. Pero esos siempre han sido casos excepcionales. El problema es que ahora los otros son muchísimos más que los primeros, pero muchísimos, y estoy hablando de un orden de magnitud de 100 a 1.

P: ¿Y a qué lo achaca usted?

R: Pues a las modas. Se empieza a hablar de cosas que antes no existían y de repente se convierte en algo muy popular, como los adolescentes que se cortan, etc. Ahora lo que está de moda es que los jóvenes que tienen algún tipo de trastorno mental como trastornos de la personalidad, depresiones, autismo, asperger, etc., de repente, de la noche a la mañana, dicen ‘ya sé lo que me pasa: soy trans y ésa es la solución a mis problemas’. Y es entonces cuando se convencen de que lo que necesitan es tener un sexo distinto y, como se está yendo a un modelo en el que no es necesaria la autorización judicial, incluso parece que no lo será en menores, estos chicos acceden a las hormonas muy fácilmente a través de sistemas privados. ¿Y qué es lo que estamos viendo? Pues que, pasado un año, dos o tres, se arrepienten y dicen ‘pues resulta que no era esto lo que me pasaba, debe ser otra cosa, porque sigo igual o estoy peor incluso’. El problema es que esto es irreversible y entonces tienen una doble carga, y esto no lo podemos permitir.

P: Más allá de lo evidente, que es el cambio de sexo quirúrgico… ¿Por qué dice que es irreversible?

R: Pues porque la hormonación misma te hace perder fertilidad, puede que no seas capaz de tener hijos nunca. En el caso de que te quiten un pene o una vagina, ya no lo vuelves a recuperar y con la doble mastectomía, te puedes poner unos implantes, pero, desde luego, que lo que tendrás ya será otra cosa, no un pecho, con lo que pierdes, por ejemplo, la capacidad de amamantar. En definitiva, ya no vas a tener nunca el cuerpo que tenías antes.

P: ¿Y cree que la sociedad es realmente consciente de todos estos riesgos?

R: No, porque lo minimizan, y como es guay, es cool, está de moda en las redes sociales y hay gente que hace negocio con esto, pues entonces te hacen creer que vas a encontrar tu verdadera identidad y que te va a cambiar la vida. Y el gran problema que hay es que se legisla desde los despachos de los ministerios. Ése es el problema. Yo a esta gente les invitaría a todos a venir a una unidad de hospitalización de psiquiatría de adolescentes y hablar con los chavales que tenemos ingresados y ver lo que les está pasando de verdad, escucharlo de su boca y de la de sus familias. Y, además, es que sólo tienen que mirar lo que ha sucedido en Suecia, Noruega y Reino Unido, donde han dejado de financiar estas cosas, porque han visto que por una persona a la que le viene bien, hay 100 a las que le viene mal.

P: Con la nueva ley, esta gente va a dejar de tener un acompañamiento médico, con lo cual, en muchos casos, habrá trastornos que no se descubran…

R: Tal cual. Y lo que tenemos que detectar son esos casos en los que una persona, por una crisis de personalidad en la adolescencia o por un cuadro de depresión, de autismo, de alto funcionamiento o lo que sea, un día de repente se levanta por la mañana diciendo que es trans, cuando realmente no lo es. Esperemos un tiempo y evaluemos, porque dentro de una semana igual nos dice que menuda tontería estaba diciendo, igual que cuando se levanta diciendo que se quiere matar. Pues igual a la semana siguiente, si se le da el tratamiento que necesita para su cuadro depresivo, ya no se quiere matar, ¿no?

P: Entonces, ¿únicamente está en contra de la libre autodeterminación de los menores?

R: No, yo de lo que estoy en contra es de que no se haga un diagnóstico diferencial de lo que no es trans, ya sea en menores o en adultos. Con los menores, todavía más, porque la adolescencia es un momento de la vida de enormes incertidumbres e inestabilidades, y hay cosas que en la adolescencia parecen clarísimas y luego no lo son. Pero soy partidario de ese diagnóstico en todos los casos, porque, antes de dar o hacer algo que es irreversible, tenemos que asegurarnos de ello. Yo no hago un trasplante hepático a alguien porque me diga que eso es lo que necesita. Yo le hago dos mil pruebas para ver si realmente lo necesita y si le va a venir bien. Y ya digo que está habiendo un incremento bestial de adolescentes que de repente asumen ser trans sin serlo. ¿Tenemos ahora un 500% o un 1.000% más de casos trans que antes? No. Simplemente ahora hay gente que lo dice como podría decir cualquier otra cosa, como que la vida no tiene sentido o que quieren ser ricos.

P: El problema es que el Gobierno no quiere que entre en juego ningún profesional médico, porque entiende que eso significa considerar la transexualidad una enfermedad…

R: Pero vamos a ver… Una cosa puede ser o no una enfermedad, pero habrá que ver lo que es, ¿no? Y yo lo he dicho al principio: a mí no me preocupan los trans de verdad, pero habrá que hacer un buen despistaje. ¿O es que les va a hacer la cirugía un carnicero o les va a dar un tratamiento hormonal un camionero? Es que a lo que quieren acceder es a tratamientos médicos… Tratamientos médicos financiados por el Sistema Nacional de Salud: hormonas y cambio de sexo quirúrgico. Y eso, que yo sepa, lo hacen los médicos.

P: En todo caso, antes de ser aprobada, la nueva ley Trans tiene que ser debatida en el Congreso… ¿Qué le pediría al Gobierno y a los grupos parlamentarios?

R: Con que miren lo que ha pasado en otros países yo ya me conformaría. Eso y que actúen en consecuencia, claro, que no cierren los ojos. El problema es la ideologización, el decir ‘voy a hacer esto, pase lo que pase y sin basarme en la evidencia’. Lo que tienen que hacer es escuchar a los técnicos, escuchar a los clínicos, escuchar a las familias y dejarse aconsejar por lo que sucede realmente, no por lo que les dicta su ideología, su corazón o su cabecita, sino por lo que está pasando realmente, por lo que es lo pragmático, la realidad. Y la realidad es que esta masificación y estas modas, con una puerta abierta a tratamientos médicos irreversibles, sin ningún tipo de discriminación ni de evaluación, generan más problemas que soluciones.

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