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La historia oculta en la Universidad de Barcelona de Laura Borràs, el último icono separatista

El filósofo, traductor, crítico y catedrático Jordi Llovet, que fue jefe de Borrás, detalla los inauditos pormenores de su carrera académica.

El filósofo, traductor, crítico y catedrático Jordi Llovet, que fue jefe de Borrás, detalla los inauditos pormenores de su carrera académica.
Laura Borrás posa como si fuera una estrella de Hollywood para una entrevista con la agencia EFE. | EFE

Esta es la insólita historia de la mujer que medró en la Universidad de Barcelona sin estar en absoluto capacitada para la docencia, con unas lagunas oceánicas en su disciplina, pero con unos enchufes y un desparpajo prácticamente indescriptibles. Y tras triunfar, caer por supuestos desvíos monetarios y volver a triunfar en la jungla universitaria, se convirtió en directora de la "Institución de las Letras Catalanas" –la definición esférica de lucrativo chiringuito "cultural"–, desde donde se catapultó a la consejería de Cultura de la Generalidad de Quim Torra, luego al Congreso de los Diputados y por fin a la presidencia del Parlament de Cataluña de la mano del partido del prófugo Puigdemont.

Laura Borràs es el último icono indepe del proceso separatista y está dispuesta a parapetarse detrás de su cargo como presidenta de la cámara autonómica para afrontar el juicio por corrupción que le espera –a falta sólo de fecha definitiva– en el Tribunal Superior de Justicia de la región, el TSJC. Las presiones de ERC para que sea suspendida de sus funciones institucionales hasta después de la celebración de la vista, no sólo no hacen mella en su voluntad sino que podrían precipitar la salida de su partido, Junts per Catalunya (JxCat), del gobierno autonómico. Se crearía así una especie de tormenta perfecta sobre la política catalana que podría acabar en adelanto electoral como primera opción o en un gobierno en solitario de ERC con el apoyo externo del PSC.

Nada es lo que parece

Pero más allá de estas hipotéticas consecuencias, el caso de Laura Borràs presenta perfiles, derivadas y matices tan suculentos que exceden de la árida especialidad de la política tribal catalana. Pocas cosas de Borràs o relacionadas con Borràs son lo que parecen. Por ejemplo, el supuesto robo de documentos personales sufrido por ella hace escasas semanas no fue en su domicilio, como "declaró" en Twitter, sino en un trastero comunitario que afectó a más vecinos, según el atestado de los Mossos. Es sólo un ejemplo. Peccata minuta en comparación con el demoledor retrato que hace de Borràs el catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Jordi Llovet.

Llovet, reconocido crítico literario, filósofo, ensayista y traductor, además de docente, fue profesor primero y jefe después de una joven Borràs que iniciaba su "brillante" carrera académica en la Universidad de Barcelona. Ya jubilado y "estupefacto", según escribe, por "las cosas que hacen Laura Borràs y sus compañeros de JxCat", ha decidido contar en su cuenta de Facebook detalles e interioridades de la carrera académica de Borràs que ponen los pelos de punta.

Familiares y amigos pegando gritos ante un tribunal de oposiciones, excusas de todo tipo para justificar su falta de preparación, desvíos impropios de fondos universitarios, presiones de prestigiosos miembros de la comunidad universitaria para allanar su carrera, un accidentado despido con guardias jurados en acción y una ambición tan desmedida que sólo es equiparable a su absoluta falta de capacitación para la docencia universitaria, siempre según su la versión de quien fuera su jefe en la UB.

A base de enchufes y coacciones

Llovet arranca su texto sobre Borràs con la confesión de que recibió presiones para colocar a la susodicha con una oferta que no podía dejar escapar: "Tuve que incorporar a Laura Borràs –en adelante se referirá a ella como LB– a mi equipo de profesores en la Universidad de Barcelona (UB), una vez doctorada, si quería que el departamento de Románicas sacara a concurso una cátedra de mi especialidad, Literatura Comparada. Y así lo hice. Fue una condición sine qua non. Uno de los miembros de la comisión que debía elegirla (por imperativo de la jefa del departamento de Románicas y profesora Anna Maria Mussons, que estaba encantada con LB), Biel Oliver, no se presentó en la sesión. Me dijo que no podía votar a una persona que había hecho una tesis doctoral de Filología Románica Medieval sin saber ni latín, ni provenzal, ni francés o catalán antiguos. No vino, pues, Biel Oliver, con lo que el resultado de la votación podía hacer fracasar la candidatura de LB, pero la voté de acuerdo con lo que ya he explicado. Todo lo que ha pasado más tarde en la vida de LB, es por tanto, al menos en parte, culpa mía".

El catedrático Llovet recuerda una singular y definitoria escena cuando Laura Borràs ya era madre: "Al cabo de los años se presentó a unas oposiciones por ser profesora titular, junto con su colega David Viñas, y la sesión fue turbulenta. David Viñas fue muy superior, presentando una memoria y un proyecto docente mucho más sólidos que los de LB. Ella adujo que no había podido hacerlo mejor porque había estado a punto de morir de parto hacía pocas semanas ―esto es cierto: le salvó la vida su padre, entonces jefe de Urgencias del Hospital Clínic; esto es bonito. Ante esta explicación de LB, yo, que era el presidente del tribunal, respondí tan correctamente como pude diciendo que la comisión estaba reunida para elegir a un candidato a ser profesor titular, y que no era el lugar para hacer consideraciones sobre su salud, aunque lamentaba lo que le había sucedido".

El primer "club de fans"

Pero Borràs no comparecía sola ante el para algunos adusto y desconsiderado presidente del tribunal. Llovet describe la situación en estos términos: "Al fondo de la sala, en la facultad de Letras, había una delegación de la familia suya que estuvo abucheando y blandiendo pancartas que decían que aquel tribunal estaba "apañado" y que estábamos cometiendo una injusticia al otorgar la plaza a David Viñas y no a LB. Pude llamar al servicio de seguridad para que desalojaran a los vociferantes, pero no lo hice; no quería más bronca y, al fin y al cabo, quien debía votar era la comisión y no los parientes de LB. Ganó la plaza David Viñas, y no fue fácil: LB había hablado con uno de los hombres fuertes del área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (TL y LC, en adelante), Darío Villanueva, que había presionado a uno de los miembros del tribunal, David Pujante. Si éste hubiera votado a LB, ella habría ganado la plaza; pero las diferencias en la memoria y en las exposiciones de ambos candidatos fueron tan obvias, que Pujante se decantó finalmente por votar a Viñas".

El incidente no tuvo mayores consecuencias, salvo por la aparición del primer club de fans de la actual dirigente separatista. Borràs se quedó en la facultad, pero sin grandes expectativas de mejorar su condición en la pirámide administrativa universitaria dadas sus carencias formativas y docentes. Al respecto, su exjefe asegura que "LB nunca fue una buena profesora, a pesar de un conjunto de opiniones contrarias que respeto. Pero sé por otra colega, Blanca Muñiz, que su hija cambió de grupo en cuanto pudo porque, según dijo, LB hacía circular entre los estudiantes fotos de la hija que había tenido y contaba en clase los cuentos que había contado a su hija antes de dormirse, esgrimiendo que después hablaría de las "funciones narrativas" de los cuentos en cuestión".

Contacto "profesional" con el informático condenado

Pero el testimonio de Llovet no sólo aporta datos sobre el comportamiento y la personalidad "académica" de Borràs, sino que detalla el momento en el que se produjo el primer contacto profesional con el beneficiario de los contratos supuestamente ilegales que la van a sentar en el banquillo de los acusados: "Viendo que en la facultad de Letras tenía poco recorrido, dejó un pie con 6 créditos, me parece, quizás 12, y se fue a completar la docencia en la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), donde creó, en colaboración con la UB, el centro llamado Hermeneia, en el que empezó a trabajar con la asistencia de Isaías Herrero, la persona que al cabo de los años siguió las instrucciones de LB para la elaboración de contratos supuestamente ilegales cuando LB era directora de la Institución de las Letras Catalanas".

Isaías Herrero es un ingeniero informático condenado por tráfico de drogas y falsificación de billetes y una investigación de los Mossos sobre sus actividades condujo a los agentes hasta el operativo del fraccionamiento de contratos a favor del investigado por parte del Instituto de las Letras Catalanas que presidía Borràs.

Un despido con guardias jurados

En el siguiente párrafo de su larga exposición, Llovet escribe sobre supuestos manejos económicos y el fulminante y abrupto despido de Borràs en su nueva universidad: "En la UOC las cosas se le torcieron porque, supuestamente ―conste que de esto no tengo pruebas― desvió impropiamente un dinero hacia la entidad que había fundado, Hermeneia. No se lo quedaba ella, que yo sepa ―estoy seguro de que nunca se ha apropiado de ningún dinero público a título personal―, pero fue una operación que disgustó a las autoridades de la UOC. También según noticias que no puedo demostrar, fue despedida de la UOC, de la que, por lo que también me contaron, tuvo que ser desalojada con la colaboración de los guardias de seguridad. La UOC nunca ha comentado aquellos hechos: así se tapan siempre las vergüenzas las universidades".

En relación a su horizonte penal y tras explicar que Borràs consiguió hace dos años una plaza de profesora titular en la Facultad de Pedagogía de la UB que firmó como funcionaria del Estado aunque podía elegir depender de la administración autonómica, Llovet afirma que Borràs trata de "movilizar a las masas independentistas" para "conseguir una pena rebajada". "Mis amigos de la facultad de Derecho me hablan de seis o siete años de cárcel, que quedarían en dos o tres, o ninguno, y una inhabilitación por un período quizás más largo".

Llovet concluye su escrito con estas palabras: "No he querido en ningún momento herir o insultar a su persona. Me parece que me he limitado a exponer unos hechos ―sin valor incriminatorio alguno en el juicio que quizá le espera―, porque no soy nadie para usurpar las competencias de los jueces del TSJC. He escrito esto para ofrecer solo una información del todo ajena a la causa que tiene abierta en estos momentos LB, la segunda autoridad de Cataluña".

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