
Pedro Sánchez volverá a volcarse esta semana en la agenda internacional. Si hace unos meses, se dedicaba a atizar a las energéticas y bancos, llegando a crear un impuesto contra los beneficios extraordinarios de este sector, ahora se dedicará a mimar a los directivos de Santander, BBVA, Iberdrola, Repsol o Naturgy.
Este martes, el presidente del Gobierno tendrá una cita en Davos con los principales representantes de este sector. El encuentro será previo a la conferencia que Sánchez tiene previsto dar el martes por la tarde. No está claro si a la reunión asistirán Ana Patricia Botin o Ignacio Galán. En julio, cuando airearon sus críticas a la nueva tasa del Gobierno, Sánchez les espetó: "Si protestan Botin y Galán es que vamos en la buena dirección".
Una cumbre amenazada
Tras su cita en la ciudad suiza, Sánchez volverá a España. El jueves tendrá una cumbre bilateral con el presidente francés, Emmanuel Macron. Será en el MNAC de Barcelona. Las medidas de seguridad serán excepcionales ya que ERC ha convocado una manifestación contra la reunión.
Aunque, fiel a la tradición separatista, estarán en misa y repicando. Oriol Junqueras liderará las protestas fuera mientras que el presidente catalán, Pere Aragonés, tratará de convertir la cumbre en un encuentro trilateral llevando una agenda propia que incluye la promoción de la lengua catalana en Perpignan o que se reconozca a Cataluña como un acto soberano.
Se desligan de su socio
"ERC sabrá", afirman en el Gobierno con cierto nerviosismo mientras tratan de desligarse de las acciones de su socio parlamentario. "La situación está apaciguada en términos generales", añaden sobre Cataluña y esperan que no se produzcan disturbios. Por si acaso, se han reforzado las medidas de seguridad.
Hasta este momento, Sánchez había previsto celebrar la cumbre en la Ciudad Condal para acabar de firmar los últimos flecos sobre el Bar-Mar, un conducto submarino de hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella. En total, 455 kilómetros como remedo al fracasado gasoducto entre España e Italia para traer el gas argelino. Un proyecto que frustró Francia con la complicidad de Argelia.