Desde que Irene Montero empezó a perfilar la ley del ‘sólo sí es sí’, la obsesión de la ministra de Igualdad siempre ha sido la misma: que la legislación ponga el foco en el consentimiento y no en si la víctima se resistió o no lo suficiente. Según Montero, ese es precisamente el gran logro de su polémica norma y, por eso, dice no estar dispuesta a que la anunciada contrarreforma ataque el "corazón" de su ley estrella. Sin embargo, ¿ha cambiado realmente la ley en este sentido? ¿Es verdad que ‘sólo sí es sí’?.
En medio del ruido que suele haber en estos casos, el primer abogado en conseguir una rebaja de condena para un violador, Juan José Areta, se ha esforzado estos días en explicarlo de la manera más sencilla posible. Lo ha hecho a través de su cuenta de Twitter, donde se hace llamar Tsevan Rabtan. Harto de escuchar a tertulianos defender que que "ahora —no como antes— no hay que demostrar que te resististe o cuánto y que no hay que demostrar la violencia o la intimidación", el letrado decidió escribir un hilo en el que desmonta los argumentos de Irene Montero.
La clave: la presunción de inocencia
"Lo uno y lo otro es erróneo. Antes bastaba con demostrar que no había consentimiento para que cualquier atentado contra la libertad sexual fuera delito. Y ahora también hay que demostrar violencia o intimidación si sostienes que la hubo y pretendes que se castigue la conducta de forma agravada -arranca su explicación-. El consentimiento ya era antes el eje de este tipo de delitos precisamente porque desde 1995 el bien jurídico protegido es la libertad sexual".
En este sentido, el letrado insiste en que el mencionado "cambio histórico" no es tal, dado que todos los problemas probatorios se mantienen y "no tienen solución sin eliminar la presunción de inocencia". Y esa es precisamente la clave que desmonta la "propaganda" de la que, según Tsevan Rabtan hacen gala tanto la ministra de Igualdad como el resto de miembros de Podemos, ya que se trata de uno de los derechos fundamentales garantizados en la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 11) y en la propia Constitución española (artículo 24).
Las consecuencias de la "propaganda"
De ahí que el abogado concluya que la ley del ‘sólo sí es sí’ no es más que "propaganda" y que "el cambio histórico que se dice se ha producido es filfa". Según defiende, Montero solo tenía una obsesión: "Todo tenía que ser violación". Algo que no venía sino a responder a la indignación de las feministas que, tras el juicio de La Manada, recorrieron las calles de nuestro país al grito de "no es abuso, es violación"..
"Lo que importaba (castigar conductas dañinas y proteger a los ciudadanos) se dejó en segundo plano. El único fin real era vender un supuesto avance histórico que prácticamente nos llevaba de la Edad Media al futuro gracias a esas gigantas del Gobierno -ironiza Tsevan Rabtan-. La ley solo servía si servía al relato".
Al igual que otros tantos expertos -abogados y jueces- lo que pone en duda es lo que se ha conseguido: "El tipo condenado por abuso ahora es agresor tras la revisión de su condena. Antes era abusador, pero estaba en la cárcel. Ahora es agresor, pero está en la calle. Un negocio redondo. En el caso de su cliente, un hombre que había violado a su hijastra de 14 años, el letrado ha conseguido reducir su pena de 8 a 6 años de prisión.