Menú

La tutela de Bolaños a Llop por el 'sólo sí es sí' enciende a Justicia: "No aceptamos lecciones de un abogaducho"

El ministro de la Presidencia genera suspicacias al eclipsar con su protagonismo a otros ministerios.

La Ley Sánchez-Montero. Cronología del escándalo del 'sólo sí es sí'

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

El ministro de la Presidencia genera suspicacias al eclipsar con su protagonismo a otros ministerios.
Félix Bolaños | EFE

Félix Bolaños era un desconocido para el gran público hasta que, el 24 de octubre de 2019, su fotografía junto a la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado, y el subsecretario de Presidencia, Antonio Hidalgo, ocupó todas las portadas. Ese día, los tres miembros del Ejecutivo presenciaron la exhumación de Francisco Franco en el Valle de los Caídos.

Su cara empezó a ser más conocida, aunque Félix Bolaños lleva una década ligado a Pedro Sánchez. Primero, como asesor jurídico, después, como secretario general de la Presidencia desde 2018 y en julio del 2021 fue nombrado primer ministro de la Presidencia.

Su ascenso meteórico en la política tuvo como principal damnificado a Iván Redondo, al que Sánchez mostró la puerta de salida de la Moncloa pese a considerarle su "ferrari", el hombre del que todo el mundo hablaba y al que acabó hundiendo su propia ambición. El exasesor dejó la moqueta del palacio presidencial y Bolaños le sustituyó como nuevo hombre de Sánchez, el chico para todo del presidente.

dolores-delgado241019.jpg
Félix Bolaños, Dolores Delgado y Antonio Hidalgo en la exhumación de Franco

Negociaciones de otros

Tanto es así que, en los últimos meses, Bolaños ha sido el encargado de negociar numerosos acuerdos que, a priori, afectan a otros ministerios, acaparando con ello el protagonismo, siempre que las negociaciones no se tuerzan por el camino y toque asumir responsabilidades. Ese ha sido el caso de la ley del sólo sí es sí.

Justicia e Igualdad son las carteras encargadas de negociar los posibles cambios en la norma para intentar echar tierra sobre la excarcelación de violadores y pederastas, más de 400 desde que entró en vigor, a pesar de que su salida seguirá produciéndose. Ambos ministerios deben gestionar el fracaso de la ley pero el titular de Presidencia ha estado en primera línea de las conversaciones desde el primer momento.

Un tutelaje que despierta suspicacias dentro de los ministerios eclipsados por su alargada sombra. "Un abogaducho no nos va a decir lo que tenemos que hacer", se ha podido escuchar en los pasillos del edificio que acoge el Ministerio de Justicia, dirigido por Pilar Llop, encargada de gestionar la herencia que le dejó su antecesor en el cargo, Juan Carlos Campo, hoy magistrado del Tribunal Constitucional, como ella misma ha recordado en varias ocasiones.

Las quejas se producían el mismo día que Bolaños comparecía para anunciar exultante, a bombo y platillo, que el PSOE había decidido poner coto a la excarcelación de criminales sexuales cambiando la ley del sólo sí es sí. Un anuncio que debería haber correspondido al Ministerio de Justicia, responsable de las modificaciones penales, pero al que se adelantó el ministro de la Presidencia.

llop-010223.jpg
Pilar Llop, ministra de Justicia.

A pesar de que Llop ha advertido desde el primer momento contra las consecuencias perversas de la ley, y ha pedido cambios para resolverlo, ni su trayectoria como juez de instrucción, ni su especialidad en Violencia de Género, han impedido que acabe siendo Bolaños, abogado número uno de su promoción y antiguo empleado del Banco de España, el encargado de pilotar las negociaciones políticas para intentar deshacer la reforma del Código Penal.

Los fracasos de Bolaños

El ministro ha acabado siendo el hombre de confianza de Sánchez cada vez que ha sido necesario retorcer las leyes, a pesar de que en el Gobierno abundan los jueces de carrera, como es el caso de la ministra de Defensa Margarita Robles y el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, además de la propia Llop. A él han encargado también la reforma de la Constitución.

Un poder que ha ejercido pese a protagonizar sonados fracasos como las negociaciones para renovar el CGPJ que dirigió en dos ocasiones: cuando Teodoro García Ega era secretario general del PP de Pablo Casado y en la nueva etapa, con Alberto Núñez Feijóo al frente, y Esteban González Pons como hombre de confianza.

Bolaños dio por hecho un acuerdo que reventó cuando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, confirmó en los pasillos del Congreso que negociaban con ERC acabar con la sedición. A pesar de que después intentó desdecirse, el daño ya estaba hecho y de poco sirvieron las maniobras de Bolaños para intentar engañar al PP y que pactara bajo la promesa de que no habría cesiones a los separatistas.

Tampoco protagonizó su mejor momento durante las negociaciones para la moción de censura en Murcia, pactada entre PSOE y Cs. La hecatombe que sufrió el partido naranja facilitó que Bolaños saliera indemne de aquel error político, uno de los mayores que se recuerdan en los últimos años. Lo ocurrido prendió la mecha del conocido como 'fenómeno Ayuso' el 4M y sacó a Pablo Iglesias de la política.

sanchez-bolanos.jpg
Pedro Sánchez y Félix Bolaños conversan en el Congreso.

La imagen de hombre infalible de Bolaños, el fontanero de Moncloa capaz de obrar milagros, quedó entonces en entredicho, a pesar de lo cual mantiene la confianza del presidente, al que es incapaz de negarle ningún capricho político o legislativo que beneficie su desmedida ambición, con el único objetivo de conservar el poder el mayor tiempo posible.

Temas

En España

    0
    comentarios