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Melissa Farley: la musa del feminismo abolicionista denunciada por manipular sus informes contra la prostitución

La psicóloga acumula un largo historial que desacredita sus estudios pero sigue siendo una referencia para los gobiernos anti prostitución.

La psicóloga acumula un largo historial que desacredita sus estudios pero sigue siendo una referencia para los gobiernos anti prostitución.
La psicóloga Melissa Farley durante su intervención en Madrid. | Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres

Melissa Farley es una de las autoras de referencia para los gobiernos y los movimientos feministas que luchan por abolir la prostitución. Esta psicóloga estadounidense lleva 40 años estudiando los efectos de la prostitución, trata de personas y violencia sexual. Sus investigaciones han servido de base para los planes abolicionistas de los gobiernos de Francia, Canadá, Suecia, Reino Unido, Estados Unidos… y también para el argumentario del PSOE en su intención de acabar con la prostitución en España. Sin embargo, numerosos académicos e incluso sus propios asistentes han denunciado a Farley por manipular sus informes.

En un artículo publicado en 2003, Farley aseguró que, basándose en entrevistas y cuestionarios, el 71% de las encuestadas habían sido agredidas físicamente cuando ejercían la prostitución, el 63% había sido violadas y el 68% cumplían los criterios de diagnóstico del trastorno de estrés postraumático. El 89% dijeron que deseaban abandonar la prostitución, pero que no les era posible.

Poco después de la publicación de aquel informe, una de las académicas que había participado en la investigación, Colleen Winn, envió una carta a una diputada laborista de Nueva Zelanda para denunciar que Farley inventó y tergiversó algunos datos de su informe. Aseguró que no era cierto que las mujeres se prostituyesen por primera vez a los nueve años. También denunció que Farley llegó a pagar a alguno de los encuestados: "El estudio no fue ético y el impacto ha hecho daño a las mujeres y hombres que participaron en él", aseguró Winn en su carta, motivo por el cual denunció formalmente a Farley ante la Junta de Registro de Psicólogos en California.

Sin embargo, la Junta de California nunca respondió a la denuncia. Tampoco respondió la Asociación Estadounidense de Psicología, que recibió una denuncia posterior por parte de otra doctora, Calum Bennachie, que alertó de que Farley había violado las pautas éticas y había cometido varios "errores en su informe, que parecían deliberados para engañar a la gente".

Desacreditada en Canadá

A pesar de que a Farley se le acumulaban las denuncias por falta de ética y falsificación de datos, fue llamada a declarar en el año 2009 como testigo experto en el juicio Canadá contra Bedford. El gobierno confió en ella para defender su postura abolicionista frente a varias trabajadoras sexuales que aseguraban que las leyes canadienses contra la prostitución eran inconstitucionales.

La propia juez del caso acabó argumentando que la declaración jurada de Farley apenas tendría peso en su decisión porque "aunque la doctora ha realizado una gran cantidad de investigaciones sobre la prostitución, su defensa está impregnada de opiniones". También afirmó que cuando Farley "aseguró en su declaración jurada que la prostitución es inherentemente violenta, parece contradecir sus propios hallazgos de que las prostitutas que trabajan en lugares cerrados generalmente experimentan menos violencia. Además, tampoco matizó su opinión sobre la relación de causalidad entre el trastorno de estrés postraumático y la prostitución, es decir, que podría ser causado por hechos ajenos a la prostitución".

No es la única que opina así. El profesor Ronald Weitzer de la Universidad George Washington también publicó un informe para mostrar cómo la ideología ha contaminado los cánones de la investigación científica en el campo de la prostitución. "Se sesga la investigación para servir a una agenda política considerando el trabajo sexual como una institución despreciable siendo la finalidad abolir toda la industria del sexo, la prostitución, la pornografía y otras formas de sexo comercial".

También denunció que "la literatura feminista radical sobre la prostitución y la pornografía está llena de definiciones descuidadas, afirmaciones sin fundamento y reclamos extravagantes. Se seleccionan deliberadamente los peores ejemplos disponibles y los casos de abuso más perturbadores y los presentan como representativos".

Frases incendiarias de Farley

El lenguaje que utiliza Farley, tanto en sus informes como en entrevistas con los medios de comunicación, se basa en afirmaciones que no resultan verificables por pruebas empíricas. Es decir, disfraza su ideología para presentarla como un principio absoluto y evidente.

Algunos de sus comentarios más destacados son: "La prostitución es para la comunidad lo que el incesto es para la familia". En su discurso ha llegado a comparar a los hombres que pagan por sexo con pedófilos: "Así como los pedófilos justifican la agresión sexual de los niños... los hombres que usan prostitutas desarrollan elaborados esquemas cognitivos para justificar la compra y el uso de mujeres".

También ha afirmado que "habría que meter 24 horas en la cárcel a cualquier hombre que compre sexo", según declaró en una entrevista en El Mundo publicada en 2019 durante su visita a Madrid para participar en un congreso internacional sobre prostitución organizado por la Coalición contra la Trata de Mujeres y la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres. En ese congreso nuevamente se asumió que toda la prostitución, voluntaria o no, es igual que la trata de mujeres, lo cual es sinónimo de decir que cualquier trabajo es sinónimo de esclavitud, tal y como denuncia la Plataforma de Personas Afectadas por la Abolición de la Prostitución.

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