
La aprobación definitiva de la Ley Trans y del aborto ha permitido a Irene Montero resarcirse por unas horas de la polémica del sólo sí es sí, aunque sus nefastas consecuencias han sobrevolado en todo momento un debate del que ha acabado saliendo pletórica, pese a su soledad manifiesta dentro del gobierno.
Flanqueada por Ione Belarra y Ángela Rodríguez Pam, sus fieles escuderas, la ministra se ha mostrado por momentos exultante en los pasillos y la tribuna del Congreso, donde recibía emocionada los calurosos aplausos de algunas personas transexuales que acudían como invitadas para seguir la sesión. También fuera, donde se hacía una foto junto a ellas sujetando una pancarta de apoyo.
A ellas se dirigía durante su discurso, mostrándose en ocasiones conmovida porque, según decía, hasta ahora las personas transexuales no tenían todos los derechos reconocidos en España. Algo que se enorgullece de haber cambiado con su llegada al gobierno que, curiosamente, la dejaba sola durante el Pleno. Apenas las ministras Ione Belarra y Yolanda Díaz asistían al Congreso, esta última para debatir las enmiendas sobre la Ley de Empleo.
A diferencia de otras ocasiones en las que Montero ha rehusado hacer declaraciones a los medios, esta vez la ministra de Igualdad se ha parado a atender a la prensa varias veces, a la entrada y a la salida del hemiciclo, donde ha intentado sortear el conflicto que todavía tiene abierto con el PSOE para reformar el sí es sí, desviando el foco hacia Alberto Núñez Feijóo y el giro dado en la cuestión del aborto.
"Estoy muy orgullosa, hoy es un día histórico para las mujeres y las personas trans", decía exhibiendo una amplia sonrisa y regocijándose ante quienes decían que "estas leyes no saldrían adelante". Unas normas que definía como "feministas" a pesar de la oposición de asociaciones que entienden la ley trans como un ataque hacia las mujeres.
El desgaste al que ha tenido que hacer frente la ministra de Igualdad los últimos meses, por la salida de pederastas y violadores, parecía disiparse durante la celebración de un Pleno del que ha salido bastante airosa, debido a las críticas cruzadas a derecha e izquierda: PP y Vox por su choque cultural con el aborto y la izquierda para reprochar al gobierno la falta de consenso con la reforma el sí es sí que, a su juicio, da munición a la derecha.
En plena cascada de noticias sobre las consecuencias de la Ley Trans en menores, de las demandas interpuestas contra el Estado por afectados en diferentes países europeos y de la dimisión de la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, por la revuelta que ha provocado una ley muy similar a la española, Irene Montero sacaba pecho de su norma y se permitía la licencia de atacar a la derecha acusándoles de crear "bulos" o ser "transfóbos".
La ministra se ha mostrado mucho más relajada que en las últimas sesiones celebradas en el Congreso, donde se la podía muy enfadada por los reproches lanzados a izquierda y derecha ante la suelta de criminales sexuales, gracias a la pequeña victoria que se ha anotado ante los suyos en medio del huracán que a punto a estado de llevarse por delante la coalición, de no ser por el instinto de supervivencia de un Pedro Sánchez que no está en disposición de poder cesarla.