
Que a Pedro Sánchez le gusta la política internacional no es ningún secreto. Que disfruta más haciendo de "actor global", como dicen en la Moncloa, que de mero presidente nacional tampoco es un descubrimiento. El ejemplo más claro lo hemos tenido este viernes en Pekín.
El jefe del Ejecutivo español ha comparecido ante la prensa en la Embajada española tras reunirse con el primer ministro chino, Li Qiang, y el presidente de la República, Xi Jinping. Allí, Sánchez se ha explayado con las preguntas internacionales y ha pasado de puntillas sobre las cuestiones domésticas. Incluso ha demostrado una cierta pereza a la hora de tener que rebajarse a responder a algunas polémicas nacionales.
Mediador
Sánchez ha aprovechado para venderse como mediador internacional en la Guerra en Ucrania. "He animado al presidente Xi a que tenga una conversación con el presidente Zelenski para que pueda conocer, de primera mano, el plan del presidente ucraniano", ha presumido el jefe del ejecutivo español tras elogiar "el esfuerzo del Gobierno chino" por rechazar el uso del armamento nuclear y el respeto de la integridad internacional en su plan presentado ante Putin.
El presidente del Gobierno ha insistido en el apoyo de España a "la fórmula de paz" de Zelenski porque "sienta las bases para una paz estable y duradera" en Ucrania. Sánchez ha criticado que la guerra se produce tras la "invasión de Putin", mientras que China, más alineada con el presidente ruso, siempre ha evitado hablar de invasión o agresión y se ha limitado a calificarlo como "crisis".
Sánchez ha evitado aclarar la postura de Jinping durante la reunión que han mantenido. "Serán ellos los que la hagan cuando consideren oportuno", ha afirmado Sánchez.
¿Un Gobierno tripartito?
El presidente del Gobierno ha demostrado una cierta desgana cuando le han hecho preguntas sobre cuestiones nacionales. Unos temas que ha despachado con prontitud. Por ejemplo, en el momento en el que le han interpelado por la ausencia de Podemos en la presentación de Sumar, el nuevo partido de Yolanda Díaz.
Al jefe del Ejecutivo le han preguntado si, a tenor de las tensiones entre los morados y su vicepresidenta segunda, está al frente de un Gobierno bipartito o un tripartito. "Yo gobierno una coalición", se ha limitado a señalar. Más rápido ha sido cuando le han recordado las últimas quejas de Podemos al CIS, acusando a José Félix Tezanos de manipular los datos sobre la formación morada. Sánchez ha reconocido que no sabía de lo que le estaban preguntando.
¿Indultando a Borrás?
Sólo ha profundizado un poco más cuando ha salido a relucir al cuestión de la condena a la líder de Junts, Laura Borras, y si estaría dispuesto a indultarla. "Estamos hablando un caso flagrante de prevaricación y mal uso de los fondos", ha afirmado sobre la condena por fraccionar 300.000 euros en distintos contratos para beneficiar a un amigo.
Sánchez ha reconocido que, al ser una sentencia en primera instancia, queda un largo proceso judicial por delante de recursos hasta que llegue al Supremo. El presidente ha evitado pronunciarse sobre el indulto "no porque no tenga posición sino porque tenemos que ser respetuosos con el Estado de Derecho".