Sin tiempo para la resaca ni para digerir los resultados de las municipales en Cataluña. El anuncio del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, de adelantar las elecciones generales al 23 de julio podría beneficiar a Xavier Trias, el cabeza de lista más votado en Barcelona.
Contra los pronósticos de las encuestas, el alcaldable del partido del prófugo de Carles Puigdemont se impuso en las elecciones municipales en la capital catalana, pero ya el mismo domingo por la noche, el candidato socialista, Jaume Collboni, y la gran perdedora, la alcaldesa en funciones Ada Colau, mostraron su disposición para llegar a un acuerdo con el que desbancar al más votado. Pero necesitan los votos de ERC, cinco concejales, o los del PP, con cuatro, para sumar más de 21 ediles, cifra que marca la mayoría absoluta.
Antes de que el anuncio de Sánchez desmontase el tablero político, Trias se había mostrado seguro de poder ser elegido alcalde al tiempo que desde ERC se lanzaba el mensaje de que el partido no estaba dispuesto a desbancar a Trias sin más y con acuerdo de izquierdas con PSC y Barcelona en Comú, el partido de Colau. Tanto el líder de los republicanos, el indultado Oriol Junqueras, como su candidato en Barcelona, Ernest Maragall, rechazaban de entrada la opción de un tripartito de izquierdas en Barcelona y abogaban por reconstruir la unidad independentista.
Los partidos separatistas han perdido votos a chorros en esta contienda –más de 350.000 en relación a las anteriores elecciones locales– y se han visto muy lastrados por una alta abstención entre un electorado harto de las falsas promesas y de las broncas entre republicanos y posconvergentes. En esa batalla permanente, ha salido reforzado Junts gracias en buena medida a haber ganado en Barcelona con un voto prestado por parte de sectores que sin ser independentistas vieron en Trias una vía para echar a Colau y a sus comunes del Ayuntamiento barcelonés. El exalcalde acertó además al esconder las siglas y al tratar de evitar que los mantras separatistas condicionaran su campaña. Y ahora se ve con más opciones que nunca de lograr ser alcalde, sobre todo porque el anuncio de adelanto electoral condiciona cualquier movimiento.
17 de junio, fecha límite
El plazo para negociar acaba el 17 de junio, fecha en la que está prevista la constitución de los consistorios. Si el PSC de Collboni y Salvador Illa y los comunes de Colau no logran el apoyo de ERC o, lo que sería más extraño aún, el del PP, será proclamado alcalde el candidato de la lista más votada, es decir, Xavier Trias. Arrebatar la alcaldía al representante de la vieja guardia convergente será difícil. De entrada, no cuadra con la pretensión regeneracionista de ERC.
Se deben tener en cuenta además tanto las relaciones personales como lo expuesto durante la campaña. Ernest Maragall y Jaume Collboni mantienen unas relaciones muy tirantes. Parte de la campaña de Maragall consistió en censurar al PSC mientras que Collboni se hartó de decir que debería gobernar la lista más votada cuando las encuestas le daban una ventaja insuficiente. Anoche cambió de discurso para ofrecerse a liderar un tripartito de izquierdas que le dé la alcaldía. Colau está por la labor, no así ERC, que hace cuatro años sufrió la misma maniobra que ahora se niega a ejecutar, al menos de momento, contra Trias. En 2019, Maragall fue el candidato más votado, pero Manuel Valls, que se presentaba en coalición con Ciudadanos, se prestó a dar su voto a Colau para impedir que el candidato de ERC fuera investido alcalde.
La convocatoria inmediata de las generales se puede cargar todas las opciones que anoche albergaba Collboni de lograr la alcaldía pese a haber quedado segundo, con una ventaja de menos de 200 votos sobre Ada Colau, tercera en discordia y gran derrotada de la jornada porque lo único que está meridianamente claro a estas horas en Barcelona es que no repetirá mandato. Antes se tiene en consideración que dé el salto a la política nacional aprovechando las generales del próximo 23 de julio.