Los resultados electorales han sido muy malos para los intereses de España, en cambio, bajo el punto de vista independentista, estos han sido muy buenos. A pesar de haber perdido mucha fuerza en el Congreso de los Diputados, de cara a las negociaciones con Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ganan fuerza. Podrán pedir, prácticamente, lo que quiera, pues Sánchez y Díaz necesitan los votos afirmativos de todas las fuerzas independentistas para continuar con el Gobierno de coalición.
Sánchez ha dado la opción a fuerzas independentistas de tomar decisiones sobre un Estado del cual quieren su destrucción. Ha gobernado junto con los populistas que él no quería que estuvieran en el Gobierno. El Gobierno Frankenstein que se denominó al Gobierno, ha dejado a España al borde la destrucción.
Económicamente España es un desastre. Así ha hecho que sea PSOE y Podemos apoyados en sus socios independentistas. La realidad que abraza España es pésima, pues, a pesar de los intentos del Gobierno por hacer ver que todo va bien, la verdad es que todo va mal. Las triquiñuelas del Ejecutivo para vender que el paro está bajando no ocultan la realidad de los fijos discontinuos porque figuran personas que están paradas como si estuvieran trabajando.
Esto no es lo único, los precios de todo han subido. La ley de vivienda ha hecho que los propietarios retiren sus casas del mercado del alquiler y si las introducen, eleven mucho el precio restringiendo a clases más altas su acceso. Por otra parte, la inflación ha sido de las más altas de Europa, provocando un aumento en los precios superior al 30% en total.