
Poco más de un año después del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de los terroristas de ETA, el entorno etarra y separatista vasco se unió en una contraofensiva. La reacción popular contra la barbarie asesina llevó al separatismo a temer por sus logros y decidieron reaccionar formando un bloque férreo. Su nombre fue el Pacto de Estella, un acuerdo en el que se conjuraron desde el Partido Nacionalista Vasco hasta la ilegal Herri Batasuna, pasando por Eusko Alkartasuna, Ezkerra Batua, o los sindicatos ELA/STV y LAB. Ahora el legalizado —y previamente condenado por pertenencia a ETA— Arnaldo Otegi toca corneta. Y reclama un pacto ampliado que supone la sumisión expresa del PNV a sus decisiones en materia soberanista y de los partidos separatistas catalanes. Otegi, gracias a la predominancia concedida por Sánchez, es ya el líder pleno del independentismo.
Él es el coordinador general de EH Bildu. Se llama Arnaldo Otegi. Pero ya actúa con el poder que Pedro Sánchez le ha permitido ostentar: el de líder del separatismo. Y su nueva orden es la de recuperar el "sentido y la orientación" del Pacto de Estella. Porque "sirve de lección", por la "coyuntura histórica" y porque la "nación vasca" necesita hacer frente a los retos "de manera conjunta y articulada". La vasca por su lado, porque lo cierto es que ha reclamado ya igualmente a ERC seguir sus pasos de forma coordinada en un "referéndum separatistas conjunto" en ambas regiones.
El pacto de Estella, cerrado el doce de septiembre de 1998, no fue sino la reacción de urgencia del separatismo vasco ante el rechazo generalizado a ETA cosechado tras el terrorífico asesinato de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP de Ermua. Se unieron para salvar sus privilegios, para salvar su capacidad de presión y reorientar el futuro de ETA. Un futuro que ahora ya conocemos a través de Sortu y Bildu. El Pacto de Estella fue firmado en una localidad navarra, Estella, igualmente como anticipo de lo que estaba por llegar. Y fue suscrito por el Partido Nacionalista Vasco, Herri Batasuna, Eusko Alkartasuna, Ezkerra Batua, ELA/STV, LAB, AB, Batzarre, Zutik, EHNE, ESK-CUIS, STEE-EILAS, Ezker Sindikala, Hiru, Gogoa, Amnistiaren Aldeko Batzordeak, Senideak, Bakea Orain, Elkarri, Egizan, Herria 2000 Eliza, Gernika Batzordea y Autodeterminazioaren Biltzarrak.
Allí se pacto un proceso. Y ahora Otegi lo reclama como estrategia unida del separatismo vasco y catalán. Aquel proceso tenía una "fase preliminar. El proceso de diálogo y negociación puede propiciarse con conversaciones multilaterales que no exijan condiciones previas infranqueables para los agentes implicados, a fin de que el diálogo pueda producirse". Incluía otras fases y unas "claves de resolución" que "conlleva que una negociación resolutiva no comporte imposiciones específicas, respete la pluralidad de la sociedad vasca, sitúe todos los proyectos en igualdad de condiciones de consecución, profundice la democracia en el sentido de depositar en los ciudadanos de Euskal Herria la última palabra respecto a la conformación de su futuro y se respete la decisión por parte de los estados implicados. Euskal Herria debe tener la palabra y la decisión".
El "escenario resultante" que exige ese pacto es el de un "acuerdo de resolución que no contendrá escenarios cerrados y de carácter definitivo, sino que posibilitará marcos abiertos donde puedan tener cabida nuevas fórmulas que den respuesta a la tradición y aspiraciones de soberanía de las ciudadadanas y ciudadanos de Euskal Herria". Y, por supuesto, de Cataluña.