
Pedro Sánchez ha conseguido cosas que parecían imposibles hace poco más de un lustro, desde derogar la sedición a pactar con Bildu, pero pocas tan increíbles como volver a unir a Alfonso Guerra y Felipe González tras varias décadas de distanciamiento.
La presentación del nuevo libro del que fuera vicepresidente del Gobierno, "La Rosa y las Espinas", se convirtió en un acto en contra de la amnistía que el PSOE está negociando con los separatistas. Guerra, que empezó asegurando que esto "no era un complot", no tardó mucho en sentenciar que la amnistía es la "la humillación deliberada de la generación de la Transición" y que "significa la condena de la democracia".
Unas frases que fueron asentidas por Felipe González a su vera. "Lo que uno no puede es saltarse la legalidad", afirmó el presidente de Gobierno entre 1982 y 1996. "No cabe la amnistía en la Constitución", sentenció el histórico líder del PSOE porque "borra el delito" y acusó a Puigdemont de "cargarse la Constitución" y "el Estatuto".
"La amnistía borra eso", advertía mientras preguntaba: "¿Resulta que los represores son los que querían cortar ese acto de rebeldía?". González, que fue aupado a la secretaría general del PSOE en 1974, recordó en varias ocasiones, se encargó "del pacto constitucional".
Una generación que, entre otras medidas, respaldó "con gran consenso" la ley de Amnistía de 1977. "La amnistía no se hace con medio parlamento en contra del acuerdo", añadía Guerra en referencia a la hipotética norma que el PSOE sacaría con el respaldo de Sumar, ERC, PNV, Bildu y Junts.
El exvicepresidente solicitó que "no se de el paso" porque "falsificaría la historia" y "convertía como demócratas a los felones que atentaron contra la democracia". "Ante el riesgo para la democracia yo no me resigno", proclamaba el sevillano que sentenciaba que "libertad y la democracia anidan en el corazón de muchos socialistas" .
Sánchez, el disidente
Tanto Guerra como González recordaron que Sánchez defendía postulados contrarios a la amnistía hasta hace no mucho. "Paradoja es que defendemos las posiciones del partido pero como no se escucha más que ruido de los que piensan que no estamos apoyando al PSOE", afirmaba Felipe González.
Su exnúmero dos recordaba su respaldo a Sánchez cuando decía que la amnistía no era Constitucional. "Decía eso y a mi siempre me cogía defendiendo lo que dice el partido. Yo no he sido disidente. El disidente es el otro que que va cambiando", afirmaba el que fuera número dos del partido socialista entre aplausos.
La desazón de González con Pedro Sánchez quedó en manifiesto en más de una vez. "O nos metemos todos bajo la cobija de Page (en referencia al barón castellano manchego) o no sé lo que va a hacer", expresaba mientras aseguraba que "no sabe si arrepentirse" por "haber hecho campaña por Zapatero".
El tercer presidente del Gobierno de la democracia también tuvo dardos contra Yolanda Díaz porque "se destaca mucho". "No es digno irse a Waterloo como si fuese a ver el emperador del Paralelo pero en dirección contraria", afirmaba González mencionando al política radical, Alejandro Lerroux, mientras lamentaba que "la gente que nunca ha ganado unas elecciones está dando lecciones de cómo hacer política".
Pidiendo pactos de Estado
El expresidente del Gobierno pedía acuerdos entre el PSOE y el PP. "Si no hay acuerdos PP- PSOE no habrá ninguna reforma importante que necesita el país", advertía mientras se dirigía a los dos principales partidos. Un distanciamiento entre ambas formaciones de la que Guerra culpa al pacto del Tinell por aislar "a la derecha constitucionalista". "Todo comenzó ahí", añadía.
El exvicepresidente también lamentando que en Cataluña "no haya libertad para hablar la lengua madre". "Hay mucha prisa para que se hable catalán en el colegio pero en Cataluña no se puede hablar castellano en el colegio", denunció Guerra que se preguntó "para qué hacemos" la Cámara Baja multilingüe "si todos lo reciben en español".
Sólo Page del actual PSOE
En la platea del Ateneo de Madrid había muchas caras de las hemerotecas y pocas de la actualidad. Estaba el presidente de Castilla la Mancha, Emiliano García Page, y el ya expresidente de Aragón, Javier Aragón. El barón castellano manchego trató de no evidenciar su descontento con Sánchez afirmando que no se cree al líder de Oriol Junqueras que afirma que el PSOE ya se comprometió a la amnistía. "Llegado el momento, expresaré mi opinión en los órganos del partido", aseguraba Page.
También, de recobrada actualidad Nicolás Redondo, exlíder del PSE, y expulsado por Sánchez la semana pasada, o el expresidente de la gestora del PSOE tras la expulsión de Sánchez, Javier Fernández.
En cambio, se veían a muchos ministros de González, de Barrionuevo a Corcuera, decenas de representantes del "PSOE de siempre" como les definió Tomás Goméz, el exlíder de los socialistas madrileños.