
Que a Pedro Sánchez no le entusiasman los periodistas es un hecho. Tanto en su labor de presidente del Gobierno en funciones, como de líder del PSOE, rehúye de responder a los medios, salvo cuando tiene a su vera a algún mandatario internacional. Son contadas sus entrevistas, a excepción de la campaña electoral.
Este martes volvió a dar prueba de su animadversión al citar a la prensa en el Museo Reina Sofía para un acto más propagandístico que periodístico. El líder socialista llegó, se hizo unas fotos con Yolanda Díaz y entró en el auditorio. El acto consistió en dos monólogos con flores mutuas. Primero, la vicepresidenta segunda. Luego, el jefe del Ejecutivo. Ni un turno de preguntas para unos medios situados al fondo de la platea, como meros testigos de la ceremonia.
En el entorno del presidente del Gobierno se defienden asegurando que, en este tipo de citas, no se conceden turnos de preguntas y se remiten al pacto que suscribieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en 2019. Ese día, tampoco se aceptó que la prensa les interrogase. La malas noticias para la libertad de expresión llegaban también desde la Moncloa donde la Secretaría de Estado de Comunicación sigue limitando el turno de preguntas.
Y en Moncloa...
Este martes, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, pretendía finalizar la rueda de prensa tras seleccionar sólo tres preguntas. El periodista que formuló la tercera cuestión, aprovechó para manifestarle que "cada vez son menos las preguntas" que se aceptan. Tras el malestar, Rodríguez concedió a regañadientes un cuarto turno en la que se incluyó una queja idéntica.
La portavoz, visiblemente enojada, emplazó a los periodistas a atender "las demandas laborales de los profesionales" en "un posterior momento". Quejas sí, pero en privado. Rodríguez redujo a meras "demandas laborales" lo que son cuestiones de control al Ejecutivo. No hace mucho, lo habitual era responder a no menos de seis cuestiones en las ruedas de prensa tras el Consejo de Ministros. Ahora, se han reducido a cuatro o cinco.
Por seguir con el símil de 2019, cuando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron su pacto, esa semana previa la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, concedió hasta nueve turnos de preguntas. Una semana más tarde, fueron seis. Siete días después, volvieron a ser nueve. Una cifra que se mantenía también en tiempos de otras portavoces como Soraya Sáenz de Santamaría o de Teresa Fernández de la Vega.
Rodríguez excusó la brevedad de la rueda de prensa, menor de 20 minutos, y emplazó a los periodistas a asistir al acto de Sánchez y Díaz donde tendrían más información. Una ceremonia en la que no se iban a aceptar preguntas. Así que, cuestiones como el malestar de Podemos con Sumar se quedaron sin responder.
Sin ruedas de prensa
En el Gobierno y en el PSOE tienen una frase en su argumentario subrayada en rojo. Se trata de repetir hasta la saciedad que habrá "transparencia en los acuerdos". Aunque luego, como se ha visto este martes, cuando se firma algo se evita responder a los medios.
Los socialistas, que prometieron transparencia en su ronda de contactos, llevan sin convocar una rueda de prensa como partido desde el 11 de noviembre. Ese día, Patxi López respondió a los medios tras la reunión de Sánchez con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián. Dos días más tarde, tras el encuentro con Bildu y Junts, el PSOE despachó la atención a los medios con un comunicado.
Aunque sea a través del plasma, Rajoy tiene que dimitir. pic.twitter.com/XTgeKo7Fxn
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) May 11, 2017
Lejos quedan los tiempos en los que Sánchez criticaba a Rajoy por comparecer "a través del plasma". Ahora, asentado en la Moncloa, el presidente del Gobierno en funciones recurre a las mismas prácticas mientras el Gobierno limita los turnos de preguntas.