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De la fachosfera a los agrofachas: así desprecia la izquierda las protestas del campo

Sumar y Podemos atribuyen el descontento de los agricultores a las multinacionales y las macrogranjas.

Sumar y Podemos atribuyen el descontento de los agricultores a las multinacionales y las macrogranjas.

Miles de agricultores colapsan las grandes vías de circulación, especialmente en Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Andalucía, Aragón y Murcia. Protestan por la excesiva burocracia, las imposiciones ambientales de Bruselas, una PAC ineficiente y, en definitiva, por la pérdida de rentabilidad de las explotaciones. Muchas de estas concentraciones independientes (las organizaciones agrarias tienen su propio calendario) cuestionan la Agenda 2030, motivo por el cual, la izquierda no ha dudado en vincular las protestas a Vox y bautizar a los agricultores como "agrofachas".

La Agenda 2030 es el fundamento del Pacto Verde de la Unión Europea. Ese Green Deal ha traído en los últimos años una extensa lista de exigencias medioambientales para agricultores y ganaderos, a los que se señala como los grandes contaminadores del planeta. Los profesionales del campo denuncian que esas normas (límite de animales en granjas, normativa de jaulas, ley de Restauración de la Naturaleza, el diario de la vaca, restricciones en fitosanitarios, prohibir las quemas de terreno, barbecho, rotación de cultivos...) se imponen sin ningún tipo de criterio científico, han encarecido la producción agrícola y obliga a los profesionales del campo europeo a competir en desigualdad con otros países que favorecen la productividad por encima de los objetivos de la Agenda 2030. Para los consumidores, la consecuencia es evidente: sube el precio de la cesta de la compra.

Sumar y Podemos culpan a las multinacionales

En este clima complejo, Sumar y Podemos barren para casa y achacan todos los problemas de los agricultores a la competencia desleal de multinacionales y las macrogranjas. Su respuesta es dopar al sector primario con más subvenciones en lugar de garantizar su independencia económica. Así, la portavoz adjunta de Sumar Aina Vidal ha asegurado que las protestas de los agricultores están plenamente justificadas ya que es un sector que "se está ahogando y necesitan de intervención pública de ayuda y protección" para no quedar "al albur de los mercados y las grandes empresas".

En la misma línea, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha subrayado la "tremenda sensatez" de las reivindicaciones de los agricultores y ha considerado que no tiene lógica que en Europa se abra la puerta a productos de otros países que no cumplen las exigencias europeas. El gran problema de poner barreras y aranceles al libre comercio por motivos ecologistas ideológicos es que los alimentos serán más caros, algo que tal vez no preocupe a Belarra, consumidora de la Garbancita Ecológica con precios aptos solo para grandes fortunas.

Y mientras tanto, las redes se llenan de mensajes de usuarios que se definen como votantes de Podemos en los que se plantea nuevamente la teoría de las diferencias entre los manifestantes de izquierdas y de derechas. Tal y como sucedió con los "cayetanos", los tuiteros de la esfera morada se cuestionan por qué las fuerzas de seguridad del Estado no arremeten contra los agricultores que cortan carreteras, lo que parece expresar más un deseo que una duda razonable.

"Utilizar a los agricultores"

Las manifestaciones de agricultores han llegado este miércoles a la sesión de control al Gobierno donde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a preguntas de Vox y del grupo Republicano, se ha comprometido a fortalecer la ley de la cadena alimentaria, implementar las conocidas cláusulas espejo, simplificar la Política Agrícola Común (PAC) y facilitar la adaptación a la normativa europea.

Sin embargo, la idea de que Vox impulsa las protestas del campo cristaliza entre los acólitos de izquierda y, por su parte, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, alentaba esa teoría después de afirmar este lunes que "utilizar a los agricultores y ganaderos y al mundo rural como un mecanismo para desestabilizar y provocar enfrentamientos me parece lamentable y absolutamente condenable; nada tiene que ver con la problemática real de nuestros agricultores y ganaderos, y sí mucho con intentar encender el extremismo y lanzar gasolina al fuego".

Y mientras la izquierda urbanita desprecia las quejas del sector y ve a los agricultores como seres alienados por la derecha, el campo lamenta que se le ignore y anuncia que seguirá protestando durante las próximas jornadas, en las que además también se producirán manifestaciones y tractoradas convocadas por las organizaciones agrarias.

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