Tenso hasta el extremo, cariacontecido, Pedro Sánchez ha evidenciado este miércoles que el caso Ábalos y los casos de corrupción en las instancias más altas del Gobierno y en su propia casa están pasando factura al Ejecutivo y a él mismo. La tensión era evidente, tanto por el contenido de su intervención como por la gestualidad.
En plenas revelaciones sobre el caso Koldo, las reuniones de su mujer con miembros de la trama o las maletas de Delcy, Sánchez ha perdido los papeles frente al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, para eludir dar explicaciones sobre las polémicas que le salpican.
"Su Gobierno pidió a otros que compraran, su Gobierno dio el chivatazo a los investigados, su Gobierno recibió en Barajas a la vicepresidenta de la Venezuela de Maduro con miembros de la trama y su Gobierno negoció un rescate millonario con uno de los líderes de la trama, el que estaba en la venta de las mascarillas y el que acompañó al Gobierno al aeropuerto de Barajas", ha recordado Feijóo.
Nervioso, el presidente ha evitado responder a estas acusaciones poniendo el foco en la presidenta de la Comunidad de Madrid: "Le exijo que pida la dimisión a Isabel Díaz Ayuso aunque eso le cueste el puesto como a Casado", ha respondido el líder del Ejecutivo.
Begoña Gómez
Feijóo le ha reprochado: "Seguro que en su casa no están contentos con lo que acaba de decir", en referencia a su mujer, Begoña Gómez, y su vinculación con empresas rescatadas en plena pandemia y con el comisionista de la trama Koldo, Víctor de Aldama.
"Está claro que su futuro está amenazado por su corrupción" ha continuado el líder del PP contra Sánchez después de reconocer que no le sorprendió su silencio cómplice cuando la semana pasada le acusó de conocer y tapar la trama. "Quien calla, otorga", ha explicado.
Ante la insistencia de Feijóo, que le ha advertido de que "cuanto más encienda el ventilador, más acredita su desesperación", el presidente del Gobierno ha recurrido incluso a la foto del narco para evitar responder por el caso Delcy, eludiendo, una vez más, referirse a las cuestiones que le plantea la oposición en el Congreso.
Después, ha evitado también dar explicaciones al líder de Vox, Santiago Abascal, que le preguntaba por qué no se inhibió en el Consejo de Ministros al tomar decisiones sobre empresas que mantuvieron contacto con su mujer.