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Desasosiego en el Gobierno ante el posible regreso de Puigdemont para ser investido presidente

Pese a que la decisión la ha adelantado su abogado, en el Gobierno le restan importancia.

Pese a que la decisión la ha adelantado su abogado, en el Gobierno le restan importancia.
Pedro Sánchez y Salvador Illa durante un acto en Barcelona. | EFE

La semana de la aprobación de la amnistía por parte del Congreso acabó siendo la semana del anticipo electoral en Cataluña y, de carambola, de una hipotética vuelta de Carles Puigdemont cuando casi nadie lo esperaba. La decisión la adelantó su abogado, el exterrorista Gonzalo Boye, en una entrevista en RAC-1 en la que anticipaba que el fugado está listo para volver, ser detenido y tomar posesión de su acta.

La decisión rompe todo el esquema que Moncloa había ideado. Algún ministro sentenciaba, tras la aprobación de la ley de amnistía, que la decisión de ir en las listas, que Puigdemont ya había anticipado el miércoles, era "postureo" y que sólo le veían "testimonialmente" cerrando alguna candidatura de Junts. "¿Se va a arriesgar a ser cabeza de lista después de toda su épica y parafernalia?", se preguntaban en el Gobierno donde creen que, tras el golpe de 2017, volver a ser presidente sería "rebajarse".

Unas afirmaciones que, horas más tarde, quedaban en evidencia con la hoja de ruta que había deslizado Gonzalo Boyé. En Moncloa restaban importancia a las últimas declaraciones del abogado de Puigdemont. "Es siempre así, el de las palomitas y las jugadas maestras", sentencian fuentes del palacio y recuerdan que el prófugo ya se presentó en 2017, quedando segundo y sin poder tomar posesión del acta, y en 2021, en la que quedó tercero. Lo que se les olvida es que, en esta ocasión, su vuelta es factible debido a la ley de Amnistía promovida por el Gobierno de Pedro Sánchez.

¿Cómo podría volver?

El calendario de la ley de amnistía deja varias lagunas por las que se podría colar el prófugo. La idea del PP es dilatar al máximo la aprobación de la norma en el Senado, donde tiene mayoría absoluta, y, una vez tumbada por la Cámara Alta, que ésta vuelta al Congreso donde podría ser aprobada de manera definitiva a finales de mayo.

Como ha dejado entrever Boyé, Puigdemont podría volver a Cataluña en la campaña, y hacerse detener antes de que se apruebe la ley de amnistía, o hacerlo una vez aprobada, sólo antes de la toma de posesión. El próximo parlamento catalán se tendrá que constituir en los 20 días hábiles siguientes a las elecciones. Esto es, como muy tarde, el 10 de junio, con la norma ya publicada en el BOE.

Una vez elegido presidente de la Cámara, éste tendrá diez días para escuchar a los grupos parlamentarios y proponer un candidato a la Generalidad. Con este calendario, nos plantaríamos ya a finales de junio, donde Puigdemont espera que ya se hayan levantado las órdenes de detención tras la aplicación efectiva de la Ley de Amnistía.

Afectando a todos

Su vuelta en plena campaña podría reventar a ERC, un partido con el que el PSOE tiene mejores relaciones que con Junts, pero también haría daño a Salvador Illa, ya que en una disyuntiva entre apoyar al PSC o al prófugo para ser investido presidente, las bases separatistas tendrían clara la elección.

Los socialistas tratan de vender a Illa como el próximo presidente de Cataluña, incluso anticipan que será con un Gobierno en minoría con respaldos puntuales de otros partidos. Unas ensoñaciones que están alejadas de la realidad ya que desalojar al independentismo de la Generalidad implicaría, a su vez, el desahucio de Pedro Sánchez de la Moncloa, ya que en el Congreso se tomarían su vendetta retirándole cualquier tipo de apoyo.

El presidente del Gobierno ha dado sobradas muestras de querer permanecer en el poder a toda costa y es difícil creer que vaya a renunciar a una legislatura a cambio de ganar el poder en Cataluña.

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