
En sólo unos días, destacados miembros del PSOE, como Óscar Puente, han pasado de considerar a Bildu como "un partido progresista democrático" a "una decepción que no ha llegado al punto de madurez democrática". Los socialistas tratan de frenar el ascenso de EH Bildu en la campaña vasca, aprovechando unas declaraciones que van en la línea de no condena del terrorismo de la formación, pero que, a diferencia de otras ocasiones, ahora se exprimen.
En el PSOE se habían fijado dos objetivos al inicio de la campaña: evitar cualquier fuga hacia el PP y rebañar votos en la división entre Podemos y Sumar. En el primer caso, creen haber tenido éxito. Eneko Andueza lleva toda la campaña endureciendo su tono contra ETA. En el primer debate televisado, el de TVE, fue el encargado de preguntar a la portavoz de Bildu si condenaba el terrorismo.
Fuentes del PP auguran todo lo contrario: prevén poder aglutinar voto del PSE, y del PNV, por sus incoherencias con Bildu. Defienden que a sólo unos días de votar no resulta creíble semejante cambio de discurso después de pactar con los proetarras en Navarra, Pamplona o Madrid.
Durante toda la campaña, el PP se ha volcado en apelar a los votantes socialistas descontentos con esos acuerdos, así como a los nacionalistas vascos que recelan de los pactos con Sánchez. El candidato, Javier de Andrés, ha evitado, eso sí, convertir la contienda en una batalla de ámbito nacional.
En Ferraz contradicen el diagnóstico de los populares: confían en dejar a los de Feijóo por debajo del 10% como, dicen, "sucede también en Navarra y Cataluña". Los socialistas creen que el objetivo de Génova de buscar el trasvase desde el PNV por la derecha tampoco les está funcionado por la pugna PNV- Bildu. "Ese voto útil les impide crecer", sentencian fuentes próximas a la dirección.
Objetivo de PP y PSE
El ascenso de Bildu y su negativa a condenar a ETA acaparan todo el protagonismo en la recta final de campaña, hasta el punto de interferir en los actos que el PP celebra en Cataluña, donde calientan motores de cara al 12 de mayo. Alberto Núñez Feijóo aprovechó una visita a Gerona para instar a Pedro Sánchez a romper con los proetarras ante notario dado su falta de credibilidad.
Aunque en el PP luchan para sortear el riesgo de que se produzca un trasvase de votos hacia el PNV por el llamado ‘voto útil’ frente a Bildu, creen tener casi asegurados seis escaños, los mismos que consiguieron en las anteriores elecciones autonómicas, a las que concurrieron en coalición con Cs. Una cifra que, según fuentes de la formación, podría llegar hasta ocho escaños si lograran sumar los restos de Vox en Álava, donde conseguirían un diputado, y en Vizcaya, donde está en juego el cuarto escaño.
Álava también es la provincia en la que el PSOE tiene puestas sus expectativas de crecimiento. En esta provincia, el diputado vale menos que en Vizcaya y Guipúzcoa pero se reparte el mismo número de diputados. Así que un puñado de votos puede cambiarlo todo. El PSE se define como "un partido central" en el País Vasco que puede recibir votos "de todos los lados" pero no ocultan que su objetivo es arañar un asiento a su izquierda para, además de retener los 10 escaños, sumar un diputado más.