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Los bulos y el fango que la izquierda esconde: de las 169 portadas de 'El País' contra Camps a sus 10 absoluciones

10 acusaciones y 10 victorias. La Justicia pone fin a la persecución que el expresidente de la Comunidad Valenciana ha sufrido los últimos 15 años.

10 acusaciones y 10 victorias. La Justicia pone fin a la persecución que el expresidente de la Comunidad Valenciana ha sufrido los últimos 15 años.
Francisco Camps, tras confirmarse su décima absolución | Europa Press

"No podrán demostrar nada porque no hay nada", advirtió Francisco Camps cuando el 20 de julio de 2011 anunció su dimisión. 13 años después y tras 10 absoluciones, el que fuera presidente de la Comunidad Valenciana puede repetir orgulloso todas y cada una de las palabras que pronunció aquel día: "Soy completamente inocente de las barbaridades que se han dicho de mí".

La Audiencia Nacional le absolvía este jueves de la última pieza del caso Gürtel que tenía abierta. "No existe prueba o indicio alguno de orden, sugerencia o intromisión del Sr. Camps en dicha contratación", sentencia el tribunal en referencia a las adjudicaciones a la famosa empresa de la trama de Francisco Correa Orange Market. "Por primera vez en la historia de España y de Europa, un político en activo, que además es presidente de una comunidad, se ha visto inmerso en 15 años en 10 investigaciones y ha salido absuelto de las 10, lo que demuestra su inocencia -resume orgulloso su abogado, Pablo Delgado, repasando todo lo que ha sucedido desde que en 2009 salió a la luz el caso Gürtel-. Es evidente, por tanto, que el error es el procedimiento y que el error es la persecución".

Y en el contexto en el que estamos -con un presidente como Pedro Sánchez hablando de bulos y fango para defender a su mujer, Begoña Gómez-, las comparaciones son inevitables. "Hay gente que tiene la piel muy fina y que detiene a un país durante 5 días, simplemente porque los jueces hacen su labor, cuando aquí estamos hablando de 15 años de persecución continuada que, como se ha visto, no tenía ninguna razón de ser", insiste Delgado, que advierte de que, en el caso de Camps, hay cosas que no son recuperables. "Cuando empezó todo esto, mi hija tenía tres años y ahora está estudiando Derecho. La mayoría de los abogados del equipo estaba en el colegio", dice de forma ilustrativa.

La que se ha dirimido este miércoles era la décima acusación que se vertía sobre Francisco Camps y la décima en la que se constata su inocencia. Atrás quedan las otras nueve absoluciones o archivos relacionados con los famosos trajes, el caso Nóos, la supuesta financiación irregular del PP valenciano, el Centro de Congresos de Castellón, la Fórmula 1 o la visita del Papa a Valencia. Sin embargo, "¿qué pensamos cuando oímos el nombre de Francisco Camps? -se pregunta Arcadi Espada en su libro Un buen tío-. Sin ninguna duda, en un corrupto, en un condenado". A ello contribuyeron especialmente las 169 portadas que El País le dedicó solo entre principios de 2009 y enero de 2012, y que se analizan minuciosamente en dicha obra.

La campaña orquestada por El País

A las decenas de titulares sobre cualquier mínima novedad que afectase a la trama Gürtel, y a las jugosas conversaciones en las que Camps llamaba a El Bigotes "amiguito del alma" y le decía eso de "te quiero un huevo", se sumaban aquellos detalles y fotografías destinados a trazar un perfil que le hiciera parecer culpable cuando no ridículo. "Antes de destruir a Camps, lo ridiculizaron", explicaba en 2018 el propio Arcadi Espada durante la presentación de su libro. En el mismo acto, el abogado Javier Melero advertía igualmente de una "destrucción iconográfica": "Si se analizan las fotos, no hay ninguna en la que Camps no parezca un personaje siniestro o ridículo".

Sus imágenes en esmoquin y con frac -daba igual que fuera la prenda obligada en las recepciones a las que acudía en Nueva York o el Vaticano- eran recurrentes. "Pagaban los trajes de Camps con billetes de 500", titulaba a toda página El País, mientras desvelaba que el dirigente popular "siempre se aloja en el Ritz". En otras portadas, aparecía retratado participando en romerías con "gesto doliente", como describía Arcadi Espada, mientras se agarraba a una caña -que era el emblema de la cita- y de su cabeza emergía una imagen de María Magdalena. No fue la única imagen de esta guisa. También le retrataron con el blusón de huertano, aprovechando que tenía que presidir el Tribunal de las Aguas, o flanqueado por escoltas como "una suerte de Corleone pasado por Reservoir Dogs", en palabras de Arcadi Espada.

Cualquier fotografía parecía buena para editorializar sobre el asunto. Junto a los titulares que pregonaban que "los referentes del PP valenciano evitan arropar a Camps", imágenes que parecían ilustrar exactamente eso, como aquella en la que se le veía sentado, mientras miraba de refilón a tres personas que le daban la espalda: dos de sus vicepresidentes y un consejero.

A lo largo de los tres primeros años, el periódico del Grupo Prisa no solo publicaba cualquier mínima novedad sobre el caso, sino que se deleitaba con especiales a toda página: "El caso Gürtel ha hecho añicos la imagen del presidente de la Generalitat Valenciana. Ahora se enfrenta a un posible juicio por cohecho y ya nadie (salvo él mismo) le ve igual. El País reconstruye su historia".

Capítulo aparte merece el momento en el que se conoció que sería juzgado por un tribunal popular. "Usted mismo puede juzgar a Camps", titulaba entonces el diario, que se preguntaba si "contará su voto o militancia como información relevante para la selección" y llegaba a asegurar que "la madurez de los ciudadanos está en duda por veredictos que sorprenden". A continuación, repasaba polémicas absoluciones, en lo que ya entonces parecía un intento de poner la venda antes que una herida que llegaría en enero de 2012.

La primera de 10 victorias

"Un jurado dividido absuelve a Camps de cohecho impropio", resumía entonces El País, apostillando que "un tribunal profesional no la habría absuelto", y advirtiendo de que, contra dicha decisión, "cabe recurso y entonces sí será ante profesionales". El 8 de marzo, el Tribunal Supremo resolvía el recurso y absolvía definitivamente a Francisco Camps, en la que se convertiría en la primera de sus 10 victorias.

Tras la causa de los trajes, la Fiscalía Anticorrupción solicitó la imputación de Camps en el caso Nóos, pero el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, no encontró indicios de culpabilidad ni en el expresidente ni en la entonces alcaldesa de Valencia Rita Barberá. Posteriormente también fue citado como testigo y señalado por algunos de los acusados, por la supuesta financiación irregular del PP valenciano en las elecciones de 2007 y 2011. Sin embargo, no llegó a ser procesado.

En 2014 también se analizó su posible vinculación con decisiones ilícitas adoptadas en el marco de la tramitación del proyecto del Centro de Congresos de Castellón, pero el asunto fue finalmente sobreseído. Lo mismo sucedió con las tres causas relacionadas con los cinco grandes premios de Fórmula 1 que acogió Valencia entre 2008 y 2012: la relacionadas con la construcción del circuito, con la organización de todo el evento automovilístico y la negociación con Ecclestone, y con el hecho de asumir la condición de avalista de Valmor, la empresa que organizaba el gran premio. Todas estas piezas terminaron en instrucción sin llegar a juicio.

La causa relacionada con la visita del papa Benedicto XVI a Valencia en julio de 2006 también fue archivada y, aunque en otra pieza derivada del mismo evento también se pidió su imputación por falso testimonio, dicha acusación no llegó a sitio alguno. Con todo, la absolución anunciada este miércoles se convierte así en la décima victoria de un Francisco Camps que no descarta volver a la primera línea política.

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