El PSOE jugaba en territorio amigo, en la escuela de verano Julián Besteiro de UGT, y se notaba. Pedro Sánchez estaba relajado. Hasta hizo un cambio puntual en su estilismo, al que siempre da importancia, para ponerse una gorra roja, muy poco favorecedora, del sindicato. Entre discursos eternos de los teloneros, en el que no faltó hasta un sindicalista argentino, la candidata del PSOE a las elecciones europeas, Teresa Ribera, pidió que Sánchez gobernase otras dos legislaturas.
El presidente del Gobierno recogió el guante. "Yo quiero mucho a Teresa. Me ha pedido dos legislaturas más, aparte de ésta. Yo se lo agradezco. A ver si puede ser con una mayoría parlamentaria más holgada", respondía Sánchez entre las risas de los militantes de UGT. En el PSOE se ven con buenas expectativas electorales. "Se huele la remontada, aquí", decía Ribera donde ponía como ejemplo las encuestas a pie de urna en Países Bajos, la primera nación de la UE en votar, y que las encuestas a pie de urna dan la victoria a los socialdemócratas pese a que no partían como favoritos.
"Les vamos a parar de nuevo", añadía Sánchez quien subía de intensidad contra los líderes internacionales a los que ha convertido en su bestia negra durante esta campaña: Milei y Netanyahu. Al presidente argentino le criticaba por "anunciar la supresión del ministerio de la Mujer", pese a que ya sucedió hace seis meses, "la causa feminista es mucho más poderosa que lo que pueda hacer Milei con el ministerio de la mujer". Incluso vaticinaba que, en las próximas elecciones, "los progresistas ganarán en Argentina".
Del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recordaba que "estuvo en Jerusalén", tras los atentados de Hamas que evitó mencionar, y se reunió con el mandatario hebreo. "Pude conocer sus planes para Gaza, Cisjordania, para Jerusalén éste y me di cuenta que estaba ante una persona que no creía en la solución de los dos Estados", rememoraba,.
Más cauto se mostraba al hablar de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, a la que no mencionaba por su nombre, ni tampoco al Ejecutivo transalpino. "En Italia se está poniendo en cuestión hasta el derecho de las mujeres a abortar, en pleno siglo XXI", terciaba mientras contaba cómo le elogiaron varias "dirigentes italianas" que ven "con admiración a España". Sánchez aprovechaba para pedir a las mujeres que sean "las primeras en votar para frenar el avance reaccionario de PP con Vox". "O estamos con la convivencia, o estamos con Ayuso", terciaba en otro momento Sánchez.
A vueltas con Begoña
El líder de UGT, José María Álvarez, dedicó buena parte de su intervención a denunciar "los problemas" de Begoña Gómez. "Esta no es una cuestión personal ni con el presidente, ni con la mujer del presidente. En todo caso, la mujer del presidente está pagando las consecuencias de las políticas que se han desarrollado en nuestro país", aseguraba el sindicalista que acusaba al PP de querer tener "a los trabajadores explotados" y elogiaba a la derecha alemana "por no poner en cuestión los derechos" laborales.
Sánchez le respondía porque esas palabras "le habían llegado al corazón". Tras agradecer a "todos los compañeros" del PSOE y de UGT su apoyo, el secretario general del PSOE aseguraba que "tenía muy claro" por qué "nos atacan". "Porque defendemos lo que defendemos y lo que hacemos en el Gobierno de España".