La M-30 es una autopista de circunvalación que rodea la almendra central de Madrid pero para Pedro Sánchez es un concepto que va más allá. Se trata de una conjunción de poderes, en especial mediáticos, que favorecen la hegemonía de la derecha en la Comunidad de Madrid.
Los cuatro puntos que el PP sacó al PSOE en toda España se elevaron a 12 en la capital y sus alrededores. Una distancia sideral que este lunes, ante la Ejecutiva del partido reunida en Ferraz, el secretario general del PSOE se encargó de remarcar y a los que culpó, en buena medida, de su derrota electoral.
En el PSOE de Madrid admiten que es "evidente" que en la capital "se concentran los espacios y medios nacionales" y que "opera más que en ningún sitio la maquinaria del PP", pero rechazan que se culpe a los socialistas madrileños del mal resultado. "El problema cada vez menos es Madrid", admiten fuentes próximas a la dirección regional donde tratan de poner en valor que se ha reducido la distancia con respecto a las generales y que incluso han sacado 50.000 votos más en Madrid que en Cataluña.
Lo cierto es que, desde hace unos meses, hay unos rumores internos que advierten de un posible cambio en la dirección del partido para relevar de la dirección regional al socialista Juan Lobato, al que nunca se le vio como un sanchista pata negra . Al frente de la operación estarían el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y el Delegado del Gobierno en la Comunidad, Francisco Martin, íntimo amigo del ministro.
Diferencias aún mayores
Sánchez habló de la situación de Madrid pero lo cierto es que, en otras comunidades limítrofes, la situación es similar. En Castilla la Mancha, el único territorio gobernado con una mayoría absoluta del PSOE gracias a Emiliano García Page, la diferencia de los de Feijóo fue de diez puntos.
Mayor aún es la diferencia en Castilla y León donde los populares sacan 14 puntos a los socialistas, pese al empeño de Sánchez por promocionar a rostros castellanos como Óscar Puente o Ana Redondo al frente de los ministerios de Transportes o Igualdad respectivamente. También el nuevo rostro del PSOE, Esther Peña, es de esa comunidad. En concreto, de Burgos.
Andalucía consolida el cambio
De lo que los socialistas no quieren hablar es de Andalucía. El antiguo granero de votos del PSOE va demostrando, cada vez que se convocan elecciones desde 2019, que se consolida el cambio sociológico y electoral hacia la derecha. En esta ocasión, por primera vez en la historia, los populares ganaron unas elecciones europeas y lo lograron con una diferencia mayor que la media española. Si en el total nacional el PP sacó 4 puntos al PSOE, en Andalucía subió hasta el 5,7%.
La otra mala noticia para la izquierda es que la tercera y cuarta fuerza también son de derechas. Vox llega a casi el 11%, cuando en la media española no alcanza el 10% , y el partido del autodenominado Alvise, Se Acabó la Fiesta, tiene sus mejores resultados en Andalucía con el 6,21%. Por contra, Sumar, que integra a un partido de gran tradición en la comunidad como es IU, apenas tuvo un 5,09%
Estos resultados podrían agilizar el relevo del socialista Juan Espadas aunque, de momento, en Ferraz no se lo plantean. En las últimas horas, algunos sectores próximos a Susana Díaz, están pidiendo de forma abierta al líder de los socialistas andaluces que dimita.
En Andalucía hay malestar por ver cómo Espadas compagina la portavocía en el Senado con la dirección de los socialistas andaluces, que creen que requiere dedicación completa para hacer oposición a Juanma Moreno. En el seno del partido se desearía que, esta vez, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, diera el paso pero la opción que muchos ven más viable es la del joven diputado por Jaén, Juanfran Serrano, mano derecha de Santos Cerdán.