Ha pasado una semana desde que centenares de personas permanecieran atrapadas durante casi tres horas en un túnel cerca de la estación de Chamartín. La avería de este convoy, que interrumpió el tráfico entre Madrid y Levante durante más de dos horas, junto a la falta de aire y las altas temperaturas provocaron que sembrara el caos entre la gente que permanecía hacinada en los vagones. Los usuarios encontraron como solución para la falta de oxigeno el reviento de las ventanas ante la desesperación.
Esta ha sido una de las numerosas incidencias que lleva sufriendo la red ferroviaria española durante este verano, sin embargo, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha optado en una entrevista en Radio Nacional por minimizar el alcance de los problemas y el malestar entre los ciudadanos.
Puente que disfrutaba de sus vacaciones en Alicante, donde se le ha podido ver jugando al golf, ha lamentado, acogiéndose a una actitud victimista, que él es "el enemigo a batir" de los partidos de la oposición. Utilizando la ironía, Puente ha destacado que su presencia no hubiera cambiado el caos sufrido: "Yo estaba de vacaciones en Alicante y poco menos que fui el responsable", ha justificado el titular de Transporte, intentando explicar su "absoluta dejación de funciones", como criticaron los de Alberto Núñez Feijoo.
Ante la petición del Partido Popular para que Puente de explicaciones en una comparecencia urgente en el Congreso de los Diputados, el ministro de Transportes ha asegurado que "está deseando comparecer" para "sacar al país de esa constante hipérbole con la que la derecha analiza las cosas".
Puente ha justificado los retrasos debido al incremento "bestial" de pasajeros y al plan de "transformación" que está llevando a cabo el ministerio que lidera, aunque en un ejercicio por desentenderse de sus responsabilidades, se ha limitado a poner como excusa el tamaño del vestíbulo de la estación de Chamartín.
"Cuando hay un incidente la acumulación de pasajeros en el vestíbulo es tremenda", retrasando la solución del problema a octubre con la apertura de dos módulos que ampliarán el tamaño de la sala principal de la estación. Una ampliación que permitirá la dispersión de los pasajeros afectados, pero que no solventará el caos ferroviario.
El ministro de Transportes, además ha valorado como un "suicidio económico" el compromiso de puntualidad de Renfe, que hace un mes actualizaron a la baja, dejando sin indemnizar a aquellos usuarios que hayan sufrido un retraso en sus viajes de una hora.