Durante varias semanas, en el Gobierno rehuían hablar de la labor de José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela, donde ejerció de "observador internacional" durante los últimos comicios. Sólo respondían que "valoraban y apreciaban la labor" del expresidente y se desligaban de sus acciones que enmarcaban "en nombre propio".
El silencio cómplice de Zapatero se ha despejado en parte tras el exilio a España de Edmundo González. En Moncloa no quieren aclarar si el expresidente tuvo algo que ver. Tampoco lo desmienten. Desde 2015, el expresidente español ha realizado más de 40 viajes a Venezuela y tiene una interlocución directa con el dictador Nicolás Maduro.
Aunque enmarquen sus acciones como algo personal, en Moncloa conocen cada uno de los movimientos de Zapatero. De ahí que Pedro Sánchez calificase este sábado a Edmundo González como "héroe" y prometiese que "no le abandonarían". Unas horas más tarde, el vencedor de las elecciones venezolanas se subía a un avión fletado desde España para traerle como exilado.
Una aeronave que pudo aterrizar con el beneplácito de Gobierno chavista, pese a que el Ejecutivo español niega cualquier tipo de negociación con Maduro porque, como afirmaba el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, supondría "contrapartidas". Pero la ministra del Petróleo, Delcy Rodríguez, le desmentía admitiendo "amplias conversaciones y contactos".
Ferraz defiende a Zapatero
En el PSOE cierran filas con el expresidente tras el exilio a España de Edmundo González, pese a que esta marcha podría reforzar a Maduro que expulsa así al candidato que ganó las elecciones.
Fuentes próximas a la dirección de Ferraz justifican los silencios "que hablan por sí solos en lo que es la labor de Zapatero en Venezuela". Incluso defienden que no se posicione públicamente porque perdería la capacidad de interlocución con el Gobierno chavista. Creen que, como más puede ayudar, es manteniendo el contacto con Maduro.
Algunos de los que le conocen señalan que el expresidente está comprometido con evitar que la situación en el país sudamericano desemboque en una guerra civil y cargan contra "la derecha" porque "sabiendo lo que hace, y aprovechando que "no puede hablar", lanzan infamias.
Los socialistas cargan contra el PP por hacer oposición con el tema de Venezuela. Creen que la postura española es clara y defienden que "España es el Gobierno que lidera la posición europea con Venezuela". Aunque parece claro que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no reconocerá a Edmundo González como presidente legítimo. Una postura que ya han hecho países como Argentina.
Para tratar de contrarrestar la imagen de tibieza, este lunes varios senadores socialistas se reunieron con un grupo de técnicos electorales de la oposición venezolana. Ferraz informaba de este encuentro con una nota de prensa y pedía a Maduro que diese a conocer las actas que lleva ocultando desde el 28 de julio.
Un silencio cómplice
El que fuera jefe del Ejecutivo entre 2004 y 2011 fue uno de los pocos mandatarios que pudieron ejercer como "observador internacional" durante los comicios venezolanos. Otros expresidentes latinoamericanos como Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Jorge Quiroga (Bolivia), Vicente Fox (México) y Mireya Moscoso (Panamá) intentaron acceder pero Maduro les expulsó.
El español, pese a que estaba en Venezuela cuando Maduro ejecutó su pucherazo, no hizo ningún pronunciamiento público, ni un atisbo de condena. Durante esos días, la oposición consiguió reunir un 80% de las actas que demostraban la victoria abrumadora de Edmundo González, pese a que Maduro se había auto-proclamado ganador. Zapatero calló y tras salir de Venezuela estuvo en Lanzarote, donde se reunió con Sánchez.
Mientras tanto, el dictador venezolano arremetía contra la oposición pero nunca enseñó las actas que demostrarían su triunfo. Tampoco Zapatero aportó claridad, negándose a hablar en público del tema y ausentándose de manifiestos o de la denuncia contra Maduro ante la Corte Penal Internacional, y en la que, en cambio, sí estaban los expresidentes Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy.