Los últimos meses han sido la explosión de un acercamiento, contacto, negociación y lobby largamente mantenido. Y es que la predilección de José Luis Rodríguez Zapatero por el gigante comunista, por la dictadura china, cuenta con dos décadas de crianza. Dos décadas que coinciden con el acercamiento y hermanamiento con la dictadura venezolana.
En 2004, nada más llegar al poder, Zapatero mostró su predilección por Venezuela. Lo hizo por medio de su recién elegido embajador, Raúl Morodo, a indicación de José Bono. Y de aquellos polvos chavistas vienen los actuales lodos y postración al régimen narcodictatorial de Nicolás Maduro.
Pero no fue el único país al que consideró estratégico Zapatero en su paso por la presidencia española. Porque con China llegó sólo un año más tarde la prueba de su amor por las dictaduras comunistas.
Es verdad que en los últimos meses la labor de Zapatero ha sido más visible con la preparación del último viaje de Pedro Sánchez, la realización de un viaje previo a Pekín del expresidente socialista —en concreto, en julio—, o la participación en la Octava Cumbre Mundial de Grupos de Reflexión. Pero lo cierto es que el plan de Zapatero de acercamiento a China lleva dos décadas macerando.
Y es que fue en noviembre de 2005 cuando José Luis Rodríguez Zapatero y Hu Jintao firmaron toda una larga serie de acuerdos en materia "comercial, cultural" y hasta "humana". "Humana", viniendo de una dictadura comunista.
Aaquellos acuerdos fueron calificados por el Gobierno socialista de la época como todo un "hito" en las relaciones bilaterales. Hasta el punto de que Zapatero no dudó en anunciar aquello como el inicio de una gran amistar entre dos "socios privilegiados".
En una entrevista en la Moncloa, incluida como parte de los festejos del evento y parte de la visita oficial del mandatario chino a España, Zapatero y Hu dejaron clara la "firme voluntad" de intensificar las relaciones entre empresas de ambos países y destacaron los contratos firmados por empresas españolas por un importe cercano a los 900 millones de euros. 900 millones de euros para una economía como la china que cuenta con un PIB anual reconocido de más de 16 billones de euros. Claramente "estratégico" y todo un "hito".
Entre los acuerdos alcanzados se incluyó un acuerdo para favorecer la venta de cítricos españoles en China —660 millones de euros en diez años, según los cálculos de Moncloa—.
España y China también firmaron un acuerdo de extradición, de incremento de relaciones culturales a través del Instituto Cervantes y el Centro Cultural Chino en España, y de impulso, cómo no, de la Alianza de Civilizaciones y de los Objetivos del Milenio que tanto gustaban a Zapatero.
Y Zapatero se comprometió a "seguir trabajando" para que la Unión Europea levantase el embargo a la venta de armas a China, todo un acuerdo pacifista, con toda la ironía, usando la más pura terminología de la izquierda.
Y es que lo cierto es que fue ya un acuerdo base para que el socialismo español se convirtiese en la punta de lanza de defensa del gigante comunista en la UE: especialmente en materia de impulso cultural –del comunismo, claro– y de respaldo a los intereses de China –en armas y objetivos del milenio que afectan, por ejemplo, a energía, claro–. Y la prueba más evidente es que empresas estratégicas en materia de defensa españolas –como Indra– pasaban a ampliar su presencia y participación económica en China fruto de ese acuerdo.