La sesión de control al Gobierno en el Congreso se está reconvirtiendo en una fiscalización a Isabel Díaz Ayuso y su pareja. El Gobierno se aferra a un clavo ardiendo para no explicar su propia corrupción y vuelve a utilizar a la presidenta de Madrid para redirigir el foco hacia el PP después de una semana de varapalos judiciales.
En los pasillos del Congreso, la vicepresidenta María Jesús Montero, ha vuelto a avanzar a la prensa que "en los próximos días tendrá acceso a más información, que a todos nos escandalizará", después de que el Tribunal Supremo no apreciara ayer delito por hechos similares.
La ministra de Hacienda avanzó el pasado 12 de marzo, en los pasillos del Senado, una noticia sobre Alberto González Amador horas antes de que se publicara. Este miércoles, Montero ha vuelto a reincidir, adelantando que puedan surgir nuevos datos sobre él, después de que la Ser publique que se habría deducido gastos personales en su declaración de la renta, lo que ha sido también utilizado por varios ministros como arma arrojadiza contra el PP, en respuesta a la catarata de preguntas contra la corrupción que han formulado.
Montero ha pedido la dimisión de Ayuso y ha instado a Feijóo a "dejar de echar paletadas de tierra" y le exija explicaciones al respecto. "Las informaciones que se han dado a conocer hoy son impensable, extravagantes y que no delatan ignorancia". "Cuando uno se deduce gastos de un saxofon o de un rólex o de un viaje, es evidente que sabe que lo que está haciendo no es correcto", ha dicho la ministra de Hacienda, llegando a preguntarse "de qué manera Ayuso se ha beneficiado de esa vivienda, de esas ventajas, o de determinados viajes".
Tras el revuelo, fuentes próximas a la vicepresidente han querido matizar que se trataba de una "premonición" y que se expresó mal. Incluso han añadido que le ha faltado la coletilla de "seguramente se sabrá más" aunque lo cierto es que Montero sólo auguró que "en los próximos días tendrá acceso a más información".
Los ataques a Ayuso se producen a sólo 24 horas de que la presidenta de Madrid pudiera haber sido recibida en Moncloa por Pedro Sánchez. Invitación que ya declinó, precisamente, por los insultos permanentes que le lanza el presidente, y que se acentuaron en los días previos a la convocatoria para forzar su rechazo a acudir con ánimo de centrar el foco en el PP, en lugar de la corrupción que le acecha.