
Como si de unos buenos propósitos de Año Nuevo se tratara, el Gobierno de Pedro Sánchez prevé aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2025 en el primer trimestre del año. Un vaticinio que hace pese a reconocer la frágil aritmética parlamentaria y los cada vez más exigentes socios de investidura, lo que hace que no tenga sus apoyos garantizados.
La carrera de obstáculos que tiene el Gobierno de coalición por delante es larga ya que algunas de las peticiones de los partidos de la mayoría de investidura de Sánchez son contradictorias como por ejemplo el gravamen a las empresas energéticas. Cada formación política con representación en el hemiciclo pone en valor sus diputados con lo que los órdagos y amenazas se prolongarán durante estas negociaciones presupuestarias. Igualmente, Sumar, el socio minoritario del Gobierno pide su cuota de participación en la elaboración de las Cuentas Públicas.
El Gobierno reclama voluntad, mientras Junts avanza que se prolongarán las Cuentas Públicas actuales. Para agilizar el diálogo, Pedro Sánchez ya se mostró dispuesto en su balance del año a reunirse con el fugado Carles Puigdemont fuera de España. Una cita que la Ejecutiva del PSOE ha enmarcado en la "normalidad democrática". Junts insiste en recordar a Pedro Sánchez que gobierna en minoría y que sus apoyos estarán condicionados a los cumplimientos de los acuerdos.
Una petición que también reclaman en Podemos, cuyos cuatro diputados también son indispensables. Los morados no cesan en incluir exigencias para sentarse a negociar los Presupuestos Generales del Estado. Su voto favorable vendría condicionado a que el Gobierno haga permanente el impuesto a las empresas energéticas, aplique por Real Decreto Ley la bajada de un 40% los alquileres y que España rompa relaciones con Israel.
Ambos partidos tienen la intención de mantenerse firmes en sus amenazas, mientras el Gobierno muestra un optimismo moderado ante la falta de apoyos. Una nueva prórroga de los Presupuestos supondría una notoria derrota parlamentaria para el Gobierno de Pedro Sánchez siendo el segundo año consecutivo con las mismas Cuentas Públicas. Una circunstancia contra la que arremetía Sánchez cuando estaba en la oposición del gobierno de Mariano Rajoy al que exigía presupuestos o elecciones anticipadas.