
El Partido Popular rechaza de plano la "amenaza" lanzada por Santiago Abascal, cuando dijo ayer desde Murcia que Vox sólo aprobará los presupuestos de Murcia y Aragón si los de Alberto Núñez Feijóo rompen todos sus acuerdos y alianzas con el Partido Socialista en Europa, con el que gobierna la presidenta del PPE, Úrsula Von der Leyen. "Nuestros socios en la UE están claros, nuestra posición en cada materia, también", ha dicho el portavoz, Borja Sémper, rechazando de plano esta advertencia.
Preguntado en rueda de prensa en varias ocasiones por la relación del PP con Vox, después de un fin de semana marcado por la Cumbre de "Patriotas por Europa" que ha tenido lugar en Madrid, y que ha contado con la presencia de líderes tan dispares como Marine Le Pen, Matteo Salvini o Viktor Orban, el portavoz del PP ha lamentado que Vox "nos insulte como hace el PSOE". "Ya estamos acostumbrados", ha dicho, advirtiendo de que "por mucho que griten, nosotros estamos centrados en ofrecer una alternativa a este mal Gobierno".
"Nosotros formamos parte de un grupo en el Parlamento europeo en el que no están Orban o Trump, tenemos claros cuáles son nuestros socios", reiteraba Sémper, acusando al Ejecutivo de Sánchez de "querer dar voz al acto de Vox". "La posición de Feijóo es la que ha tenido siempre: defender los intereses de España", ha dicho, sin querer pronunciarse sobre la amenaza de uno de los aliados del partido de Abascal, el presidente de EEUU, Donald Trump, de imponer aranceles a Europa, aunque ha invitado a "la calma".
Fuentes del PP rechazan esta medida y defienden el libre mercado, especialmente a nivel internacional, ironizando con las contradicciones que implica para Vox presentarse como defensor de los intereses de los agricultores en España, al tiempo que tienen de aliado a Trump, cuyas medidas pueden perjudicar especialmente a este sector en España.
Vox ya condicionó su permanencia en los gobiernos autonómicos del PP al rechazo para acoger menores extranjeros, lo que no fue admitido por los de Feijóo que calificaron la amenaza de "chantaje". La decisión de romper acabó sorprendiendo incluso a dirigentes del partido de Abascal, que lo interpretaron como una excusa para alejarse de los populares. Una estrategia similar a la utilizada ahora para condicionar las cuentas autonómicas en dos regiones, después de tumbar los presupuestos de Extremadura o Castilla y León.