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Los extractos más demoledores de la sentencia que quita definitivamente a Juana Rivas la custodia de su hijo

La Justicia italiana la tacha de "manipuladora" y ordena la entrega inmediata del pequeño Daniel a Francesco Arcuri.

La Justicia italiana la tacha de "manipuladora" y ordena la entrega inmediata del pequeño Daniel a Francesco Arcuri.
Juana Rivas, en una imagen de archivo. | Europa Press

En plena batalla de Juana Rivas para evitar devolver a su hijo pequeño al padre, la Corte de Apelación de Cagliari acaba de confirmar su decisión de entregar la custodia en "exclusiva" al propio Francesco Arcuri, ordenando la inmediata restitución del menor a Italia. El tribunal justifica su determinación en una demoledora sentencia de 88 folios, en la que, tras seguir el caso durante años, concluye que él es "el único progenitor con capacidad para cuidarle" y que, por el contrario, Rivas "se ha revelado del todo inadecuada" para hacerlo.

Los jueces descartan así cualquier posible atisbo de maltrato y denuncian una narración de Rivas "a veces contradictoria, a veces sin sentido lógico y a veces inverosímil", acusándola de haber intentado reiteradamente "exagerar, alterar e instrumentalizar los hechos ocurridos en la vida de los chicos con el fin de obtener su custodia exclusiva, sin siquiera tener reparos en involucrar a estos últimos en su obra de exacerbación del conflicto".

En esta línea, recuerdan que ya desde hace años los psicólogos que han hecho el seguimiento del caso en Italia han venido alertando de que Rivas "muestra un funcionamiento psíquico gravemente patológico, asociado a una desorganización del pensamiento: en la narración, pierde los nexos lógicos y temporales, manifiesta una labilidad emocional importante y un examen de realidad deficiente".

Además, consideran más que probable que vuelva a reincidir en sus actitudes "sin remordimientos", por lo que insisten en que el régimen de visitas al pequeño Daniel se ejerza exclusivamente en Cerdeña, "de manera que se evite que la misma pueda nuevamente retener indebidamente al hijo con la excusa de nuevos maltratos por parte del padre". De hecho, tal y como subraya la sentencia, "sin preocuparse por las disposiciones del Juez y, sobre todo, por las necesidades y los sentimientos del menor, ha retenido ilegalmente en España a Daniel" desde el pasado 22 de diciembre bajo la exusa, una vez más, de un supuesto maltrato. "Las declaraciones del niño, sin embargo, son evidentemente fruto de la actividad manipuladora de la madre", concluyen los jueces.

El fallo de la Corte de Apelación de Cagliari se suma así a todos los archivos que Rivas ha cosechado en España en los últimos dos meses, donde, sin embargo, su defensa ya está movilizando de nuevo a la izquierda para tratar de volver a politizar un conflicto que, tal y como demuestran pormenorizadamente los jueces en la sentencia a la que ha tenido acceso íntegramente Libertad Digital, es totalmente artificial.

Rivas vs. Arcuri

En primer lugar, los magistrados denuncian "la clara intención de la madre de privar al niño de la figura paterna, pintada como un maltratador (primero de ella misma y luego de los hijos), sin pruebas concretas, utilizando los medios de comunicación para enfatizar, por un lado, la conducta del otro progenitor y, por otro, su propio malestar e involucrando también al otro hijo, que acaba de alcanzar la mayoría de edad y convive con ella". Frente a esta actitud, constatan que, sin embargo, "Arcuri no ha demonizado nunca la figura materna ante el hijo, mostrando incluso disponibilidad y apertura, a pesar de los antecedentes, para mantener contactos y frecuencias de Daniel con la madre".

"Francesco Arcuri no ha mantenido una conducta habitual o reiterada violenta y vejatoria ni ha pretendido prevalecer o humillar a los hijos, sino que, al contrario, como se ha observado anteriormente, ha tratado con sus fuerzas y con sus medios de cuidar, asistir y educar a Gabriel y Daniel (…). Juana Rivas, al contrario, se ha revelado del todo inadecuada para cuidarle. Los hechos ocurridos, de hecho, muestran claramente que Rivas está perseverando activamente en la instrumentalización de los hijos dentro del conflicto con Arcuri, demostrando así no solo no querer encontrar ningún punto de encuentro que haga posible una mínima compartición de la parentalidad, sino, sobre todo, no tener ninguna consideración y respeto por las necesidades, los sentimientos y los deseos de Daniel".

En esta línea, los jueces no solo recuerdan cómo el propio Daniel ha manifestado en más de una ocasión cómo su madre ha tratado de manipularle para acusar en falso a Francesco Arcuri, sino que hacen hincapié en que el pasado mes de diciembre, ante esta misma corte de apelación, el pequeño mostró "claramente un sincero y fuerte apego a la vida que, hasta el 22 de diciembre de 2024, llevaba con su padre en Carloforte".

Con todo, la Justicia italiana insiste en que, después de ocho años, todas las acusaciones de Rivas "han quedado sin demostrar" y "los maltratos de los que la misma afirma haber sido víctima y, más en general, las situaciones intolerables y de peligro para el menor alegadas por ella parecen más bien fruto de su voluntad de oscurecer la figura paterna ante los hijos y de asegurarse la posesión exclusiva de los mismos". Es más, advierte de que el hecho de que solo denunciara una vez iniciado el secuestro de sus hijos en España "induce a considerar altamente probable que Rivas haya acusado a su excompañero de haberla maltratado solo con el fin de justificar su conducta y al mismo tiempo de poder obtener la custodia de los hijos".

En defensa de Arcuri

Respecto al padre, los jueces entienden que "Francesco Arcuri, en algunas situaciones, habrá sido rudo, a veces quizás amargado por el fracaso de su relación con Rivas y seguramente exasperado por el comportamiento opositor y provocador del hijo Gabriel —su hijo mayor—, pero no ha resultado ser una persona que se ha hecho autora de maltratos psico-físicos en perjuicio de la compañera o de los hijos".

A este respecto, los magistrados recuerdan los innumerables profesionales que han avalado dicha percepción. Para empezar, los Servicios Sociales de Carloforte y la pediatra elegida libremente por ambos progenitores, quien declaró en el juicio que los menores siempre están "muy limpios", "comen bien", están "cuidados" y que el padre "es muy atento" a su salud y a su alimentación.

En la misma línea se pronunció también la profesora de su hijo mayor, que incluso llegó a asegurar que cuando todavía vivían juntos en Italia ni siquiera había conocido a Juana Rivas porque el menor era acompañado a la escuela siempre por el padre", porque "fue el padre quien gestionó la inserción escolar del niño" y porque era Arcuri el que "participaba en todas las actividades propuestas por la escuela, incluidas las excursiones escolares".

Hasta los propios Carabinieri subrayaron que Arcuri "resulta de conducta moral y civil normal, en público goza de buena estima y reputación, y no se tienen elementos sobre conductas perjudiciales en perjuicio del menor a él confiado; al contrario, resulta cuidado de manera adecuada". Es más, la policía llegó a interrogar a sus vecinos, que declararon "no haber notado nada extraño ni haber escuchado nunca al señor Arcuri gritar o alterarse".

La relación con su hijo Gabriel

Particularmente reveladores son los extractos dedicados a la relación con su hijo Gabriel, quien voluntariamente habría decidido vivir con su madre tras cumplir la mayoría de edad, siendo utilizado por su defensa y por la izquierda política y mediática para azuzar las supuestas acusaciones de maltrato. Según los jueces, sin embargo, su actitud sería fruto de una situación en la que, "atrapado en un conflicto de lealtad, en un estado de confusión y desorientación, se ha alineado abiertamente con la figura materna, dejándose involucrar por esta última en el intento de exagerar, alterar e instrumentalizar los hechos".

A su juicio, sin embargo, lo único que ha hecho es enfrentarse a quien en plena adolescencia parecía ponerle más límites y alinearse con la parte que considera más "frágil", en este caso, Juana Rivas. "La relación de Gabriel con la madre ha aparecido patológica en cuanto carece de reciprocidad y se basa en el control y en el deseo de complacerla", concluyen los jueces, que aseguran que dicha relación está "basada en una simbiosis, patológica y regresiva, que probablemente responde a necesidades afectivas del niño nunca correspondidas en la relación previa con la madre".

De hecho, advierten de que "Gabriel muestra un vínculo fusional con la madre, centrado en la búsqueda de un contacto físico constante, obsoleto para la edad del menor, que debería, en cambio, iniciar un proceso de diferenciación de la figura materna para autonomizarse". Además, la sentencia hace hincapié en que, tal y como ya en 2018 concluyó la psicóloga encargada del caso en Italia, "las declaraciones realizadas por Gabriel en relación a la agresividad ejercida por el padre hacia él parecerían estar más relacionadas con un conflicto parental que con una experiencia real del menor".

"He dicho mentiras sobre papá"

Respecto al pequeño Daniel, los jueces alertan de cómo esto también le habría afectado, puesto que "también el hermano mayor había presionado para que contara haber sufrido malos tratos por parte del padre". No en vano, él mismo ha reconocido haber sido manipulado en varias ocasiones por él y por su madre. Así, por ejemplo, la sentencia recuerda que, en 2022, Daniel le contó a la psicóloga que desde hacía unos cuatro años el padre lo maltrataba, con una frecuencia de unas cinco veces por semana: "Me lanza, me hace caer por las escaleras y me golpea". La educadora del Servicio Educativo Territorial de Carloforte, sin embargo, aseguró después que el menor habría cambiado su versión de los hechos: "He dicho mentiras sobre papá".

Ese mismo año, tras pasar las vacaciones de verano en España con su madre, el propio menor reconoció haber sido víctima de graves manipulaciones. "Mamá es como si me hubiera lavado el cerebro hablándome de papá, diciendo mentiras sobre papá, que papá me golpeaba… No es verdad", aseguró Daniel, quien también señaló a su hermano. "Gabriel decía que si no las decía, mamá iría a la cárcel", llegó a confesar.

Según recoge la sentencia, el menor había continuado refiriéndose a la madre: "Me obligaba a hacer videos, me obligaba a decir que quiero vivir allí... Y yo no quiero vivir allí, yo quiero vivir aquí". Sin embargo, no tenía más remedio que plegarse ante sus amenazas : "Daniel, si no dices esto, no te dejaré ir a Carloforte nunca más". Lo mismo habría sucedido esta Navidad, cuando el pequeño llegó a asegurar en un vídeo presentado en los juzgados que su padre le maltrataba: "Las declaraciones del niño son, evidentemente, fruto de la actividad manipuladora de la madre".

El supuesto acoso en Navidad

Por último, los jueces también aclaran lo sucedido con los mensajes y llamadas que Francesco Arcuri habría realizado a Juana Rivas en los últimos meses y que ésta habría denunciado como acoso. Según los jueces, los mensajes "no parecen en absoluto amenazantes", sino que se limitaban a advertir de las consecuencias a las que la mujer se podría enfrentar si reincidía en su intención de tratar de manipular al pequeño de sus hijos. "Espero que Daniel esta vez pueda pasar buenos momentos con ustedes. Si se manifiestan episodios de maltrato psicológico hacia él, intervendré inmediatamente".

Respecto a las llamadas, "no son más que el intento de Arcuri de ponerse en contacto telefónico con el hijo", entienden los magistrados, quienes, además, denuncian que Rivas no respondiera nunca, impidiendo que Daniel hable con su padre desde el pasado 22 de diciembre, lo que contraviene lo dispuesto por la propia Corte de Apelación de Cagliari, que "había dispuesto que la señora Juana Rivas Gómez asegurara el mantenimiento de contactos telefónicos diarios de Daniel con el padre y actualizara cada dos días" su situación a los profesionales que seguían su caso en Italia.

Lejos de ceñirse a lo establecido, la ya condenada por secuestrar a sus hijos ha trazado una nueva estrategia para retener de nuevo al menor en España, garantizándose el apoyo de la izquierda, recurriendo de nuevo a la politización del caso. La demoledora sentencia que nos ocupa, sin embargo, desmontaría punto por punto este nuevo intento de manipulación por parte de una mujer a la que los psicólogos, como ahora recuerda la Justicia italiana, describen con un "funcionamiento psíquico gravemente patológico".

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