
La alineación de Vox con la Administración Trump coloca al partido de Santiago Abascal en una posición incómoda tras la decisión del presidente estadounidense de abandonar al pueblo ucraniano y negociar directamente con Rusia sobre su futuro. La situación se agrava aún más con la llegada de Abascal a Washington este jueves, donde intervendrá en la Conferencia Política de Acción Conservadora.
En Vox han negado que Trump tenga la intención de apartar a Ucrania de las conversaciones de paz, y consideran dentro de la normalidad diplomática la reunión que los jefes de la diplomacia de Estados Unidos y Rusia, Marco Rubio y Serguéi Lavrov, mantuvieron este martes en Arabia Saudí. Además, han calificado a Trump como un "buen pacificador", tal como lo describió el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, en rueda de prensa, antes de que el presidente estadounidense llamara "dictador" a su homólogo ucraniano y le advirtiera que "o se mueve rápido o se queda sin país". Estas palabras, sin embargo, han sido fuertemente criticadas por los eurodiputados de Vox, Hermann Tertsch y Juan Carlos Girauta, quienes, en lugar de alinearse con la postura oficial del partido, han optado por señalar a Putin como "dictador", subrayando la creciente divergencia interna dentro de Vox sobre cómo abordar la situación internacional.
Estas declaraciones de Trump sitúan a Vox en una posición comprometida, reflejando una creciente disonancia interna, justo antes de que Fúster calificara de "absurdo" que alguien intente poner fin a la guerra sin contar con Ucrania, respaldando la intervención de Trump en el conflicto. La intervención de Abascal, en un momento en el que Estados Unidos parece acercarse a una rendición frente a Rusia, refuerza su apoyo a la política exterior de Trump, a pesar de las implicaciones que esto tiene para el país agredido. Sin embargo, desde Vox mantienen no ser prorruso y defender la soberanía de Ucrania, generando una evidente contradicción entre su discurso y sus alianzas políticas.
Su decisión de unirse a Patriotas por Europa y abandonar el grupo ECR (Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos) de la italiana Giorgia Meloni ya evidenció un viraje significativo en la orientación del partido dejando a un lado sus principios y valores fundacionales reflejando su preferencia por estrechar lazos con líderes europeos que han mostrado posturas favorables con el régimen ruso como el húngaro Viktor Orbán o la francesa Marine Le Pen, regados con dinero ruso.
Desde hace varios meses, Vox ha depositado gran parte de su futuro en las alianzas internacionales, considerándolas clave para el rumbo del partido. Santiago Abascal ha intensificado sus esfuerzos por fortalecer la relación con el presidente de Argentina, Javier Milei, el húngaro Viktor Órban y el presidente estadounidense, Donald Trump, especialmente tras su reciente toma de posesión, evento en el que Abascal fue el único político español invitado.
Hace precisamente un año de la comentada fotografía de Abascal junto a Donald Trump posando con el pulgar hacia arriba en el marco de la pasada cumbre celebrada en Washington . Ahora, en Vox consideran improbable repetir esa imagen, especialmente tras el regreso de Trump a la presidencia. De hacerlo, aseguran que sería un reflejo de la deriva que está tomando el partido en política exterior.